La campaña promocional de ‘ANIMA’ ha sido de las buenas. En el metro de Londres aparecieron hace unos días una serie de carteles anunciando los servicios de ‘ANIMA Technologies’, una empresa dedicada a la recuperación de los sueños olvidados. El anuncio facilitaba a su vez un número de teléfono, pero al llamar contestaba una persona que informaba que las “autoridades han ordenado a ANIMA Technologies el cese de su actividad empresarial”. No solo esto, sino que con el disco ha llegado a Netflix un bonito corto de 15 minutos llamado también ‘ANIMA’ en el que suenan tres de sus 9 canciones, y que dirigido por Paul Thomas Anderson, traslada a imágenes algunas de las preocupaciones que plagan a Yorke en este nuevo largo.
‘ANIMA’, que recibe su título de una teoría de Carl Jung sobre «imágenes arquetípicas de lo eterno femenino en el inconsciente de un hombre», es un disco carcomido por la ansiedad, de la que Yorke sufrió “increíbles brotes” durante un par de años. CRACK Magazine, que entrevistó en exclusiva a Yorke hace unos meses, cuando el disco aún no había sido anunciado, hablaba de “visiones distópicas” y de “historias llenas de ansiedad sobre claustrofobia contemporánea”, y en este caso las letras narran pesadillas en las que las ratas son humanos y al revés, Yorke es “engullido por la ciudad” o grita a sus aparatos tecnológicos como si fueran personas: “maldita maquinaria, ¿por qué no me hablas?”, canta en ‘The Axe’. “Un día voy a darte un hachazo, ¿dónde está el amor que me habías prometido?” Como se puede comprobar, las letras de ‘ANIMA’ pueden contener un elemento de humor, presente también en un cortometraje en el que a veces no sabes si estás viendo a Thom Yorke o a Buster Keaton tratar de salir del metro sin éxito; y el cantante nunca deja de usar en sus temas frases absurdas como “pronto pronto moshi mosh” o “foie gras foie gras brick a wall brick a wall” que evidentemente buscan representar algún tipo de enajenación mental.
La música es más seria, sin embargo. Como en ‘The Eraser’ y ‘Tomorrow’s Modern Boxes’, Yorke, de nuevo con la ayuda de su colaborador habitual Nigel Godrich, vuelve a hacer uso en ‘ANIMA’ de una electrónica rítmica, obtusa, grisácea y triste, a su vez aportando una mayor dimensión a las producciones que parece necesariamente inspirada en su otro trabajo paralelo al mando de Atoms for Peace (las guitarras de ‘Impossible Knots’) o en su reciente banda sonora para ‘Suspiria‘ (ciertos arreglos). El problema es que esta dimensión sonora no funciona al servicio de las mejores canciones que Yorke ha podido presentar. Es irónico que la canción decididamente más monótona de ‘ANIMA’, ‘Dawn Chorus’, que, por cierto, lleva 10 años rondando el repertorio de Radiohead, sea a su vez la más emotiva, pues con poco más que unos melancólicos teclados, una voz robotizada y otras ambientaciones, Yorke consigue conmover como pocas veces lo logra a lo largo del disco. Y es que aunque las ambientaciones urbanas e intoxicadas de ‘Last I Heard’ (…He Was Circling the Drain)’ o ‘Twist’ estén logradas, sus mejores momentos ocurren cuando abren una vía hacia la melodía, en este caso a través de una sección orquestal que, en ambos temas, aporta una luz y una belleza muy necesarias en el álbum.
‘ANIMA’ difícilmente logra mantener el interés más allá de estas canciones por culpa de unas composiciones vagas, aparentemente poco trabajadas y desarrolladas en la mayoría de los casos, que tampoco ofrecen nada especialmente interesante en lo musical. Yorke pertenece al linaje de artistas británicos que buscan retratar el mundo distópico en el que vivimos mediante la electrónica, pero mientras The Future Sound of London lograron el éxito comercial en los 90 y Burial se convirtió en el artista más influyente del milenio, Yorke en solitario siempre ha operado desde un lado, de manera más modesta. Sin embargo, ‘The Eraser’ era un debut sólido y ‘Tomorrow’s Modern Boxes’ un trabajo algo peor que al menos sí dejó una joya como ‘The Mother Lode’, pero ‘ANIMA’ enciende alarmas desde el principio. La primera pista, ‘Traffic’, podría ser la 8 porque no puede pasar más desapercibida, y pese a su título,’I Am A Very Rude Person’ no tiene demasiada mala leche. En realidad su atmósfera lúgubre está conseguida y su letra, que parece dirigirse a los críticos, puede ser la mejor de todo el disco. Pero la canción apenas produce algún tipo de impacto, un problema que se repite sobre todo en la segunda mitad en la que ni siquiera el fondo jazzy de ‘Impossible Knots’ parece aprovechado.
Probablemente solo gracias al corto de ‘ANIMA’ recordaremos en el futuro la resbaladiza ‘Not the News’ pero tampoco es una canción demasiado memorable ni siquiera aproximándose a cierta épica, mientras ‘The Axe’ e ‘Impossible Knots’ definitivamente son ese tipo de canciones que, como suele decirse en la prensa musical, a menudo de manera errónea, «no van a ninguna parte». Y no es que no tengan dirección, es que simplemente sus desarrollos no son interesantes. Solo al final el álbum remonta con una ‘Runwayways’ de sugerente, casi majestuoso gancho melódico en la que además parecemos escuchar al androide de ‘Kid A’. La conexión de ‘ANIMA’ con el álbum de Radiohead de 2000 es obvia pues es en ese disco donde empieza el interés de Yorke por el tecno abstracto, pero si en sus dos primeros álbumes en solitario, el músico desarrolló estas inquietudes de maneras más o menos logradas, en ‘ANIMA’ la cosa se ha torcido bastante, dejando Yorke con él un álbum francamente frustrante, y no porque sus propios ritmos y atmósferas busquen emular esa misma sensación. Para el tiempo que llevan estos temas guardados en un cajón, es una pena que no sean mejores. Como aquel concierto visto en el Sónar más bien inducen a despejar la sala. Thom Yorke actúa en un par de semanas en Bilbao BBK Live 2019.
Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘Last I Heard’ (…He Was Circling the Drain)’, ‘Twist’, ‘Dawn Chorus’
Te gustará si te gusta: Burial, Aphex Twin, The Future Sounds of London, el trabajo de Thom Yorke en solitario
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