De manera inesperada, hoy vuelven Los Nikis, 20 años después de su último álbum, ‘Más de lo mismo’. Lo hacen con un EP que, como todo lo que hacen, tiene retranca: se titula ‘Menos de lo mismo’ y, a tenor de ‘Me confunden con un hipster‘ y ‘La madre de Jimena‘, es justo eso. Sólo cuatro canciones, pero con el mismo espíritu punk pop de siempre y las letras ácidas que tanto han marcado a varias generaciones posteriores a la suya, en grupos como Airbag, Los Punsetes o, más recientemente, Carolina Durante.
Así que no podíamos perder la oportunidad de charlar un rato con Joaquín Rodríguez, bajista y compositor principal del grupo. Charlamos con él sobre el objeto y la motivación de sacar ahora este disco corto, de por qué hacerlo en Sonido Muchacho, de su aparición por sorpresa en un concierto de sus compañeros de sello Carolina Durante en el que también estuvo Amaia Romero (obviamente, también le preguntamos por la triunfita), de la herencia que han dejado en el indie, del punto final en lo más álgido de su carrera, la polémica alrededor de ‘El imperio contraataca’, que aún colea, de futuro y, en fin, de todo (o eso esperamos) lo que querías saber sobre Los Nikis.
Estáis a punto de publicar un nuevo EP, 20 años después de vuestro último disco. ¿Cómo surge la idea de volver a grabar y publicar nuevas canciones?
Yo llevaba muchos años sin componer canciones. Había escrito muchas letras para Los Acusicas, pero era Mauro Canut el que se encargaba de escribir la música, porque a mí me costaba mucho trabajo hacer canciones nuevas sin repetirme. Pero el año pasado recibí unas clases de piano, y eso me sirvió para aprender otra manera de componer, que me desbloqueó. Eso me llevó a componer como un animal, y de ahí sacamos 4 canciones para hacer el EP. Pero vamos, aunque la manera de componer cambie, al final el resultado es el mismo de todas las canciones de Los Nikis: canciones tontas y de tres acordes.
¿Y por qué un EP? ¿Ha quedado más material de ese furor compositivo?
Sí, pero a estas alturas ya… Cuando aún tocábamos ya estábamos bastante pasados de rosca, que nos daba todo igual, tener éxito o no. El objetivo final era pasárnoslo bien y ya está. Así que si eso nos pasaba hace 35 años, imagínate ahora. Así que queríamos hacer un EP pero eliminar las partes del proceso que no nos apetecían. Por ejemplo, “¿es divertido grabar un disco?” Pues sí. “¿Grabamos un disco de 12 canciones?” Pues no, porque es un coñazo. “¿Grabamos 2 canciones?” Pues no, porque no sabe a nada. “Pues venga, cuatro”. Ese ha sido el motivo de hacer un EP. Y lo mismo: “¿es un coñazo hacer promo después de sacar el disco?” Pues sí, pero venga, vamos a hacer 3 o 4 cosas, vosotros entre ellas, y algún programa de Radio 3, poco más. Más que nada por quedar bien con Luis [Nde: Fernández, del sello Sonido Muchacho], que se lo ha currado. Porque claro, que te graben un disco y negarte a hacer promo, es hasta de mala educación. (risas) También es un poco cerrar el círculo, porque nosotros empezamos haciendo EPs, y bueno, ahora volvemos a hacer EPs.
¿Y por qué Sonido Muchacho? ¿Cómo empieza vuestra relación con Luis?
Pues a Luis le conocíamos hace mucho por Los Punsetes [Nde: Luis ha tocado el bajo en numerosos grupos del underground madrileño, como Juventud Juché, Cosmen Adelaida o Los Punsetes], por su admiración hacia Ataque de Caspa, que son muy amigos nuestros. A partir de ahí conocimos a todo el grupo, tocamos juntos en Vigo hará 4 años. Y lo de Sonido Muchacho, pues porque todo el mundo nos lo aconsejaba, “tenéis que publicar en el sello de moda”. Y nosotros, como no tenemos personalidad, pues venga, vale… (risas)
Entonces, como me decías, estas canciones son muy nuevas, ¿no? Porque los temas que tratan las letras son bastante vigentes…
Sí, sí, la más antigua tiene un año. Son de hace muy poco. Como te decía, para mí ha sido fundamental descubrir esta forma de componer, que tampoco es que haya descubierto la pólvora: básicamente, me grabo tarareando las melodías que me surgen, a veces lo hago hasta en el coche, con el sonido de fondo de la M-30. (risas) Y cuando llego a casa, ahora me resulta fácil sacar los acordes que van detrás de esa melodía. Antes tenía que hacerlo con la guitarra y ahí me bloqueaba.
¿Y te costó mucho “reunir a la banda”, como se suele decir?
No, no, qué va. Como te digo, mientras sea algo apetecible, ellos encantados. Meterte dos días en un estudio a grabar, es apetecible, pero meterte una semana… me hubieran dicho que no.
«Las poquísimas veces que hemos tocado en estos años ha sido por sorpresa, como teloneros y sin cobrar. (…) A mí esto de Tequila me parece un atraco a mano armada»
Y entiendo que por eso habéis planteado no presentar el disco en directo, porque no es muy apetecible.
Exacto. Para tocar en directo hay que ensayar mucho, y ensayar por obligación, deja de ser apetecible. Además, mi miedo (y hablo en primera persona) es que alguien del público pueda pensar “ya está aquí el enésimo grupo de los 80 que se vuelve a juntar”. Nosotros estamos en las antípodas de eso. Por eso las poquísimas veces que hemos tocado en estos años ha sido por sorpresa, como teloneros y sin cobrar. Por ejemplo, a mí esto último de Tequila [Nde: se refiere a la gira de despedida del grupo] me parece un atraco a mano armada. Nuestra idea es la contraria a eso.
Entiendo que eso engloba a todos esos grupos que siguen tirando de lo que hicieron en los 80.
Sí. A mí, grupos de aquella época que siguen tocando a pesar de ser unos abuelos como nosotros, pero que siguen sacando canciones nuevas, pues ole, me parece muy respetable. Como Fangoria, gente que nunca se ha retirado y que no viven exclusivamente de sus éxitos de 1982. Pero se me vienen a la cabeza como 200 o 300 casos de grupos de aquella época que piensan “estamos aquí aburridos, si nos juntamos, volvemos a tocar las mismas canciones y llenamos el Palacio de los Deportes, pues nos forramos. Y si además grabamos un disco en directo, nos forramos al cuadrado”. Entiendo que es muy tentador, pero… volver a tocar las mismas canciones con 200 años más en el cuerpo y pedir 30 o 40 euros por la entrada, como se ha visto, me huele un poco a estafa. No me parece digno. Por eso nosotros, las veces que hemos tocado, hemos querido dejar muy claro que lo hacíamos gratis. Este EP, por ejemplo, cuesta 6€, de los cuales 3 se los lleva la distribución. Es un precio para no perder dinero, y nos da absolutamente igual vender 1.000 copias que 2.000. Nosotros hacemos este disco por lo mismo que lo hemos hecho siempre: para guardar una copia para nuestros nietos.
«Emilio, el cantante, el otro día me decía que la música no ocupa ni un 1% de su cerebro. Él está a otras cosas»
En este gusanillo de volver a hacer canciones, ¿ha influido un poco el hecho de que grupos de distintas generaciones posteriores a la vuestra os hayan reivindicado como influencia y os hayan puesto en valor?
En mi caso yo creo que sí. En el caso de los demás yo creo que no, porque están bastante desconectados y ni los conocen. El caso más extremo es el de Emilio, el cantante, que el otro día me decía que la música no ocupa ni un 1% de su cerebro. (risas) Él está a otras cosas, no escucha música, que tampoco es obligatorio, no va a conciertos, hace otras que no tienen nada que ver y todo esto le resbala. Sólo conoce a Airbag porque tocamos una vez de teloneros de ellos, na d más. (risas) Pero sí, yo soy consciente de que hay grupos a los que hemos influido, lo tengo presente porque me he metido en “fregaos” de homenajes, hacer fotos en conciertos, producir grupos en el estudio que tengo en casa… Yo sí estoy muy al día de todo.
Pero tú escuchas a grupos de ahora y reconoces “esto tiene una querencia con lo que hacíamos”…
Bueno, sí, pero vamos, tampoco hemos inventado la pólvora. Nosotros hicimos canciones de tres acordes con distorsión de 2 minutos y con letras no muy serias en castellano. Ya está. Era un poco lo que hacían los grupos de entonces, los Ramones o los Undertones. Nuestra única aportación, quizá, fue hacerlo en castellano. Quizá en lo que sí veo que hayamos podido ejercer más influencia a gente de aquí es con las letras, letras que huyen de las canciones de amor y desamor, que es nuestra consigna al escribirlas. Y sí, hay una pequeña escena de grupos así, y yo soy amigo de todos ellos. Y sí, eso te da ganas de componer canciones.
Aparte de ese mundillo de grupos underground, ¿te interesan otros tipos de música que se alejen de eso?
La verdad es que en eso no hemos evolucionado mucho en gustos, y nos sigue gustando lo mismo, sigo yendo al mismo tipo de conciertos. Bueno, a mí siempre me ha gustado el country y el bluegrass, y ahora estoy más metido en eso, pero apenas hay escena en España.
¿Y cómo contactas con Carolina Durante y surge esa idea de subir a ir a tocar un tema con ellos en el club Ochoymedio?
Pues la lianta fue mi hija Patricia, que es muy amiga de Martín, el bajista de Carolina Durante y en un par de telefonazos lo apañó todo. Realmente fue porque ella vio en Instagram que en un concierto en Málaga se había subido Adolfo, el cantante de Airbag, a cantar ‘Diez años en Sing-Sing’. Cuando vio que sabían tocar la canción, enseguida se le ocurrió liarla. (risas)
¿Y cómo fue la experiencia? ¿Qué tal?
Pues muy divertida, porque yo hice mucho el payaso disfrazándome de preso para cantar la canción. Que bueno, no deja de ser un poco patético ver a un burgués de 55 años haciendo eso. (risas) Pero la gracia es que lo hice en secreto, llevé el disfraz en una mochila y cuando salí al escenario, nadie sabía que iba a hacerlo. Por eso ellos casi se equivocaban tocándola, estaban un poco bloqueados, pensando “¿¿qué hace este tío??” Quería darles una sorpresa y que mi hija pasara vergüenza ajena, sobre todo.
«[Sobre Carolina Durante] Está muy bien que sean muy jóvenes, porque ya empezaba a oler la cosa»
Carolina Durante son uno de esos grupos que quizá sí sean herederos de vuestro espíritu, aunque ellos sí canten sobre amor. ¿Congratula ver que hay chicos tan jóvenes que siguen manteniendo en marcha el punk rock?
Pero quizá sí mantienen un poco el mismo espíritu, algo despreocupado.
Sí, en eso sí. De hecho, el otro día Martín me decía que lo mejor que les estaba dando el éxito repentino del grupo es que les ha abierto las puertas para conocer a gente de todo tipo, desde Amaia hasta a un señor mayor como yo. (risas) Para ellos eso es con lo que se quedan de este éxito algo desproporcionado, que ni ellos mismos se explican y que bienvenido sea.
Mencionabas a Amaia, y de hecho la impresión es que su aparición en ese concierto minimizó tu aparición…
¡Hombre, por supuesto! ¡Es que Amaia es una estrella! Y me pareció encantadora, coincidimos en el backstage, yo ahí disfrazado y tal. (risas) Lo bueno del “amaiazo”, como lo llaman ellos, es que sí, sacaron un vídeo con ella y enseguida tenían un millón o dos de visitas, pero es que el de ‘Cayetano’ ya tenían 800.000. O sea iban en quinta y el “amaiazo” fue como meter sexta… pero ojo, ya iban en quinta.
«Me dan mucha pereza esos artistas que dicen que la música se va a la mierda por culpa de OT»
¿Tienes alguna opinión sobre el fenómeno de Amaia y Operación Triunfo?
La verdad es que ese tipo de programas no las veo, y apenas me entero. De hecho, supe quién era Amaia por el single con Carolina Durante. Pero lo respeto totalmente. Me dan mucha pereza esos artistas que dicen que la música se va a la mierda por culpa de OT. Ese llanto ese, me parece un poco… Es decir, si tú no tienes éxito, no es por culpa de OT, preocúpate por hacer canciones mejores y a lo mejor tienes más éxitos. Porque yo creo que además ese es otro mercado, de abuelas que compran discos para sus nietos, que me parece fenomenal y que, gracias a eso, se ha puesto todo el mundo a cantar. Bienvenido sea.
Antes hablabas de ‘Cayetano’ de Carolina Durante, y parece que se ha malinterpretado el tono irónico que tiene la canción y los “cayetanos” del mundo la han abrazado como himno, incluso. Y en cierto modo, eso recuerda a lo que os pasó a vosotros con ‘El imperio contraataca’, ¿no?
Sí, pero para nosotros tuvo un sentido más negativo hacia nosotros, porque a partir de ahí nos pusieron la etiqueta de fachas y no nos la han quitado. En cambio, la gente no piensa que Carolina Durante sean “cayetanos” por cantar la canción. De todas formas, como eso pasó muy tarde, creo que en los 90, cuando ya no estábamos en activo, pues es otra cosa más de la música que nos resbala. Las etiquetas y todo esto nos dan exactamente igual. Y diría que a ellos les pasa igual, todo les resbala bastante.
Es que el tema vuestro es bastante fuerte. Ayer, preparando esta entrevista, escribí en Google “Los Nikis” y la primera palabra que salía en la búsqueda predictiva era “fachas”…
(risas) ¡Qué bueno!
«[Sobre su mito de ser un «grupo facha»] ¿Y qué más da? Nuestra vida va a seguir exactamente igual salga lo que salga en Google»
Es alucinante que años después no se haya conseguido deshacer ese mito…
¡Bueh! ¿Y qué más da? Quiero decir, nuestra vida va a seguir exactamente igual salga lo que salga en Google. De hecho, es fruto casi de la casualidad, porque esa es sólo 1 de 50 letras que tengamos sobre 50 tonterías como esa. Es sólo una letra un poco chauvinista, sobre esos mapas del siglo XV en los que todo el globo era España y luego se fue encogiendo. Pero hay otras canciones, como ‘La chica indigerible’, que hoy en día nos dirían que somos misóginos o yo qué sé. Lo que pasa es que “El imperio” tenía ese rollo chauvinista y, como fue nuestra canción más famosa, acabó malinterpretándose, sobre todo a partir de los 90, ya digo.
Te quería preguntar por eso, precisamente, porque hoy las obras de los artistas están muy mirados con lupa y se generan grandes polémicas. Aunque no sé cuál será la reacción ante este EP, ¿piensas que hubiera sido posible cantar hoy esas canciones sin que la gente se hubiera rasgado las vestiduras?
No lo sé. Siempre hay gente que, como dices, lo mira todo con lupa y le saca tres pies al gato. Pero luego hay excepciones: por ejemplo, el Pingüino [Nde: José Luis Moro, Un Pingüino En Mi Ascensor] hace una versión de ‘I Wanna Be Sedated’, que yo he cantado alguna vez en directo con él, que se llama ‘Yo secuestré a Natacha’. Se refiere a Natascha Kampusch, aquella niña austríaca que estuvo secuestrada, y canta 4 o 5 barbaridades que yo le decía “pero tío, ¿cómo puedes cantar esto y que nadie te diga nada?” (risas) Y nosotros cantamos que “la moda es en rojo y amarillo” y ya nos han puesto el sambenito para toda la vida. Así que hay maneras de escaparse, habrá que preguntarle al Pingüino cómo hace él para escapar de esta censura virtual que hay ahora.
Antes me has dado un poco esa sensación, y también ocurría en la autobiografía del grupo que escribiste…
Bueno, más que autobiografía era un manual para montar un grupo sin tener ni puta idea de música. Es verdad que había mucha anécdota y parece un poco una autobiografía. Pero es que me parece un poco prepotente llamarlo así.
«La gente se da golpes en el pecho, entorna los ojos y dice “yo soy músico, tengo que formar un grupo”. Lo nuestro era al revés, cero intensidad»
El caso es que hablabas del grupo como que todo vuestro éxito fue casual, fruto de la suerte. Sin embargo hoy, como decíamos, habéis sido muy influyentes y no parece lógico pensar que es sólo por azar.
Bueno, es que es la verdad. La manera de formar el grupo fue un poco así, no éramos músicos ni nada. Ahora la gente se da golpes en el pecho, entorna los ojos y dice “yo soy músico, tengo que formar un grupo”. Lo nuestro era al revés, cero intensidad. (risas) Hicimos un grupo como el que queda por la tarde para ir al cine. Si luego ha sido muy influyente pues, como te puedes imaginar, nosotros estamos orgullosos de eso. Quizá lo original de Los Nikis es esa falta absoluta de pretensiones, y eso acaba notándose en la música, en las letras. Hicimos una versión de ’Love Me Do’ que decía “soy un zulú y no somos como tú”. A lo mejor un grupo en el que sus habichuelas dependan de la música no se atreve a hacer esas cosas, que le pueda dar vergüenza ajena. (risas) A nosotros nos daba todo igual. No pensábamos jamás al escribir o grabar una canción si iba a ser comercial o no, y esa libertad se acaba notando.
Mención aparte para la actitud de Emilio en el escenario, que era como uno más del público que pasa por allí, se sube al escenario y se pone a cantar y decir chorradas. Bueno, chorradas que a veces son genialidades: en una entrega de premios a la que fuimos en Trujillo, hace un par de años, nos invitaron muy amablemente y cuando nos pidieron que tocáramos algo no tuvimos más remedio que decir que sí. Y la frase que dijo Emilio al subir al escenario, que yo creo que se le ocurrió en ese momento, fue “¿la vida es o no es un descojone?” y empezamos a tocar. Igual otro grupo hubiera preparado lo que decir, pero nosotros no. Emilio dice lo que le sale del moño. Otra: en una fiesta de Juan de Pablos, en Siroco, hacia un calor horrible. Emilio salió a cantar con un pantalón corto y unas crocs. ¿Por qué? Pues porque hacía calor, porque se iba a poner otra ropa pero se negó. Y de esa guisa se lanzó al público, perdió una sandalia que luego nos lanzaron… (risas) Eso podría parecer premeditado, pero no, nos desconcierta él a nosotros constantemente, y al público más.
¿Entonces dirías que eso define un poco la carrera de Los Nikis?
Sí, sí, es un poco eso. Sales ahí, haces lo que te da la gana, dices las tonterías que quieras decir, te lo pasas bien… Y lo que quiera decir la gente, nos la barniza totalmente.
¿Y nunca, ni siquiera en los momentos de más éxito, se os pasó por la cabeza seguir con el grupo?
No, no. Ahí tuvimos la cabeza muy fría, estábamos estudiando y pensar en vivir de eso… Es justo lo contrario a lo que queríamos hacer. En el momento en que dejaba de ser un hobby, pasa a ser algo que ya no es tan divertido, y eso les pasa a muchos grupos. Y nada, estuvimos tocando hasta los 27 años, que ya nos parecía que éramos muy mayores y lo dejamos. (risas)
¿Y tan claro teníais que eso no era lo que queríais hacer? ¿No veías que pudiera prolongarse más?
Quizá influyó mucho también que cada vez me costaba más escribir canciones. El único que hacía alguna era Arturo, que le costaba incluso más que a mí, y empezaban a ser copias de nosotros mismos. Hasta el año pasado, como te decía, ni me apetecía hacer canciones porque me salían cosas iguales o peores. Letras no, me das un tema y te hago una letra sin problema. Pero bueno, luego estuve 10 años con Los Acusicas. La música es una parte importante de mi vida, no es el 1% de mi cerebro, como para Emilio. Es más. (risas)
«Admiro mogollón a Gabi, Fofó y Miliki porque tenían un montón de canciones pegadizas»
¿Y cuál es vuestro disco del que estás más orgulloso o que mejor os representa?
Hombre, ‘Marines a pleno sol’ es el más conocido y también es el que más me gusta porque es el que tiene más “hits”. Quiero decir, a mí me gustan los hits, las canciones más pegadizas. De Gabi, Fofó y Miliki la que más me gusta es ‘Susanita tiene un ratón’. Les admiro mogollón porque tenían un montón de canciones pegadizas, una detrás de otra. (risas) Pero bueno, de los otros discos siempre tienen cosas que me gustan. Quizá el menos favorito es ‘Más de lo mismo’, el que hicimos hace 20 años. Hay letras que no me gustan, y son mías, pero no me acaba de convencer mucho. Tampoco resisto escuchar las primeras canciones. Por ejemplo ‘Ernesto’, que repite la palabra “ernesto” cincuenta y tantas veces. Multiplícalo por las veces que hemos tocado… Entenderás que le tenga un poco de fobia. (risas)
Y ahora que te has desatado con esta manera de componer, ¿te ves escribiendo y publicando más canciones? Ya sea para Los Nikis o…
Sí, sí, sí, sí que me veo haciendo más canciones. Y de hecho sigo haciéndolas. Pero no sé qué haré con ellas. Ellos [Nde: el resto del grupo] son un poco reacios a seguir sacando discos, así que no sé muy bien… No sé responderte a esa pregunta, no tengo una bola de cristal.
¿Habrá llegado el momento de que empieces tu carrera como solista?
(risas) ¡No, no, no! ¡Eso jamás! A mí me divierte tocar con Los Nikis.