Emmanuel Adjei, que se ha popularizado por su trabajo con Sevdaliza, dirige este videoclip, una actualización de la quema en la hoguera de Juana de Arco (Madonna ya tenía una canción clave así llamada), con la clásica iconografía religiosa de alguien que al fin y al cabo se llama Madonna, y un montaje vertiginoso en la línea de los últimos DVD’s de la artista. El fondo es una canción dividida en actos como el ‘Cascanueces’ de Tchaikovsky, al cual referencia, algo perjudicada por el enorme hype que la prensa británica ha montado en torno a ella esta semana, pero definitivamente más excitante de lo que se entrevió en su avance en la gala MET hace más de un año.
‘Dark Ballet’ sucederá a ‘Medellín‘ en la secuencia de ‘Madame X’ como pista 2, lo cual viene a certificar que Madonna no está nada desesperada por el éxito popular como algunos piensan: tal y como están los ritmos hoy, la mayoría desertará en cuanto suene esto, quizá para no volver al disco jamás. Una crítica de 1958 del ballet ‘El Cascanueces’ consideró que «la transición entre el mundo rutinario de la primera escena y el mundo fantástico de la segunda es demasiado abrupto», y eso es exactamente lo que sucede con ‘Dark Ballet’.
Y sin embargo, sí es una canción enigmática y llena de dobles sentidos que según Madonna habla sobre las redes sociales (su toxicidad, su narcisismo, su criticismo), pero también lo hace sobre la libertad en general y los estigmas en particular. Al final del vídeo se recuerda que Mykki Blanco es VIH-positivo, y si crees que el siglo XXI es el de la información y la ausencia de estigmas, baja a la calle y pregunta a la primera persona que encuentres qué es ser VIH-positivo, haber desarrollado el sida y ser indetectable… y luego déjanos un comentario sobre desinformación y estigmas.
Mientras la letra no está exenta de humor («¿can’t you hear outside of your supreme hoodie?»), musicalmente, la co-producción de Mirwais está caracterizada por la aparición de unos sintetizadores que, en la parte central, dejan a un lado el mejor piano grabado de toda la carrera de Madonna (probablemente lo ha ejecutado João Ventura) para dar protagonismo a un modulador vocal. Sobre el papel, esa parte parecía la de un papanatas que defendía frases ininteligibles pero ya encontrables en Genius como «Dios está de mi lado». Nada más lejos: en el vídeo, es Mykki Blanco quien recita esa parte a la desesperada, enriqueciendo el doble sentido del diálogo de la grabación, desdibujando su sentido autocrítico o irónico. Oyes el final del tema, con varias bocanadas de aire animando el fuego destructivo al que alude la letra, primero en un sentido, luego en otro; y no sabes quién ha terminado de arder. ¿Ha sido «una vida hermosa»? Permitidme que lo dude, y qué pena…