Básicamente porque Sade, que recordemos es un grupo y no una solista –aunque toman el nombre y la imagen de su archiconocida vocalista Sade Adu–, ha resistido el paso del tiempo increíblemente bien desde que emergieran en los primeros 80 y, básicamente, han ayudado a que el R&B y el soul de nuestros días sea hoy lo que es. Dudamos que artistas como D’Angelo, Erykah Badu, Solange o Corinne Bailey Rae hubieran sido lo que son sin el proyecto de Adu, Paul S. Denman, Andrew Hale y Stuart Matthewman.
Por eso, es necesario reivindicar su legado a través de apenas 6 momentos de su exitosa discografía –no es baladí que, además de su elegancia e influencia, se estima que Sade vendieron unos 50 millones de álbumes en todo el mundo– que, ojalá, se extienda después de este comeback en principio circunstancial. Duvernay soñó y se hizo realidad. ¿Por qué no íbamos a hacerlo nosotros?
Sade, de padre nigeriano y madre británica, nació en Ibadán en 1959, pero siendo aún una niña su familia se marchó a vivir al norte de Londres. Allí estudió diseño de moda, pero muy joven demostró su portentosa voz en el grupo Pride. El interés de las discográficas la llevó a formar su propio grupo y publicar en 1984 ‘Diamond Life’, que fue número 2 en el top británico –vendió unos 6 millones de copias– y se llevó el premio Brit al Álbum del año. Un disco magnífico, heredero del northern soul pero asentado en su tiempo, que además de temas eternos como ‘Your Love Is King’ o ‘When Am I Going To Make A Living’ incluía una de las canciones icónicas de los 80, la seductora ‘Smooth Operator’, que obtuvo un éxito global. Su protagonista masculino está lejos de un ideal romántico y, más bien, se deduce que detrás de ese seductor hay un hombre que usa a las mujeres para su provecho. Un proxeneta, vaya.
‘Promise’, el segundo disco de Sade, certificó su ascenso a lo más alto, logrando ser número 1 tanto en RU como en EEUU. Lo hizo aupada por ‘The Sweetest Taboo’, un nuevo hit mundial que, esta vez sí, es una canción de contenido sexual y romántico, en sintonía con las quiet storms de los 70 –emisoras que emitían soul lento con propósito sexy–. De hecho, ese concepto, “quiet storm”, abre el segundo verso como una metáfora de intimidad entre dos amantes. Un ejemplo de su influencia está en ‘Say Something Loving’ de The xx
, cuya outro parece repetir como un eco los “don’t let it slip away”.Después de que Adu debutara en el cine junto a David Bowie y Patsy Kensit en ‘Absolute Beginners’, el grupo se empleó en el tercer largo, ‘Stronger Than Pride’ (1988), que una vez más se convirtió en un éxito absoluto –fue triple platino en Estados Unidos, por ejemplo–. Su single más notable fue ‘Paradise’, otro tema convertido en icono de aquel momento con el paso de los años. Esta vez, estamos ante un tema más bailable que sus temas más conocidos, aunque derrochando igualmente calidez y elegancia, en este caso para hablar de una relación como un paraíso. Aunque su vídeo, de iconografía mexicana a lo ‘La Isla Bonita’, aludía a un amor materno-filial.
Tras su primer gran descanso entre álbumes, en 1992 llegó ‘Love Deluxe’. El auge del rock alternativo de aquellos tiempos no supuso la más mínima merma en el éxito de Sade, ni tampoco en su calidad. Más sofisticados y minimalistas que nunca, el grupo dejó paso a ciertos efluvios jamaicanos y a bases más electrónicas que sintonizaban con propuestas más novedosas entonces como la de Neneh Cherry, por ejemplo. Su single principal, la balada de desamor ‘No Ordinary Love’, emuló a sus anteriores obras y su formidable repercusión comercial impulsó las ventas del álbum y lo abrió a otros públicos. Su vídeo, que mostraba a Sade como una sirena, es uno de los más recordados de su carrera.
Tras ocho años de retiro, Sade volvían con el cambio de siglo con ‘Lovers Rock’ (2000), un disco en el que volvían a exhibir su pureza soul aderezada con una mayor influencia del dub y el reggae romántico, lo que en la cultura jamaicana se llama precisamente “lovers rock”. De manera inesperada, entregaban una de sus obras cumbre, y no olvidaban volver a situar otro de sus singles en lo alto de las listas. En este caso, la balada de amor más evidente y clásica del disco, ‘By Your Side’. Su simbólico videoclip trataba de representar cómo Adu veía su vida, “un bello y misterioso sueño”. La exitosa gira de este álbum quedó plasmada en un igualmente celebrado disco en directo, ‘Lovers Live’.
Superándose a sí mismos en lo que a hiatos se refiere, esta vez el grupo británico requirió de toda una década para volver. Pero su capacidad de impacto no se resintió lo más mínimo y ‘Soldier of Love’ logró la hazaña de volverles a llevar hasta el número 1 de la lista de álbumes en USA. Esta vez fue la canción que le da nombre, con sus singulares arreglos de guitarra eléctrica y su ritmo marcial, la que aupó el disco –el único que Sade han publicado desde que existe nuestra web, aunque en su crítica no salió excesivamente bien parado–. Curiosamente, parte del álbum fue grabado en San Pedro de Alcántara, imaginamos que aprovechando unas vacaciones en la costa malagueña.