En 1980 se estrenó ‘Maniac’, un slasher sórdido y pringoso, rodado con actrices porno, cuyo cartel –la imagen de un hombre con un cuchillo ensangrentado en una mano, una melenaza rubia setentera en la otra, y una enorme erección en medio- se convirtió en un icono para los aficionados al cine gore con psicópatas. Esa imagen (convenientemente estilizada en su recomendable remake de 2012), junto a otras como el duelo entre Michael Myers (con cuchillo) y Laurie Strode (con hacha) en ‘Halloween: H20’ (1998), los ambientes oníricos de la saga ‘Pesadilla en Elm Street’, el manierismo visual del neo-giallo (‘Suspiria’, ‘The Neon Demon’, ‘El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo’), e incluso el ‘Thriller’ de Michael Jackson, parpadean en ‘In Your Eyes’ como las luces del club After Hours. El vídeo, que continúa el anterior, ‘After Hours’, termina como la mencionada ‘Halloween: H20’, y con un epílogo que funciona como parodia del arquetipo de la “final girl”.
El director Henry Scholfield, conocido por sus clips para Dua Lipa (‘New Rules’, ‘IDGAF’), Billie Eilish (‘Hostage’) o Rosalía (‘Di mi nombre’), suele citar tres fuentes de inspiración para su trabajo: ‘El odio’ (1995), Michel Gondry y su madre, que era bailarina. Del primero recoge el gusto por las transiciones fluidas, con un montaje sin apenas interrupciones. Del segundo, la inventiva visual y el sentido lúdico y surrealista de la narración. Y de la tercera, su pasión por las coreografías. Estas referencias se pueden ver ‘Break My Heart’: ingeniosas traslaciones de un escenario a otro sin apenas alterar la continuidad, una narración juguetona con mucho truco escénico y de cámara (la secuencia de las camas y la bañera no puede ser más Gondry), y una puesta en escena donde prima el movimiento coreográfico de la cámara y los intérpretes. Todo ello aderezado con un par de bailes de inspiración britneyspearsiana, y varios guiños para buscadores de “huevos de pascua”: la moqueta del avión que imita a la del Hotel Overlook de ‘El resplandor’ (1980), y el icónico Chanel rosa de Jackie Kennedy que luego luciría Marge Simpson en el fabuloso capítulo ‘Lucha de clases’ (1996).
Tras un prólogo en forma de fantasía noventera anacrónica, que parece un guiño a su yo adolescente (el gorro con orejas), vemos a Bad Bunny travestido y “perreando sola”. ¿Feminismo? ¿Oportunismo? ¿Cuñadismo carnavalero? Parece que un poco de todo, incluso de lo primero (una teórica del feminismo como Clara Serra ha alabado la canción
). ¿Qué tiene más trascendencia y potencia simbólica, mil pancartas reivindicativas en el 8M o un pequeño gesto feminista en un contexto reguetonero? ‘Yo perreo sola’ es un vídeo humorístico con discurso(ito) empoderador, que desde un punto de vista conceptual recuerda al ‘I Want To Break Free’ de Queen, pero que narrativamente parece más una parodia cross-dressing de la retórica visual del reguetón: ambientes y objetos “feminizados” (uso del color rosa, descapotable de líneas “femeninas”, campos de flores…), rótulos con mensajes feministas (“Ni una menos”, “Las mujeres mandan”), y mujeres de todas las edades (no solo modelos culonas) “perreando solas”.En su primera incursión en el videoclip, Paco León vuelve a recrear esos ambientes costumbristas y algo decadentes que tanto le gustan (no cuesta imaginar a Carmina Barrios sentada en uno de esos bancos que aparecen en el vídeo). ‘Ojos de serpiente’ escenifica un baile de un centro cívico que recuerda el de ‘Dance to This’, de Troye Sivan. Sin embargo, en sintonía con el estilo de la canción -un bolero con toques electrónicos-, la narración está salpicada de detalles formales (el efecto 3D del baño) y simbólicos (las gelatinas florales que traen las niñas) que trastocan su severa caligrafía naturalista y la acercan a los ambientes surrealistas de ‘Twin Peaks’ o al cine de Aki Kaurismaki. El vídeo comienza y termina con un plano detalle de la boca de Dora. Entre medias, aprisionada por ese opresivo formato cuadrado en el que está rodada, se narra una historia de desamor protagonizada por la cantante y su amante con “ojos de serpiente”, encarnado por el también cantante Luca Ching.
‘Desde las alturas’ comienza con una referencia muy explícita: ‘Gummo’ (1997), el impactante debut en la dirección de Harmony Korine. El director Pedro Artola homenajea la célebre escena de la bañera trasladándola a la España de finales de los sesenta: tortilla de patatas en vez de espaguetis, y música de jota sonando por la radio. Tras ese prólogo comienza la canción. A través de un montaje en paralelo, el director pone en relación a Guitarricadelafuente y al niño protagonista, quien ensaya en un sillón al lado de un revistero donde se puede ver el número de abril de 1968 de la mítica revista Ondas, con Massiel en la portada tocando también la guitarra. Luego, como si fuera la materialización de una evocación generada por la música, aparecen escenas veraniegas protagonizadas por varios niños. Entre ellas, un guiño a una conocida foto de los años 40 donde aparece un niño colgado de un tendedero. Unos recuerdos impregnados de nostalgia que acabaran ardiendo como un bosque en verano.