Discos

Blood Orange / Negro Swan

En los últimos años hemos atendido a la publicación de numerosos discos que han buscado reflejar la dura realidad que vive la comunidad afroamericana en Estados Unidos, como ‘Lemonade‘ de Beyoncé, ‘DAMN.‘ de Kendrick Lamar o ‘A Seat at the Table‘ de Solange. También en 2016, Blood Orange contribuyó su grano de arena a este momento en la cultura americana con un disco estupendo como ‘Freetown Sound’ que contenía al menos dos de las mejores canciones de su carrera, ‘Best to You’ con Empress Of y ‘Augustine’.

El nuevo disco de Dev Hynes, ‘Negro Swan’, de emotivo título por todo lo que conlleva, busca profundizar más todavía que ‘Freetown Sound’ en la experiencia negra, concretamente en lo que él llama “depresión negra”, indagando en las “ansiedades de la gente queer y de color” así como en su propia infancia y en los “traumas modernos“ que sufren estas dos comunidades en Estados Unidos. Lo hace a través de unas canciones que en ocasiones desprenden un aroma muy jazz, conteniendo saxófonos por ejemplo los singles ‘Charcoal Baby’ y ‘Jewelry’ o el interludio ‘Family’, y en otros más góspel (‘Holy Will’). Sin embargo, en la mayoría de los casos las nuevas canciones de Blood Orange mantienen la estética retro ochentera minimalista que ha hecho popular a Devonté Hynes, desarrollando en otras pistas influencias como el funk, que campa a sus anchas en la emocionante ‘Orlando’ que abre el álbum (grande la frase “mi primer beso fue al suelo”), o el neo-soul dosmilero, que la voz de Georgia Anne Muldrow convierte en ‘Runnin’ en una experiencia religiosa.

Dice Hynes que la “esperanza” es el hilo que hilvana todas las canciones del ‘Negro Swan’ y precisamente ‘Hope’ se llama una de las mejores canciones del disco, un tierno R&B protagonizado por un dialogo romántico entre Tei Shi y el rapero Puff Daddy, quien, según cuenta Blood Orange, consiguió su número aunque no sabe cómo. Diddy relata al final de la canción su deseo de querer ser amado y no poder aceptar ese amor, un sentimiento que humaniza al músico que más dinero ganó en 2017. Es curioso que la canción estrella de ‘Negro Swan’ , ‘Charcoal Baby’, refleje un sentimiento tan opuesto en frases como “nadie quiere ser el cisne negro, eso puede romperte a veces”, porque de su composición parece nacer una buena parte de canciones del álbum, sobre todo la idea de ese envolvente riff de teclado que, como de la nada, despega y se corta a mitad de camino en el estribillo; una idea presente también en ‘Orlando’, ‘Chewing Gum’ o ‘Runnin’, en todos los casos logrando efectos muy evocadores.

No hay en ‘Negro Swan’, de primeras, demasiados singles históricos como ‘You’re Not Good Enough’ o ‘Best to You’, aunque ‘Charcoal Baby’ sería sin duda uno de ellos. Pese a colaboraciones de Diddy y A$AP Rocky, quien protagoniza uno de los momentos más memorables -y extrañamente emotivos- del disco gracias a su “mumble rap” en ‘Chewing Gum’, Blood Orange ha publicado menos singles esta vez en busca de una obra más fluida, que a menudo toma forma de ensayo de la mano de la escritora y activista transexual Janet Mock, quien recita varios pasajes a lo largo del álbum dedicados a la “familia” (precioso su texto sobre esa familia escogida que no se limita a la biología) o a las inseguridades que aprendió de pequeña (‘Dagenham Dream’). Sin embargo, se echa de menos en ‘Negro Swan’ que ese análisis sobre la “depresión negra” se traduzca, por parte de Dev Hynes, en canciones más carismáticas y letras más claras sobre esos temas que le preocupan. Blood Orange suena abatido cuando, en ‘Chewing Gum’, canta “ya lo hemos visto todo, y estamos cansados, ¿qué más quieres de mí?”, pero ese es el tipo de reflexiones vagas que prima en el disco, y ese cansancio se percibe también en unas composiciones que suenan a medio cocer, como ‘Saint’ (donde hay escondido un gran single pop que el presente tema no es); la sentimental ‘Dagenham Dream’, con un punto turbio que recuerda a Ariel Pink, y que podía haber ido más allá, ese experimento bossa que es ‘Minetta Creek’ o ese experimento acústico, con un “guitar droning” que parece de Animal Collective, que es ‘Smoke’.

Como esos sintetizadores que despegan como cohetes en varios puntos de ‘Negro Swan’, muchas canciones del nuevo álbum de Blood Orange parecen querer ir más allá pero no poder. Y es una pena porque, si hubieran ido más allá, habrían encontrado formas tan brillantes como la que toma ese ‘Charcoal Baby’, uno de los mejores singles del año. Evidentemente va a ser importante este año y los siguientes sentarse a escuchar lo que este disco tiene que decir, pero en términos generales, Blood Orange no ha encontrado, esta vez, las canciones más impactantes para contárnoslo.

Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘Orlando’, ‘Charcoal Baby’, ‘Chewing Gum’, ‘Runnin’, ‘Hope’
Te gustará si te gusta: Solange, Twin Shadow, Kelela, Janelle Monáe
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: blood orange