Antes de caer en el tópico de los holocaustos zombis, el mundo en cuarentena agradecerá que comencemos con una comedia. «Tengo un toc» es una de las frases favoritas de Vega, quizá porque es sano bromear sobre el «trastorno obsesivo compulsivo» de cada cual, y esta comedia española dirigida por Vicente Villanueva es buena prueba de ello. Inspirada en una exitosa obra de teatro -y se nota-, reúne a una serie de personajes en la consulta de un psicólogo, ansiosos por hablar con un prestigioso profesional sobre el «TOC» que más les martiriza. En el elenco están Rossy de Palma y Paco León, a los mandos de una agradable y entretenida comedia, ideal para una tarde tonta como las muchas que te esperan. ¿Qué tiene que ver con el coronavirus? Uno de los personajes no puede parar de lavarse las manos, y si estos días te has preguntado cómo demonios girar el pomo de una puerta después de pasar 60 segundos lavándotelas, esto te puede gustar.
Está siendo vendida como «la película que predijo el coronavirus» por la prensa y oficialmente sus descargas se están multiplicando (no está en Netflix ni Filmin) gracias a su elenco de superestrellas. Ya fue un éxito de taquilla recaudando más de 130 millones de dólares y si bien adivinamos que no era la que mejor iba a resistir el paso del tiempo, contiene planos de «contagio» en una gran ciudad -metro, etcétera- muy asociables a la actualidad. Como indicaba mi compañero Joric en 2011, en su «gélido realismo» y en su aparente «disección didáctica de una futura pandemia» estaba su virtud. Et voilá.
’28 días después’, ‘La niebla’, ‘La noche de los muertos vivientes’ e incluso ‘REC’. El apocalipsis zombie será tan recurrente durante los próximos días para sobrevivir al coronavirus como en el repertorio de Los Mejillones Tigre
, pero si una película del estilo se ha transformado en un film de culto durante los últimos años ha sido ‘Train to Busan’. Premiada en Sitges, la cinta se sitúa en un tren de alta velocidad de Corea del Sur, con unos pasajeros que luchan por sobrevivir, sí, pero aparte de a lo evidente, también al capitalismo más salvaje.Mucho menos conocida que ‘Contagio’ pero más poética y arty -e intensa- pero reivindicable como rara avis, es esta pequeña joya protagonizada por Ewan McGregor y Eva Green, en la que antes de la moda de Masterchef y derivados y de Fernando Simón y Newtral, un chef especializado en pescados y una investigadora especializada en epidemias se enamoraban en medio del apocalipsis. Y en esta cinta el fin del mundo es comprobar cómo van muriendo los 5 sentidos.
Otra infravalorada película en código zombi pero esta en clave de humor es ‘Mamá y papá‘, una risión protagonizada por Nicolas Cage en la que el «virus» consiste en querer matar a tus hijos. Una comedia políticamente incorrecta perfecta para estos días en que 1) los niños están en casa porque los colegios han cerrado y 2) resultan ser los mayores transmisores de (corona)virus sin que este ponga en peligro su vida.
‘Estallido’, ’12 monos’, ‘Guerra Mundial Z‘… entre todas las cintas apocalípticas habituales en este tipo de listados, hay algo que me llama especialmente de revisitar ‘Hijos de los hombres’ sin haber sido uno de mis filmes favoritos en su momento. Aparte de recuperar al Alfonso Cuarón mucho antes de ‘Gravity’ y mucho antes de la brutal ‘Roma’, la película que hablaba sobre la humanidad al borde de la extinción tras dos décadas de infertilidad, se estrenó en 2006. ¡Hace 14 años! Sin embargo, hablaba de lo que sucedería en 2027, para lo que solo faltan 7 años. ¿Cuánto se parece el mundo salvaje y ultracapitalista que planteaba a 2020?
Filmin ha incluido ‘La trinchera infinita’ en su especial Cuarentena, tan bien traído y con tanto humor como siempre. Me parece un aciertazo. No solo es una de las mejores películas de 2019, por dar una visión desconocida sobre la Guerra Civil Española por improbable que pueda parecer a estas alturas. Sino que durante las próximas semanas nos puede dar una idea más realista y acertada de lo que significa realmente estar encerrado entre cuatro paredes un tiempecillo prudencial.
Pese a salirse también un poco de la línea de las películas que esperabas encontrar en este especial, no me resisto a incluir la obra maestra de Luchino Visconti, de muy particular fotografía y final absolutamente traumático en el que Miguel Bosé nos libró de otro trauma -el de hacer de Tadzio- por los pelos. Básicamente porque su padre no le dejó. Saludemos a nuestros amigos italianos recordando que, aunque no es el centro de la película, en ‘Muerte en Venecia’ (1971), una adaptación de la novela de Thomas Mann (1912), las autoridades locales ocultan a los turistas la existencia de una grotesca epidemia de cólera para que no abandonen la ciudad…
«Nunca se han visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas, ojalá que pronto se acabe la revuelta». David Bisbal hizo historia con aquel desafortunado tuit que tanto estimuló la imaginación de esta red, y aquella frase permanece en el vocabulario habitual de muchos. Lo cierto es que nunca habíamos visto la Gran Vía de Madrid tan poco transitada como en ‘Abre los ojos’ o como probablemente suceda durante las mañanas de este fin de semana con clubs y bares cerrados a cal y canto. Puede que no haya muchas razones por las que volver a los primeros thrillers de Alejandro Amenábar después de varios visionados, pero se me ocurre una bastante potente: el reencuentro con Najwa, la actriz, una década o dos antes de fusionarse con Zulema, ahora que está(n) en uno de los mejores momentos de popularidad de su carrera.
No se me ocurre mejor epitafio para este artículo que esta película de Stanley Kubrick, inspirada en una novela de Stephen King. Este 2020 celebra su 40º aniversario, pero no hay manera de que envejezca ni una miguita: continúa provocando la misma claustrofobia que el primer día durante su desarrollo y continúa teniendo uno de los finales más inolvidables de la historia del cine de terror. Todo en ella es icónico, desde el mensaje de la habitación que tituló una canción de Alaska y los Pegamoides (‘Redrum’, «murder» al revés) hasta incluso el comentado doblaje de Verónica Forqué. No doy un duro por que dentro de 15 días más de uno no aparezca tecleando “No por mucho madrugar amanece más temprano” ad nauseam en su dispositivo favorito.