Alejandro siempre ha sido de disco largo. «10 canciones lo veo un poco rácano, ¿para qué nos vamos a guardar algunas? ¿Para el mercado japonés?”, bromeó una vez, y aquí se extiende hasta los 65 minutos, quizá sin demasiada justificación, si bien sin recurrir a ninguna de las pistas que desveló el año pasado. El tipo de melodías, los acordes, los arreglos y las letras siguen siendo 200% Klaus&Kinski, quizá ahora con un mayor predominio del kraut, los teclados y la sensación de banda sonora, bastante cerca en inspiración de la ya célebre música de ‘Stranger Things‘ (como muestra el principio del disco), que a su vez referenciaba el synth-pop de los 80 y un poquito la electrónica de los 70, de Kraftwerk a Neu!
Pero no por ello Alexanderplatz ha renunciado a lo clásico y folclórico, como se vislumbra en ‘El puño en el corazón’ o en ‘La piedra y el cráneo’, la primera apelando a alguien que canta «versiones antiguas de temas modernos» y la segunda a la «virgen que van a sacar en la procesión de la decepción». Hay momentos muy pop como ‘Sí, pero no’, con su principio a lo Strokes, ese inicio tan Planetas de ‘La verdad está sobrevalorada’ y esa ‘Sultana’ que parece tanto inspirada en el synth-pop de OMD o The Cure como una respuesta a ‘Guerrera’ de Dellafuente. Al final la idea de que la siguiente canción puede ser de cualquier estilo permanece.
También hay variedad en los temas, y ahí está el añoro de una «izquierda verdadera» de ‘El puño en el corazón’, pero lo más llamativo es la adopción de un personaje abiertamente patético y llorica por parte de Alejandro, que hace pensar que el título del disco, ‘Muera usted mañana’, a diferencia de lo que sucedía con ‘Tierra, trágalos
‘, se dirige a sí mismo. «Cojo sitio para mi lapidación» y “si se viene a sufrir no querría yo arruinar la diversión” son frases de ‘La piedra y el cráneo’. “Lo que me ronda la cabeza no se puede contar porque me da mucha vergüenza y no lo sé explicar” es otra de ‘Sí, pero no’. ‘Homenaje’ es una canción de devoción absoluta («Por ti se disparan salvas en los cuarteles de la Legión / porque te mereces eso y mucho más»). ‘El crimen’ es una tremebunda canción que parece hablar de una ejecución. Uno de los instrumentales se llama ‘Noche toledana’. El single ‘Odio el siglo XXI (bueno, y el siglo XX también)’ lo dice todo con su título pero además concluye «qué pereza, qué pereza»; y la que es la canción central en la secuencia, ‘Dios ahoga aunque no apriete’, es una reivindicación del patetismo. Una canción que pasa de la «dignidad», que grita «viva el fracaso», que opina que «un poco de orgullo» no va a solucionar nada y que construye un estribillo a partir de la frase «si me vas a juzgar yo ya sé que doy lástima / es lo que hay, ay, ay, ay…»Es una propuesta arriesgada, al margen de la comercialidad y el sentir de los tiempos que corren, como también lo está su voz, pero sigue siendo una propuesta única tanto por lo ecléctico de lo musical como por ese interesante reciclaje de nuestro idioma que le lleva a escribir sobre «brujas que se untan con sangre de niño» y cosas como «de tanto ir a la fuente sabes que se acaba por romper / agua que no has de beber, ya sabes qué hay después».
Calificación: 7,4/10
Lo mejor: ‘Odio el siglo XXI (bueno, y el XX también)’, ‘Dios ahoga aunque no apriete’, ‘Sí pero no’, ‘Homenaje’
Te gustará si recuerdas: ‘Crucifixión la solución’, ‘Muerte en Plasencia’, ‘Contrato’
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