Según explica Elefant, ‘No puedo dormir’ marca el tono que tendrá el álbum, sensiblemente distinto al del magnífico ‘Ole Lorelei‘. Si aquel hacía confluir cierta oscuridad con flamenco (jondo y ligero) y nuevos lenguajes musicales, este trabajo promete una vuelta a sus raíces, «esta vez a golpe de rumba y alegrías» («con sintetizadores, sí», apostilla). El mismo texto promocional pone énfasis en sus letras, «una traducción del cante jondo a los tiempos que vivimos (recordemos que Soleá es licenciada en Filología Hispánica) hecha con inspiración, alegría y un delicioso toque de ironía».
Imaginamos que se refiere a ripios simpaticones, como ese en el que rompe el esquema general de versos con hechuras clásicas que sostiene la canción introduciendo un elemento contemporáneo como el Lexatin, la popular marca de bromazepam, ansiolítico por excelencia. Todo ello le sirve a Soleá para tejer un doloroso canto de desamor, con versos tan bonitos, en su desesperación, como «Y a la luna tiro piedras / Y al sol dorado jazmines / A mi moreno cadenas / De amor pa que no me olvide» o «Cuatro velas encendías / Y meterme en un convento / Necesito yo en mi vida / Pa olvidar lo que te quiero», que bien podría haber cantado su padre.
Es un buen soporte lírico para una composición preciosa, una habanera –folclore marinero que en los últimos tiempos apenas había sido recuperado por Sílvia Pérez Cruz– cantada con gusto y dulzura, engalanada por espectaculares arreglos de cuerda de David Rodríguez, al más puro estilo de Labienque. Por si no fuera bastante, Morente perpetra un inesperado giro rumbero en su final, enfatizando por los coros y jaleos de Las Negris –hay que recordar su aportación a ‘El mal querer’–, que da un subidón de energía combinado por esos alegres/dolientes «Ole ole por quererte / Estoy pasando yo en mi casa / las fatigas de la muerte», rematados por un divertido «Ay ay ay ay, si sigo así de mal / Voy a acabar en el hospital». Las hermanas Heredia, de hecho, no pierden la ocasión de presentarse en el vídeo oficial del tema, una pieza de Santi Capuz que, como el tema, da un giro visual tras una primera parte en la que Soleá es una insomne alma pena.