Si algo ha demostrado la reciente noticia del incendio de Universal, acontecido en 2008 pero cuya verdadera envergadura solo hemos conocido este año, es la importancia de la preservación de las copias maestras. Una copia maestra es la grabación original que realiza un artista de una canción o un disco para un sello o de manera independiente, la grabación a partir de la cual después se realizan todas las reproducciones que llegan a las tiendas o a las plataformas de streaming y que los consumidores compramos o escuchamos. Cuando un artista ficha por una discográfica, básicamente y como explica Billboard, acuerda ceder los derechos de sus copias maestras al sello en cuestión a cambio de que este financie la grabación y la estrategia publicitaria de sus próximos proyectos. El sello entonces posee el control de los másters para usarlos como desee, lo cual suele reducirse básicamente a una cuestión de licencias para que una canción o una serie de canciones aparezcan en películas, series o anuncios. La mayoría de artistas fichados a una discográfica, sea esta una multinacional como Atlantic Records o un sello independiente como 4AD, no poseen sus másters. Aunque algunos sí: entre los afortunados encontramos a Pet Shop Boys, Rihanna o Jay-Z. Y en el pasado George Michael, David Bowie o Prince adquirieron sus copias maestras, en el caso del segundo tras problemas interminables con Warner Bros., a los que llegó a acusar de «esclavitud» en sus famosas declaraciones de 1993. Y todos nos acordamos del «símbolo»…
En la carta publicada por Swift hace unos meses, en la que aseguraba que la compra de su catálogo por Scooter Braun había hecho realidad «el peor de los escenarios», pues esta acusaba a Braun de haberla hecho «bullying» durante su pelea con Kanye West y Kim Kardashian, la cantante confirmaba haber recibido una oferta de Big Machine para adquirir sus copias maestras que había decidido rechazar. A través de esta oferta, Swift recibiría los másters de un álbum viejo por cada nuevo que publicara. Un contrato-hipoteca por el que Swift decidió no pasar. «Afortunadamente, he dejado mi pasado en manos de Scooter Braun, no mi futuro», indicaba la artista en su misiva.
Como hemos dicho, Swift no ha detallado si planea regrabar absolutamente todos sus discos publicados entre 2006 y 2017 o solo algunas canciones. De hacer lo primero, la cantante emprendería una ardua tarea de la que existen pocos precedentes. Tras una disputa eterna con su sello, en 2018 la cantante JoJo, conocida por sus éxitos ‘Leave (Get Out)’ y ‘Too Little Too Late’, publicó sus dos primeros álbumes regrabados para adquirir los másters de todas las canciones incluidas en ellos (su antiguo sello continúa controlando las copias maestras viejas y de hecho los dos primeros discos originales de JoJo no están disponibles en streaming). ¿Convierte esto a JoJo en pionera? Sin embargo, Swift lo puede tener más complicado, pues como explica
Variety, existen cláusulas en ciertos contratos discográficos que prohíben a los artistas, al cambiar de sello, realizar reproducciones exactas de sus canciones e incluso utilizar los mismos títulos o las mismas portadas para sus álbumes. Se desconoce la naturaleza del contrato de Swift, pero su hipotética nueva versión de ‘1989’ podría parecerse más a la hecha por Ryan Adams que a la original.Sin embargo, regrabar canciones sueltas es una práctica más común en la industria musical de lo que parece y esta puede responder tanto a razones artísticas (aquel disco de autoversiones de Kate Bush) como contractuales (las famosas «falsificaciones» de Def Leppard), aunque en algunos casos ambas razones pueden estar conectadas. Son muchos los artistas que han decidido hacer versiones nuevas de éxitos viejos tras cambiar de sello para poder beneficiarse de ellos a un nivel mayor. Como recuerda Slate en un extenso artículo al respecto, lo hizo en los 60 Frank Sinatra tras marcharse de Capitol Records y fundar su propio sello, Reprise; lo hizo Chuck Berry tras pasar de Chess Records a Mercury aunque engañando al personal (sacó un recopilatorio de grandes éxitos, pero no informó de que estos habían sido regrabados). Años atrás Fangoria regrabaron con éxito algunos hits de Alaska y Dinarama, en 2014 Blondie publicaron versiones nuevas de sus mayores éxitos aunque nadie se enterara, y un año después Texas hicieron lo mismo. En la mayoría de los casos, estas re-grabaciones responden a una única razón: dado que la copia maestra de un éxito pertenece al sello que ha publicado su reproducción, la única manera en que el artista puede beneficiarse completamente de su creación es volviéndola a grabar y adquirir la copia maestra de esta grabación. Aunque la tarea puede ser poco rentable: después de reservar horas de estudio carísimas, de contratar a músicos a los que luego has de pagar, y de gastar energía re-grabando discos que, en el caso de Swift, ya han vendido millones y millones de copias, lo más seguro es que la gente siga escuchando las canciones viejas.
Qué hará Taylor Swift es un misterio por tanto, pero dada su popularidad, el plan de re-grabar canciones o discos viejos puede funcionar bien o mal. La artista tiene la opción de grabar versiones nuevas de sus temas a toda prisa y hacerlo de la forma más barata posible, o la opción de mimar estas nuevas versiones y asegurarse de que sus fans, de los pocos dados hoy en día a pasar por caja (‘Lover’ ha vendido ya casi un millón de copias en todo el mundo y no sale hasta el viernes, gracias a los pre-orders y a diversos acuerdos con centros comerciales tipo Target), las compren y escuchen en streaming en masa. Seguramente a nadie le interese una versión nueva de ‘reputation‘ tan pronto, pero una del antiguo ‘Speak Now’ podría tener interés, sobre todo si a su lanzamiento le acompaña una buena promoción. Aunque es más probable que Swift simplemente lance un recopilatorio con versiones nuevas de ‘Love Story’, ‘You Belong with Me’, ‘Shake it Off’ o la queridísima por los fans ‘All Too Well’, no conoceremos sus planes concretos hasta que ella misma los revele. En cualquier caso, un extraño episodio en la carrera de Taylor Swift que puede considerarse una pequeña humillación para la artista… aunque a nadie le cabía la menor duda de que ella iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para tener la última palabra.