El vídeo que puso en el mapa internacional a la productora catalana CANADA, que después trabajaría con Beck o Dua Lipa, es probablemente el mejor de la carrera de Tame Impala hasta nuevo aviso. Cuenta una historia de amor de instituto cruzándola con la de ‘King Kong’: ella es la clásica animadora, él el clásico jugador de baloncesto y el tercero un ser monstruoso llamado Trevor, pero nada es convencional en esta obra que mezcla surrealismo, sangre, visuales animados y sexo, en el último caso a partir de un cunnilingus.
La canción más emblemática de la etapa pre-‘Currents‘ de Tame Impala obtuvo una joya de videoclip animado dirigido por Joe Pelling y Becky Sloan, creadores de la webserie ‘Don’t Hug Me I’m Scared’. El color mandaba en esta pieza artesanal animada con arcilla que mostraba viajes espaciales o a través de puertas, figuras subiendo escaleras o esa icónica cabeza humana de perfil que aparece recurrentemente a lo largo de su minutaje. Es probablemente el vídeo más ensoñador y psicodélico de Tame Impala y vale la pena verlo por mucho que no contenga una historia propiamente dicha.
En febrero de 2019, cuando faltaba poco más de un mes para que saliera ‘Patience’, conocíamos la noticia que Kevin Parker se había casado con su novia Sophie Lawrence. Un año después, el vídeo de ‘Lost in Yesterday’ nos sitúa en una boda, pero esta vez no es Parker quien contrae matrimonio, sino otra pareja, y él es el encargado junto a su banda de poner música al festín. Sin embargo, el plano secuencia de este vídeo dirigido por Terri Timely -el combo de directores formado por los californianos Ian Kibbey y Corey Creasey- desvela después un inesperado giro argumental que lo convierte en uno de los mejores de Tame Impala (su discografía tampoco es demasiado extensa).
La figura del hombre miserable ha aparecido en la videografía de Tame Impala en el clip de ‘Cause I’m a Man‘ (en este caso sin cabeza y mediante una psicodélica y futurista animación 3D) y también en el de ‘Solitude is Bliss’, uno de los singles de ‘InnerSpeaker’. Como explicaba el propio Kevin Parker en una entrevista en la que contestaba a las críticas por que el vídeo no encajara con el sonido psicodélico de la canción, la escena de este hombre bailando a través de un desastre que representa su mente después de una experiencia traumática podría pertenecer a una película. Fue rodado en Kiev.
Como constantemente preocupado por la ansiedad y la soledad que puede sufrir una persona de éxito, el vídeo de ‘Let it Happen’ también fue rodado en Kiev (Miley Cyrus no descubrió nada) y estaba protagonizado por un ejecutivo miserable (como el de ‘Cause I’m a Man’) que vive varios momentos de crisis a su llegada a un aeropuerto: por un lado sufre un infarto en la sala de espera y, por el otro, ya dentro del avión, cae en picado desde el aeroplano, completamente solo y pegado a su silla a la manera de Juliane Kopcke. El vídeo, que (trágicamente) reduce la canción a los 4 minutos, sirve como metáfora visual del estrés inmenso que puede padecer una persona de alto cargo en el mundo ultra-capitalista de hoy.