“¿A nadie de aquí le gusta el postureo? Bueno, los del postureo están ahora con los Strokes”. Al presentar ‘Postureo’, Karma de Mueveloreina mencionaría sin darse cuenta una de las palabras claves de la segunda jornada del Bilbao BBK Live. Un sold-out como una catedral gracias especialmente a dos nombres: Rosalía Vila y Julian Casablancas. Sería absurdo negar que muchos de los que se compraron la entrada de ese día por ver a The Strokes o por ver a Rosalía no tenían mucho interés en ver más grupos (tranquilos, sabemos que otros sí, #notallfestivaleros) y esto forma parte de ese supuesto “postureo” que muchos adjudican a la situación de ciertos festivales. Pero la segunda jornada del BBK, “la jornada del postureo”, tuvo mucho que ofrecer, a pesar de la parte negativa: esa gran afluencia de gente trajo consigo la desorganización, gran dificultad para desplazarse por el recinto y eternas colas para absolutamente todo. De hecho, nos perdimos a las Uniforms, probablemente el “concierto pequeño” que más ganas teníamos de ver tras disfrutar de su show en Monkey Week; por lo que nos contaron, parece ser que las jiennenses no decepcionaron con el repertorio de ‘Polara’, pero líos en el sistema de autobuses para subir hicieron que llegásemos al recinto hora y pico más tarde de lo previsto. [Todas las fotos son obras de Tom Hagen para Bilbao BBK Live, excepto Mueveloreina, obra de Jordi Vidal.]
A quien desde luego no nos perdimos ni nosotros ni prácticamente ningún ser humano que estuviese en el festival (hasta las barras pararon durante ‘Con altura’) fue a Rosalía. La autora de ‘El Mal Querer’ venía de su regreso triunfal a Madrid tras Colón en Mad Cool, y también volvía a Bilbao después de dos años, como contó emocionada en un show que empezaba a lo grande con ‘Pienso en tu mirá’ y cerraba con su ahora-segundo mayor hit ‘Malamente’ (y bis con ‘Dios nos libre del dinero‘ que, aunque no sea precisamente su tema más creíble, es eficaz en esa función de cierre). Rosalía tuvo hueco para los megahits con Balvin, para ‘Aute Cuture’, para hacer un medley de varios temas de su último álbum, recuperar a capela su versión de ‘Catalina’, seguir adelantando temas áun inéditos en estudio como ‘De madrugá’ o ‘Lo presiento’, ¡y hasta para versionar a Las Grecas! Muchas bases pregrabadas y pocos instrumentos en vivo, pero bastante presencia de coristas y bailarinas. La catalana dejó claro con su recital que, en una semana donde se ha visto envuelta en otra polémica más, puede caerte caer mejor o peor, puede gustarte más o menos su figura y lo que representa, pero no puedes dudar de que es una de las mayores estrellas del pop que ha exportado nuestro país en los últimos años.
Al terminar, como decimos, fue la gran avalancha, pero aún así muchos se quedaron en el festival, conscientes de que igualmente, si salían a esa hora, no iban a llegar a su cama hasta casi dos horas después. Eso provocó estampas tan curiosas como un Omar Souleyman que estaría flipando al tener la carpa hasta los topes, cuando el año pasado el iraní estaba actuando en el escenario del camping. Había doble opción electrónica, tanto la más experimental de Souleyman como la elegancia clásica de The Blaze, que competían en horario pero que también se llevaron a un gran número de asistentes, encantados tanto con su música como con los fantásticos visuales.
Y si hablábamos antes de Mueveloreina, ayer tuvimos ración extra del dúo, en cierta manera. A las 19:00h empezaron a caldear el ambiente con Muevelocumbia, donde Joako pinchó en el Escenario Lasai a Los Hijos del Sol, Supermerk2 o Esteban y Manuel. Y por la noche, en un horario nada agradecido (contra The Strokes, de ahí el comentario de ella), Karma y Joako volvieron a demostrar lo que ya sabemos quienes les hemos visto: son garantía segura de diversión, libertad y, por supuesto, de líbido a tope. Es increíble el repertorio de temazos que tienen en solo dos años y ni un solo disco en el mercado: a lo tonto, sonaban ‘Corazón’, ‘Voy’, ‘Vivas’, ‘I Want It All’, la citada ‘Postureo’, ‘Shoot My Head’, ‘Tiki Tiki‘, ‘Colateral’ o la reciente ‘Hambre’, y te dabas cuenta de que todas tenían potencial para funcionar como fin de show. Apoyados en unos estupendos visuales obra de Ander Manero (momentazos los anuncios vintages, o la quema de banderas generalizada en ‘Colateral’), Mueveloreina confirman que, si quieres pasarlo bien en un festival, tienes que verlos sí o sí, aunque sea buscando un hueco entre solape y solape. Más decepcionante fue el concierto de Princess Nokia, su predecesora en el escenario. Salió veinte minutos tarde y se fue antes de tiempo, además de ofrecer un show bastante más desganado de lo que hemos visto en otros momentos que es capaz de hacer.
Quienes desde luego no decepcionaron sino todo lo contrario, suponiendo para mí lo mejor de la jornada, fueron Brockhampton. La autodenominada boyband de hip hop ya me había llamado la atención con la calidad de los trabajos que habían lanzado hasta el momento y con las ideas que comentaban en sus entrevistas, así que tenía mucha curiosidad por verlos en directo. Pero no solo no fue un bajón sino al contrario, el concierto sin duda realzaba la propuesta artística (ellos mismos dicen que es a todos los niveles) que traen. El público estaba compuesto por fans y por gente que no había oído hablar de ellos, pero ambos grupos vibraban igualmente con temas como ‘New Orleans’ (de su último largo, ‘Iridescence‘) o ‘Bleach’, a la postre su mayor éxito en Spotify, y con el talento de unos chicos que te dan un poco de esperanza frente al futuro en un momento en el que parece que volvemos atrás en cuestiones de racismo y homofobia. Kevin Abstract rapeaba abiertamente sobre su sexualidad (magnífico ese “bruh I don’t fuck with no white boys / ‘less the nigga Shawn Mendes” de ‘STAR’) y brillaban especialmente Jabari Manwa, Matt Champion y Merlyn Wood, en un show que lo mismo parecía un típico concurso de testosterona que de repente alternaba con movimientos de voguing o con los chicos haciendo twerking sin ningún problema mientras rapeaban. Ni un segundo de respiro, rollo Slaves el día anterior, y la certeza de que el público quiere volver a verles más pronto que tarde.
Conexión con el público también demostarían horas más tarde Suede, a quienes a estas alturas poca gente iba a descubrir, pero que tenían la dificil tarea de ser el puente entre Rosalía y The Strokes mientras muchos aprovechaban para cenar algo, o lo intentaban con las largas colas. Los veteranos londinenses repasaron sus éxitos en un escenario que, si bien no tenía la acústica del Nagusia, sirvió perfectamente para recordar temas como ‘Animal Nitrate’ o ‘New Generation’, con la cual se despidieron.