El caso es que, a lo largo de esta década larga, han ido dando un viraje no demasiado evidente hacia un sonido expansivo y contagioso, en álbumes como ‘Total Life Forever’, ‘Holy Fire’ y ‘What Went Down’ que, sin ser obras maestras indiscutibles, aglutinaban algunos momentos destacables que encontraban su mejor exposición en directos espectaculares. Esa comunión que logran con el público es su mayor baza y, aunque de nuevo no lo persigan de una manera demasiado descarada, esta primera parte de ‘Everything Not Saved Will Be Lost’ (un segundo disco conectado, pero no necesariamente complementario, llegará en otoño) parece entregada a ese menester, por más que disimulen.
Tras superar el abandono en busca de una vida tranquila del bajista Walter Gervers, miembro fundador (y el más equilibrado, dicen) del quinteto (será sustituido en directo por Jeremy Pritchard de Everything Everything), Philippakis y compañía aparentan buscar nuevos espacios sonoros. Por ejemplo ‘Exits’, primer avance de este trabajo, aunque resulta perfectamente reconocible en el empleo de esos arpegios de guitarra tan característicos (el elemento distintivo de aquello que llamábamos math-rock aún persiste), cambia el paso al no hacer explotar el tema de forma evidente, entregándose a una especie de hipnótica catarsis de repetición. Otros temas, como ‘Syrups’, resultan aún más sinuosos, construidos trabajadamente. Mientras que ‘Café D’Athens’ se enreda con intensos e interesantes arreglos de percusiones (marimbas y metalófonos), o las respectivas intro y outro, ‘Moonlight’ y ‘I’m Done With The World (& It’s Done With Me)’, que enmarcan el trabajo con contrapuntos ambientales.
Pero no nos engañan con estos elementos de distracción que, a la postre, no dejan demasiado poso: la chicha está en las canciones que, nada más escucharlas, uno ya se imagina siendo interpretadas en directo. Como si tuvieran perfectamente articulados sus mecanismos para llevar las canciones a ese plano –de hecho, es la primera vez que prescinden de un productor y se encargan ellos mismos–, no cabe duda que la adhesiva ‘On The Luna’ –que comienza directamente con su gancho–, la impetuosa ‘White Onions’ (en la que casi parecen Foals imitando a Foals) y, sobre todo, una ‘In Degrees’ que juguetea con el pop electrónico y lo bailable (evocando indisimuladamente a los Cut Copy más reconocibles) están destinados a generar el delirio en sus conciertos.
En esa mecanización de la faena, llega un punto en que se les va la mano: ahí está ‘Sunday’, que juega al cucutrás con esa cadencia lenta de su inicio –que recuerda a los Coldplay de ‘Parachutes’– para dar un giro housero en su ecuador, ofreciendo virtuales confettis y balones hinchables antes de encarar una recta final llena de “lololos” de manual –que recuerda a los Coldplay de ‘X&Y’–. Hacen muy bien Foals en aprovechar sus virtudes y explotarlas en sus extensas giras, pero si eso implica que salgan discos así de irregulares, con varios temas que ni sorprenden –hasta el planteamiento lírico «distopía metafórica de los males del mundo actual (léase «tecnología vs humanidad vs ecología»)» parece ya muy sobado– ni dejan huella en el oyente, quizá el peaje termine por ser demasiado alto. Esperemos ver si esa segunda parte de este ‘Everything Not Saved Will Be Lost’ nos obliga a desdecirnos.
Foals presentarán ‘Everything Not Saved Will Be Lost’ en nuestro país el próximo mes de julio, en sendos festivales: el Cruïlla de Barcelona y Low Festival de Benidorm (Alicante).
Calificación: 6,8/10
Te gustará si te gustan: TV On The Radio, Cut Copy, Coldplay
Lo mejor: ‘In Degrees’, ‘On The Luna’, ‘Exits’, ‘White Onions’
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