Hacía tiempo que no me enganchaba a un single de La Roux, pero es evidente que, en su primer disco, Elly Jackson y su entonces colaborador Ben Langmaid tocaron una tecla mágica que nunca han vuelto a pulsar por varias razones. Su relación personal y profesional, que había sido estupenda durante la composición de ‘La Roux’ (Elly aseguraba que ambos podían ponerse a llorar en el estudio repasando las letras del disco), se resentía durante la producción de ‘Trouble in Paradise‘ debido a desacuerdos artísticos y a un distanciamiento entre ambos: Elly contaba que Ben no le permitía ser la artista que ella quería ser, Ben daba a entender que ella se colgaba demasiadas medallas en cuanto a la producción de sus discos (un tema para Jackson muy sensible, pues ella se considera ante todo productora, como nos contaba en una entrevista en la que denunciaba el machismo en la industria), y el músico abandonaba definitivamente la formación en 2011. ‘Supervision’ será ya un trabajo hecho completamente por Jackson.
Es un misterio a qué habrían sonado los siguientes discos de La Roux de haber permanecido Ben en la formación, pero el primero logró ser un debut muy sólido al que no le faltaron los reconocimientos. Al top 2 alcanzado por ‘La Roux’ en Reino Unido gracias al éxito del single número 1 ‘Bulletproof’ y también de ‘In for the Kill’ (en parte gracias al remix de Skream) hay que recordar que el álbum ganó el Grammy a Mejor disco de dance/electrónica y que estuvo nominado al prestigioso Mercury Prize (ese año lo ganó Speech Debelle). Mientras, Kanye West se fijaba en el dúo sumándose a un remix de ‘In for the Kill’ y después invitando a Jackson a hacer coros en ‘All of the Lights‘. Sin embargo, el disco no es tan recordado como el debut de The xx, quizá porque en su momento tampoco obtuvo ventas espectaculares ni críticas unánimemente positivas: recibió un rácano 5,5 por parte de este mismo medio, por ejemplo (‘In for the Kill’ sí llegaría al top 10 de nuestras mejores canciones de 2009), mientras Pitchfork lo puntuó con un 7 pelado.
Desde el principio estuvo claro que ‘La Roux’ no era una obra maestra del synth-pop ni uno de esos discos que se mantendrían durante una década en la conciencia popular, pero nunca ha habido duda, al menos en mi opinión, de que el disco estaba plagado de temazos. Los singles eran estelares, empezando por ‘Bulletproof’ e ‘In for the Kill’ y siguiendo por la vibrante ‘Quicksand’ y la pizpireta ‘I’m Not Your Toy’. Pero la mezcla de ritmos metálicos, sintetizadores radioactivos y el falsete de Elly usado a saco a lo largo del álbum también daba lugar a «album tracks» muy dignos sin que ninguno de ellos cayera en lo redundante: la balada ‘Cover My Eyes’ era una «fan favorite» instantánea con la ayuda del Coro Comunitario de Londres, ‘Tigerlily’ despuntaba con su homenaje a ‘Thriller’ y ‘As If By Magic’ ofrecía un merecido momento de melancolía. Incluso temas algo menores como ‘Reflections Are Protection’ o el bonus track ‘Growing Pains’ eran magnéticos gracias a su enfocada composición y diversos detalles que alegraban su escucha.
En los años posteriores al lanzamiento de ‘La Roux’, Elly ha hablado pestes de la música de los 80 y también de este disco… sin saber que terminaría colaborando con New Order en uno de los mejores singles de su carrera. En sus palabras suena «a lata» y «anémico», pero solo podía referirse a sus ritmos fríos y metálicos, porque el sonido del álbum no ha envejecido nada mal y suena vigente 10 años después. Desde luego, Elly y Ben no necesitaron ayuda de nadie para producir un debut que, dentro de su revisión del sonido Eurythmics, Yazoo, Depeche Mode, etc., desprendía una coherencia y personalidad absolutas. Por notable que fuera ‘Trouble in Paradise’, el segundo álbum de La Roux, ya más entregado a la calidez de la producción analógica y de la música de baile de los 70, para nada capturó el carisma del primero, y aunque ‘Supervision’ tiene buena pinta, es evidente que el debut del dúo será para siempre un capítulo cerrado en su carrera. Y puede que nunca deje de ser el mejor.