Kate Tempest: «Hay un mito en torno a la idea de progreso, no hemos progresado nada»

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Kate Tempest: «Hay un mito en torno a la idea de progreso, no hemos progresado nada»

Kate Tempest publica esta semana un nuevo álbum excelente llamado ‘The Book of Traps and Lessons‘ que sucede al nominado al Mercury Prize ‘Let Them Eat Chaos‘. Es un disco que habla sobre relaciones personales y también de política porque como la artista de «spoken word» indica en un momento de nuestra conversación, nuestro modo de comportarnos en el ámbito privado tiene una correspondencia con lo que termina siendo lo social y lo político. Tempest nos atiende durante una visita promocional a Madrid para hablarnos de la creación de este disco como un todo, del que se han descartado cientos de canciones y al que ha dado mil vueltas, además de sobre la colaboración con Rick Rubin, que se ha ceñido a la labor de productor ejecutivo. Foto: Dominic Louth.

A mi entender el disco se desarrolla en torno a 3 temas: hay un ámbito más personal, luego está el político, y también las redes sociales cumplirían una función fundamental. ¿Te parecen los tres temas principales del álbum?
No lo diría así, pero si tú lo has entendido así, es igualmente válido. Una vez que el disco está en la calle, no tengo el control sobre lo que significa. Yo lo hice, sé lo que de hecho dice porque tiene que ver conmigo, pero ya no puedo controlar lo que significa para el resto.

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¿Cuál sería el tema principal para ti?
Para mí el disco es sobre trampas y lecciones (NdE: se ríe, pues alude al nombre del álbum). Y lo es independientemente de si estamos hablando del ámbito de la pareja o en el contexto de la sociedad. Es un disco sobre amor. Es sobre lo difícil que es aprender, mejorar y dejar de cometer los mismos errores.

¿Cuáles serían esos errores reiterados que cometemos?
Para mí una cosa, para ti es otra, para la sociedad es otra completamente distinta. Es sobre la gente como sociedad y humanidad, sobre cómo volvemos a caer en el fascismo, cómo volvemos a caer en la catástrofe, de nuevo en la guerra. También sobre cómo caemos en comportamientos destructivos en el ámbito personal, por ejemplo en cuanto a adicciones. Es lo mismo en pequeño y en grande. Opino que si tienes la ilusión de que el mundo cambie, debes cuidar también tu comportamiento en el ámbito más íntimo.

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En ‘Brown Eyed Man’ pareces hablar de racismo, sobre libertades, sobre aquellos que matan por dinero. ¿Estás hablando de algo que pudiera pasar en Reino Unido, de Europa o del mundo en general?
Para mí es una cosa y para ti otra. Es duro explicar las letras.

Pero tengo que preguntarte por las letras después de haberme leído las 20 páginas que ocupan…
(NdE: se parte de risa) Para mí, te puedo decir, que es sobre la violencia contra la gente en un sector concreto de la sociedad. Es una canción sobre reconocimiento y comprensión para que las cosas sean de otra manera. Es sobre las premisas de la sociedad y los daños e injusticias que generan en un momento en el que vivimos con reglas muy concretas. Estamos en el momento mismo en el que hemos estado durante 500 años. Hay un mito en torno a la idea de progreso: no hemos progresado nada. Estamos en el mismo momento. ‘Brown Eyed Man’ es sobre la ignorancia y sobre la comprensión.

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¿Has dicho 500 años? ¿Estás pensando en la historia de la democracia?
Quiero decir que en Europa hay una idea de progreso, de libertad, que se usa para justificar la esclavitud, el daño a ciertas comunidades. Hay una mitología del progreso de la tradición occidental. Hay una regulación y estamos en el mismo punto de siempre. Está creciendo el pánico en la gente. Parece que hemos llegado a este momento como viniendo de la nada, pero no ha salido de la nada. Todo tiene perfecto sentido. Es la conclusión de la violencia que empezó con la expansión de las guerras atlánticas.

¿Crees que las redes sociales han servido para ayudar en nuestra lucha por el progreso y la libertad?
Sí, absolutamente. Creo que mueven a la gente a movilizarse y conectar.

Hay referencias en el disco a la obsesión por los móviles, como esa en que hablas de consultarlo «17 veces por minuto», cuando hablas de la «distancia» entre la gente o de que «nos comportamos como idiotas». Había entendido que veías las redes como algo más negativo.
Con las referencias que dices, y si las articulas así, sí. Pero al mismo tiempo, este disco viene del mismo lugar de la sociedad en la que estamos. No hay manera de liberarse por completo de todo esto, estamos en medio de ese enorme impacto. Que además es nuevo. No sabemos realmente lo que está pasando. Todo lo que puedo decir es que en el disco hay una articulación de esa desesperación, de la distancia entre las personas, pero no está necesariamente enfocada a cómo nos relacionamos con los móviles, aunque tenga algo que ver. El disco tampoco tiene la intención de dar una respuesta.

Pero sí acaba hablando de esperanza, incluso por el modo en que está producida, ‘People’s Faces’ suena muy esperanzada.
Definitivamente.

«Es importante que haya esperanza, incluso en los momentos oscuros, el disco retiene su esperanza»

Eso es como dar una respuesta.
Es más bien una redención. El momento que vemos en que hemos aprendido una lección. ‘Hold Your Own’, ‘Lessons’, ‘Firesmoke’, ‘Holy Elixir’ (NdE: la segunda mitad del álbum, en ese orden) van llevando a una conclusión en la que sí aparece la articulación de la esperanza. Es la conclusión, pero no necesariamente una respuesta. Es importante que haya esperanza, incluso en los momentos oscuros, el disco retiene su esperanza.

Todo el álbum iba a ser una sola pista, como en la copia que me han pasado, pero al final no. ¿Por qué?
Porque me dijeron que sería casi imposible, por el modo en que se oye música hoy en día. La intención es oírlo como una sola pieza pero por razones prácticas tuvimos que partir las pistas.

Como el disco funciona como un todo, entiendo que no ha habido cambios en el orden del tracklist. ¿O ha habido descartes y movimiento entre lo que entraba y lo que no?
En el proceso de crear demos nosotros dos (NdE: ha escrito el disco con Dan Carey) se las poníamos a Rick (Rubin), y él decía: «esto no está bien», «seguid trabajando», «esto no es lo que busco»… A veces no podía decir lo que no le gustaba, solo que no le gustaba. Hicimos tantas demos, cientos… intentando encontrar ese algo y cuando lo encontramos, fue un punto de ruptura. Fue un proceso duro. El disco lo cambiamos como 5 veces, con varias secuencias distintas. Cuando dimos con la que hay, supimos que era así cómo funcionaría y como formaba un todo. Sabíamos cómo lo haríamos en directo, así que nos pusimos a tocarlo 3 veces al día, de seguido, y al tercer día lo tuvimos. Así que este disco solo podían ser estas canciones. Pero hay 100 canciones más.

«No canto, no rapeo, no cuento una historia. Y en cierto sentido esto tiene más sentido narrativo que de cualquier otra manera»

Entiendo que parte de la historia se ha perdido al no aparecer ciertas pistas.
No necesariamente. Si piensas en el proceso que lleva a que algo sea completado, la parte más importante es lo que cortas. Tú lo sabes como periodista. Puedes escribir 50.000 palabras para una novela y que lo más importante para la novela sea cuando cortas parte de ella. Es lo mismo que pasa con este disco. La decisión de dejar fuera cosas hace más fuerte mi mensaje como vocalista. Fue una difícil decisión porque yo no canto, no rapeo, no cuento una historia. Las letras están simplemente ahí, en primer plano, tan íntimas. Y en cierto sentido esto tiene más sentido narrativo que de cualquier otra manera.

Rick Rubin no ha producido el disco. ¿Qué ha hecho en verdad?
Lo único que hizo fue escuchar. No escribió nada. Me llamó hace 5 años. Estaba de gira en Estados Unidos en Nueva York, presentando ‘Brand New Ancients’. Me llamaron de un programa, actué y me llamó. Desde esa época estaba interesado en hacer un disco conmigo, pero yo no estaba interesada… No podía tomarme un descanso de lo que estaba haciendo, porque estaba pasando de todo, estaba escribiendo, actuando, componiendo… No tenía tiempo ni siquiera para Rick Rubin. Luego empezamos a hacer algo y él quería hacer algo que era nuevo, muy distinto. Y yo no estaba preparada. Le pusimos las maquetas de ‘Let Them Eat Chaos’ y no le gustaron. Yo quería rapear, pero él no lo veía. Supongo que la tentación era decir: «¡es Rick Rubin!», y dejar todo lo que estábamos haciendo, pero no me parecía bien. Ha sido un trabajo lento.

«En América hay una radio específica para el rap, otra para el rock, otra para el country. ¿Y qué es lo que hago? Nadie lo sabe»

¿Ha sido América receptiva contigo? Lo que haces es tan británico…
América ha sido increíble. Fue como un boca a boca de una artista independiente. Antes de eso, yo era así con mi banda. Tocábamos para 100 personas en una ciudad, y luego quizá 15 personas en otra ciudad, hacíamos un par de radios… pero estábamos muy lejos de ser algo que sea un género. Y en América esto es muy específico: hay una radio específica para el rap, otra para el rock, otra para el country. ¿Y qué es lo que hago? Nadie lo sabe. Igual ahora con Rick Rubin las cosas son distintas, su sensibilidad es americana y entiende nuestra música. Así que quizá.

¿Tienes algún fan inesperado dentro de la música pop?
No, no sé.

Flipé viendo a Adele rapeando un tema de Nicky Minaj.
¿Por qué te sorprendió tanto?

No sabía que supiera rapear.
(se parte de risa) A mí no me sorprende, no sé por qué.

Así que ningún artista de pop tipo Adele se ha declarado tu fan.
(Niega con la cabeza)

¿Qué le dirías a alguien que no habla inglés pero se enfrenta a tu música? ¿Cómo crees que pueden llegar a sentir algo? Supongo que te ha pasado.
Sí, sí que me ha pasado. Es increíble, es una conexión profunda, pero también es frustrante porque como escritora quiero comunicarme y conectar. Pero algo increíble que me está pasando es que mis textos se están traduciendo a italiano, portugués, español, francés… está siendo increíble, hay una posibilidad de que las palabras se entiendan y haya una conexión. A veces voy a conciertos a ver a raperos franceses, no los entiendo y me siento frustrada. Disfruto de la energía pero te pierdes una dimensión y una parte enormes. Ojalá todos pudiéramos hablar cada idioma.

Hay canciones más jazzy, y una a capella en el álbum. ¿Han sido así siempre?
Algunas empiezan y sabes dónde van exactamente. ‘Holy Elixir’ tenía otro beat al principio. La empezamos a tocar en directo y supimos que necesitaba otra cosa. ‘Brown Eyed Man’ ha sido 5 canciones diferentes a lo largo del tiempo. Todas han tenido diferentes experiencias musicales. Era una cuestión de explorar y no dejarlas hasta que estuvieran cualificadas.

¿’All Humans Too Late’ siempre fue a capella? ¿Por qué?
Solo por lo que pasa a tus orejas incluso por el modo en que oyes el idioma. Esa canción al principio iba al final del disco, pero era un bofetón demasiado fuerte ponerla ahí. En medio quedó mejor: es como un momento de calma profunda pero también de desesperación, y hacía muy buena transición con ‘Hold Your Own’, que va después.

‘Firesmoke’ es la canción más melódica. ¿Te frustra cuando la gente o las críticas se fijan en la parte más melódica de tu música?
No leo críticas. Sí que sé que la gente ha expresado una conexión profunda con esa canción. Mi amiga se casó el sábado pasado, y me dijo que a ella y su marido les había salido esta canción en la radio y que fue como una bendición, me hizo puto llorar. Yo hice esta canción pensando en mi propia pareja y otra gente usa mi canción para conectar con su propio amor. Es tan jodidamente bonito… Con estas cosas piensas para qué sacas un single: porque quieres atención para el disco. Pero obviamente si sacas un tema del contexto del álbum, no puede hablar por todo el disco. Esta canción, cuando la sacas, esta concretamente sí que parece estar completa de manera independiente.

¿Como autora te preocupas en ocasiones de buscar algo melódico?
No he pensado mucho en ello.

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