Se ha hecho adulta ante nuestros ojos una persona que, descubierta por el rapero y magnate Jay-Z, empezó haciendo dancehall en ‘Pon de Replay’, y que llega a la treintena cuando este estilo, y en general los ritmos caribeños y tropicales, no podrían estar más de moda en todo el mundo. No puede pasarse por alto la influencia que ha ejercido Rihanna en el pop desde su aparición en 2005, y a eso ha contribuido enormemente su carismática voz, que tantas imitaciones ha producido en los últimos años, y también su adorable personalidad, que frente a la artificialidad del modelo de estrella del pop distante, ha destacado por su naturalidad y humildad, en definitiva, por su humanidad, regalando al mundo momentos tan vulnerables en sus peores momentos como llenos de actitud y “swag” en los mejores, perfilando en el camino un icono en el que buscan reflejarse tanto mujeres como hombres, tornándose universal.
En lo musical, sobre todo ha sido la versatilidad de Rihanna para adaptarse a cada sonido que requería el momento la que le ha llevado donde está. Se puede trazar una cronología de la historia del pop de los últimos 10-11-12 años y en todos ellos habría al menos una canción de Rihanna, muchos de ellos grandes éxitos recordados a día de hoy, como ‘Umbrella’, ‘Only Girl (In the World)’, ‘Diamonds’, ‘Stay’ o ‘Work’, solo por mencionar unos pocos. Rihanna ha hecho “cool” todo lo que ha tocado, incluso a Calvin Harris (‘This is What You Came For’) y a Carlos Santana (‘Wild Thoughts’) y en su camino de representar el sonido de moda en cada época, ha dignificado el mainstream como pocas personas han conseguido en la historia del pop, mucho menos antes de cumplir 30 años.
Por supuesto, Rihanna también ha tomado “malas decisiones” en su carrera: cuesta mucho, por no decir que es tarea imposible, atribuirle un disco perfecto, ya que en cada uno de ellos suele haber varias canciones muy cuestionables. Le perdonamos su primer disco porque estaba empezando, pero el nivel de ‘Good Girl Gone Bad‘ ni de lejos replicaba el de su single principal, ‘Talk That Talk‘ tenía más relleno que un pavo en Acción de Gracias y ‘Unapologetic‘ era un batiburrillo de estilos muy confuso. Pero quizá lo mejor de todo es que Rihanna tiene toda la vida por delante para resolver esos problemas y regalarnos el mejor disco de su carrera, dándose la circunstancia además que ella, a diferencia de otros y otras, también tiene los hits.
Tampoco ‘ANTI‘ era una obra perfecta, pero sí se ha convertido en el primer disco de Rihanna en el que la barbadense ha conseguido cierto halo de artista seria, gracias a la influencia de ‘Work’ y ‘Needed Me’ pero también a su producción experimental y oscura. Dice mucho de este disco que ‘Consideration’ acabe de romper el récord de más canciones en la lista dance de Billboard, dos años después de la publicación del disco y cuando su “featuring”, SZA, ya es toda una estrella por cuenta propia. Pero este éxito es muy representativo de Rihanna, una artista simplemente infatigable. Como dice el refrán en Internet, no hay más que hacer, “that Rihanna reign just won’t let up”.