Biznaga acaban de superarse con probablemente el mejor disco de su carrera, un disco de punk conceptual llamado ‘Gran Pantalla‘ en el que los madrileños cuestionan el capitalismo a través de dos temas centrales, la tecnología y la esclavitud a esta y a las redes sociales. ‘Gran Pantalla’ ha sido top 5 en España y es DISCO RECOMENDADO en nuestro site, por lo que hemos querido hablar sobre él con sus autores. En concreto Jorge Navarro, letrista y bajista de Biznaga -en realidad malagueño-, nos contesta unas preguntas vía mail sobre la idea de este trabajo conceptual y sobre algunas de sus pistas destacadas, así como sobre la situación actual que está viviendo la industria musical debido al coronavirus.
¿Qué tal lleváis la cuarentena?
Como Bill Murray en’ Atrapado en el tiempo’ todo el rato.
‘Gran Pantalla’ ha sido top 5 en España. ¿Cuál fue vuestra reacción al enteraros?
De alegría y sorpresa al 50/50. Habíamos lanzado una preventa atractiva para que, desde el primer momento, las ventas fueran para arriba, pero esto ha sido demasiado. Ahora estamos en el 31, creo. Fue precioso estar ahí tuteándose con los grandes :)
«La tecnología es EL TEMA ahora mismo porque introduce un factor nuevo y determinante a la hora de concebir el mundo sensible, todo lo que nos rodea»
¿Cómo habéis afrontado la creación de un disco conceptual como es ‘Gran Pantalla’?
Con paciencia y mucho debate entre nosotros. Ha supuesto una experiencia a ratos desesperante, y a ratos tremendamente gratificante. Tener que someter música, y sobre todo letras, a un contexto concreto ha sido un reto en muchos sentidos. Ahora bien, una vez apuntas en la dirección deseada, encuentras un disparadero creativo sin precedentes, con las canciones saliendo una detrás de otra. Ese momento no lo cambio por nada.
¿Sentíais que para vuestro tercer disco teníais que ir un paso más allá?
Totalmente. Es la motivación necesaria para seguir haciendo canciones, supongo. Ese componente de ambición, de compromiso con nosotros mismos, ha sido vital para confeccionar este disco. Repetir lo mismo continuamente es un coñazo.
‘Gran Pantalla’ habla la esclavitud a la tecnología y a las redes sociales. ¿Por qué era importante para vosotros dedicar un disco entero a estos temas?
Sencillamente, porque me parece EL TEMA ahora mismo. Nadie se cuestiona si el 90% de las canciones van sobre la autocompasión o el rencor por una ruptura amorosa, o de la sublimación del deseo sexual. La tecnología es lo más importante en este momento porque introduce un factor nuevo y determinante a la hora de concebir el mundo sensible, todo lo que nos rodea, incluyendo esos mismos sentimientos narcisistas de desolación o euforia provocados por el amor o las ganas de follar. Y es más importante no solo porque los fagocita, sino porque los transforma. ‘Cuando suena el bling’ del móvil, es la señal de que algo está pasando, aunque probablemente no tenga tanto que ver con el intercambio de fluidos, sino con el de datos y dinero.
Vuestro disco anterior se llamaba ‘Sentido del espectáculo’, pero es ‘Gran Pantalla’ el que parece inspirado en ‘La sociedad del espectáculo’ de Guy Debord. ¿Es un texto que os ha inspirado? ¿Os habéis nutrido de otras fuentes a la hora de escribir el disco o simplemente habéis usado vuestras propias experiencias?
El concepto de ‘espectáculo’ situacionista está presente en gran parte de nuestro trabajo, pero de una forma más sugerida que manifiesta. Para documentarme y escribir las letras de ‘Gran Pantalla’ han sido otras las fuentes dónde he buscado inspiración: Byung Chul Han y Jean Baudrillard sobre todo; y luego hay un par de libros de autores menos abstractos y que aportan datos y ejemplos sin dejar de reflexionar sobre el impacto de la tecnología en nuestra vida. Fueron fundamentales ‘El Filtro Burbuja’ de Eli Pariser y, sobre todo, ‘La Búsqueda del Algoritmo’ de Ed Finn. Por otro lado, también he estado muy pendiente de los artículos que iban apareciendo de Marta Peirano, por ejemplo. A nivel audiovisual emparentaría este disco con cosas como ‘Black Mirror’, el documental ‘El Gran Hackeo’ o ‘Her’ de Spike Jonze.
‘Motores de búsqueda avanzada’ es una canción sobre el poder de los algoritmos en nuestra vida diaria, con una parodia de esos titulares que solemos ver en Facebook tipo «¡no creerás lo que pasó!». ¿La consideras una canción especialmente importante dentro del disco? ¿Recordáis alguna experiencia siniestra que hayáis tenido con los algoritmos?
Sí, es una canción esencial tanto en el esqueleto del disco como en la dialéctica que este pretende articular. Es intensa. Empieza con un largo desarrollo instrumental, con una sección rítmica monolítica cabalgando sobre un acople de guitarra que acaba explotando. La voz tarda en aparecer y, pese a no tener mucho texto, afianza algunas ideas importantes (el algoritmo como biorritmo o la realidad aumentada) a la vez que anticipa otras (la pluralidad de filtros y aplicaciones como maquillaje para una libertad simulada). Además está conectada con la primera transición, marcando junto con ‘Error 404’, el fin de la primera parte. A partir de ahí el narrador se despersonaliza, se ve desde fuera y nos habla de sí mismo en tercera persona durante las tres primeras canciones de la segunda parte, que musicalmente es más fría y sintética, con el «chorus» en las guitarras como característica esencial.
‘Libertad obligada’ trata de la vida influencer, ¿verdad? ¿Os ha inspirado algún personaje en concreto a la hora de componerla?
Sí y no. Más que describir la vida de nadie en concreto, trata de transmitir el entusiasmo aspiracional y la energía que impulsa esos egos profesionales, tan flexibles y virtuales, donde la economía se mezcla con el deseo, el trabajo con el juego, la transparencia con la pornografía y la realización personal con la autoexplotación.
«Sentimos afinidad y una gran admiración por el anarquismo, pero no somos anarquistas»
No todas las canciones del álbum hablan directamente sobre redes sociales y ‘Atentado’ trata la corrupción moral de jueces y policías. ¿Cómo conectáis a estas dos figuras con la idea de la “gran pantalla”?
La pantalla, al final, es un elemento alegórico que nos permite reflexionar sobre lo que muestra y lo que no; sobre lo que hay de invisible en lo visible, o lo que es lo mismo: lo que hay de falso en lo aparentemente verdadero. Esta confrontación es extensible a cualquier elemento emisor de verdad o sentido. En este caso, tanto policías como jueces representan a la LEY (así, con mayúsculas), que es la VERDAD (así, con mayúsculas también) sobre la que se construye la idea de paz social, democracia etc. En la calle, cualquier cuestionamiento de esa VERDAD se convierte automáticamente en atentado.
¿Vuestro punto de vista en todo esto es anarquista o preferís no etiquetaros? Entiendo que simplemente os parece importante que se subraye el abuso de poder que se da en estas esferas, desde lo que sucede a pie de calle a la idea de ese capitalismo que nos esclaviza.
Sentimos afinidad y una gran admiración por el anarquismo, pero no, no somos anarquistas. Esto no impide, como tú comentas, que nos parezca importante motivar una reflexión sobre nuestras dinámicas tecnológico-vitales, o la relaciones de poder líquidas, o los medios de producción de sentido o cultura… Las nociones de libertad/consumo o realidad/ficción que experimentamos en la actualidad son híbridas. Las nuevas formas de opresión que esto motiva, obligan a repensar las posibles nuevas formas de resistencia también.
¿Qué pensáis cuando la prensa os pregunta sobre vuestra ideología? A veces parece que buscamos respuestas en artistas que se hacen las mismas preguntas que nosotros, y que no tienen por qué tener la solución. En cualquier caso entiendo que para vosotros es importante que exista una figura artística que critique el sistema desde dentro.
No me parece mal si su ideología tiene más o menos relación con su trabajo como artista. Me parece mucho más gratuito, por ejemplo, que te pregunten, en el contexto de una entrevista musical, que a qué te dedicas profesionalmente o qué has estudiado. No sé muy bien qué puede aportar eso.
«Al Ministro de Cultura le diría que prestara más atención a la industria musical, un sector tremendamente precario que vive en permanente indefensión, y que impulse la legislación necesaria para acabar con el limbo laboral en el que vive el músico, sea o no profesional»
En el fondo vuestro disco es una crítica al capitalismo. Como todos estáis dentro del sistema y es algo que no escondéis. ¿Entre vosotros tenéis conversaciones sobre cómo sería el mundo más o menos ideal? Supongo que hay puntos de encuentro pero también discrepancias en cuanto a cómo veis el mundo…
Sí, desde la furgoneta solemos arreglar el mundo. Claro que hay discrepancias, pero nunca desde posturas antagónicas. Somos muy conscientes de vivir y participar, en mayor o menor medida, de una sociedad biocapitalista digital, también que, bajo esa sofisticada y funcional interfaz, es más alienante y depredadora que nunca. Teniendo en cuenta esto, lo más importante es asumir la contradicción con naturalidad, y en la medida de lo posible, resistirte a que las dinámicas propias de este sistema operen en tu esfera privada o en tus relaciones con los otros. Y luego, por último, si puedes implicarte en acciones locales para dar apoyo a causas justas o que no discurran bajo una lógica puramente mercantil, pues mejor. Así es como lo vemos por aquí.
Por último, debido a la pandemia, los próximos meses van a ser duros para la industria musical. ¿Si os pudierais reunir con el Ministro de Cultura ahora mismo que le diríais?
¡Uf! Milki seguro tendría para esto una respuesta súper graciosa, y un poco impertinente también. Yo, que soy más soso, le diría que prestara más atención a la industria musical (músicos y pequeños promotores/salas), que es un sector tremendamente precario y que vive en permanente indefensión (más, si cabe, en momentos como este). Le pediría que impulsaran la legislación necesaria para acabar con el limbo laboral en el que vive el músico, sea o no profesional, para regular su situación y que urgentemente se le reconozcan derechos, como a cualquier otro trabajador, que garanticen su protección ante situaciones como la que vivimos actualmente.