Las palabras íntegras de Naranjo en Europa Press han sido: «Yo tengo muchísimos amigos que votan a VOX y somos intimísimos amigos. Me encantaría sentarme con Abascal y poder hablar de esto, estoy convencida de que saldríamos de allí siendo súper amigos. Tan respetable es su punto de vista hacia la vida como el mío. La curiosidad es querer saber por qué llegas hasta aquí, qué has vivido en la vida. Los enfrentamientos no son buenos, nos alejan a los seres humanos y hoy más que nunca tenemos que estar cerca y querernos mucho». La autora de ‘Desátame’ asegura que en su cabeza «no existe» la posibilidad que dos personas no puedan ser amigas porque ideológicamente estén en desacuerdo.
En El Mundo, Naranjo ha realizado unas declaraciones muy parecidas: «Lo bueno que tengo es que nunca opino de nadie. Tengo amigos a los que adoro que han votado a Vox, y vamos a llevarnos muy bien si tú respetas mis ideales y yo los tuyos. Me encantaría comer un día con Abascal para preguntarle qué ha pasado en su vida, y que él me pregunte qué ha pasado en la mía, para comprendernos, para poder compartir. Me esfuerzo en amar lo que me causa rechazo, porque amar lo amable es lo fácil. El trabajo de verdad es amar lo que te incomoda del otro».
En Twitter se habla de «blanqueamiento» del partido de ultraderecha por parte de Naranjo y de «equidistancia»… ¿quizá también podría hablarse de visión naíf de la política en general? En cualquier caso, a las críticas contra Naranjo también se ha sumado alguna defensa: «Está abogando precisamente por el entendimiento, por hacerles ver que están equivocados». Lo seguro es que si Abascal se va a sentar con alguien a comer, no será con Rosalía. ¿Nadie más se ha acordado de aquellas declaraciones de Erykah Badu sobre la «bondad» de Hitler?