Cine

Cannes 2019: ‘The Lighthouse’, ‘A Hidden Life’, ‘The Climb’ y ‘The Wild Goose Lake’ suben el nivel

La sección oficial no estaba ofreciendo lo mejor del festival por el momento, pero poco a poco se va recuperando de un comienzo algo más flojo de lo habitual. ‘Little Joe’, el primer largometraje en inglés de la directora austriaca Jessica Hausner es un acercamiento a la ciencia ficción en el que la protagonista, una científica especializada en plantas, crea una flor que hace que todo aquel que huela su esencia sea feliz. Sin embargo, progresivamente va dándose cuenta de que su experimento puede que sea peligroso debido a los cambios que nota en la gente que ha tenido contacto con la planta. Es de lejos la película más accesible de la cineasta, empleando una puesta en escena colorista y estilizada, acompañada de un uso interesante y perturbador del sonido. Puede que sea menos efectiva que ‘Lourdes’, pero es una propuesta interesante.

También compitiendo, Diao Yinan confirma su talento tras haber ganado el Oso de Oro en Berlín en 2014 con ‘Black Coal’. ‘The Wild Goose Lake’ es otro neo-noir inteligente e hipnótico en el que el realizador muestra su habilidad tras las cámaras. La puesta en escena es de las mejores que hemos visto en Cannes hasta el momento. Su peculiar manera de narrar consiste en ir poniendo sutilmente sin que te des cuentas las piezas al complejo rompecabezas que plantea en un principio. No sería extraño que se llevase un premio importante… La decepción, llegó con Corneliu Porumboiu y su nuevo filme, ‘La Gomera’. Otra especie de noir en clave cómica ambientado en la isla que da título a la película que no termina de funcionar ni como comedia ni como thriller. Queda lejos de los mejores trabajos del director rumano.

Sin embargo, Terrence Malick, que lleva unos años poco inspirado, vuelve a dar lo mejor de sí mismo en ‘A Hidden Life’, ambientada en un pueblo en las montañas de Austria. Cuenta la historia real de cómo la Segunda Guerra Mundial afectó a una familia, por no apoyar a Hitler. Filmada con su particular sensibilidad y con unas imágenes bellísimas, es una de esas películas inabarcables que te hacen sentir pequeño mientras la estás viendo (y experimentando). La banda sonora de James Newton Howard, será de las más bonitas que escuchemos este año. Y, como no podría ser de otra manera, ha dividido a la crítica, aunque lo más normal sería que se lleve algún premio importante.

Por último, la competición sigue remontando con Céline Sciamma y su ‘Portrait Of a Lady On Fire’, que narra un romance en el siglo XVIII entre una pintora y una joven noble a punto de casarse. Aunque todas las películas de la cineasta (‘Tomboy‘, ‘Bande de filles’…) sean muy distintas entre sí, todas exploran la feminidad desde diferentes puntos de vista. Otra gran película, con una puesta en escena deslumbrante, y con una Adèle Haenel que aspira al premio a mejor actriz.

En Una cierta mirada, se vio la que será una de las grandes revelaciones del festival: la americana ‘The Climb’. Elaborada a partir de un corto del propio director, cuenta la relación de amistad entre dos amigos durante un largo periodo de tiempo. La ópera prima de Michael Angelo Covino –apunten este nombre– es una comedia divertida, un drama emocionante y un ejercicio de estilo de un virtuosismo realmente sorprendente. Rodada en su mayoría con largos planos secuencias, cuenta con unas elipsis temporales ejecutadas con maestría. Los actores protagonistas son el propio director, y Kyle Marvin (co-guionista y mejor amigo en la vida real del primero) y realizan unas interpretaciones conmovedoras. Una película llena de sabiduría que, en absoluto parece la obra de un principiante. 

La última película indie americana de esta sección que faltaba por verse era ‘Port Authority’, ambientada en la escena ballroom de Nueva York. El protagonista, un chico sin familia ni hogar que acaba de llegar a la ciudad, se enamora de Wye. Descubrir que ella es transexual le creará una serie de inseguridades sobre sí mismo. El debut de Danielle Lessovitz resulta interesante en su visión desprejuiciada de los ambientes LGTB underground y en cómo estos pueden servir como apoyo para gente totalmente sola y sin recursos. Al igual que ‘Bull’, otra película que vimos de esta misma sección, ofrece otro retrato de la pobreza en Estados Unidos (aunque de formas totalmente opuestas).

La quincena de realizadores ofreció algunas de las propuestas más curiosas de lo que llevamos hasta ahora. Por un lado tuvimos la irregular pero muy loca película de Bertrand Bonello, ‘Zombi Child’, que comienza en los 60 en Haití y va alternando su historia con la actualidad en un colegio privado para chicas. Su intención es reflexionar sobre la identidad y el racismo mediante zombies, chamanes y adolescentes pijas. Literalmente. Este híbrido imposible no termina de convencer, pero deja algunos buenos momentos para recordar. Por otro, el prolífico realizador japonés Takashi Miike presentó una auténtica fiesta de película en la que hay yakuzas, mafia china, boxeo drogas, persecuciones en coche, ultraviolencia y como bien indica su título, ‘Primer amor’. Tiene el honor de ser la cinta que más risas ha provocado entre la prensa, con aplausos durante la proyección incluidos. Entre tantos dramas intensos y existenciales, es un alivio encontrar algo tan desacomplejado, imperfecto -y orgulloso de serlo- como esto. Y tiene algunos momentos realmente brillantes.

Y, finalmente, la que es la mejor película que se ha proyectado en Cannes hasta el momento: ‘The Lighthouse’, de Robert Eggers (‘La bruja‘). Rodada en blanco y negro y en 4:3, por momentos recuerda a ‘Persona’ de Bergman con simbología marina de por medio. Willem Dafoe y Robert Pattinson –en un duelo actoral sin precedentes-, interpretan a dos hombres que van a trabajar a un faro durante un mes. La cinta examina la evolución de sus personajes hasta su locura. Sin duda será una de las imprescindibles del año, y deja claro que Robert Eggers es de los cineastas más fascinantes en activo.

Este año parece que Cannes ha abrazado por completo el cine de género. En la semana de la crítica también encontramos ejemplos como ‘Vivarium’, la segunda película del irlandés Lorcan Finnegan protagonizada por Imogen Poots y Jesse Eisenberg, quienes interpretan a una pareja que buscan comprarse una casa para comenzar una vida juntos. Sin darse cuenta acaban atrapados en un laberinto del que no pueden salir, en un complejo lleno de chalets vacíos iguales que el suyo. Finnegan critica el modelo de vida implantado por la sociedad en el que todo el mundo parece obligado a tener una casa con su pareja, hijos, asentarse y llevar una vida mediocre y rutinaria. Pero en realidad todo es una excusa para jugar con el género y hacer un entretenimiento sorprendente, aunque también olvidable. En resumen, respecto a los dos primeros días, el nivel ha ido creciendo y ya van apareciendo, por fin, las primeras películas inolvidables que marcarán el año cinematográfico. Esperemos que sigan llegando.

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Publicado por
Fernando García