Si bien esta joven japonesa educada en Reino Unido sentaba ya las bases de su personalidad como artista pop en ‘RINA’, es el recién publicado ‘SAWAYAMA’ el que consolida su espacio propio, a base de extremar su propuesta: por un lado, ofreciendo un amplio abanico de sonidos propios del pop de radiofórmula de los años 2000 para construir su espacio musical (con la ayuda de su socio más destacado, el productor Clarence Clarity); y por otro, con un contenido lírico que exhibe sin filtros sus posicionamientos sobre medio ambiente (‘Fuck This World’), capitalismo (‘XS’), machismo (‘Comme des Garçons (Like the Boys)’, racismo (‘STFU!’), acoso escolar (‘Who’s Gonna Save U Now?’) mientras, de manera llamativa, desnuda su historia familiar: como explicó profusamente a Pitchfork, su padre las abandonó a ella y a su madre en Reino Unido, después de trasladarse allí desde Japón por el trabajo de aquel, derivando en un traumático divorcio y miseria económica para las dos.
Esa traumática experiencia recorre de cabo a rabo en este segundo trabajo de Rina, desde el comienzo, con una ‘Dynasty’, en la que poéticamente trata de apartarse de una herencia familiar que no es otra cosa que dolor, hasta la final ‘Snakeskin’, en la que habla precisamente de entregar al público esa parte de su vida como si fuera una piel de serpiente para que los demás lo admiren o lo usen, como si fuera un complemento. Significativamente, termina con la voz de su madre hablando en lengua materna sobre su difícil vida mientras suena una sonata de Beethoven al piano que su progenitora solía tocar. Entre ambos extremos, Sawayama explicita el desarraigo que siente hacia su familia por todo lo que ha sufrido (‘Akasaka Sad’) y busca la redención de una adolescencia complicada en la que se avergonzaba de su madre y le devolvía todo el dolor en forma de rebeldía (‘Paradaisin´’), a la vez que muestra cierto apego por su Tokyo natal, sufriendo por el maltrato que los turistas (incluida ella misma en alguna ocasión, como confiesa en un momento del disco) profieren a sus habitantes por su carácter extremadamente amable y educado (‘Tokyo Love Hotel’).
Aunque toda esta pesada carga emocional y personal se plasme en versos de notable ingenio –reconoce que, pese a lo dicho en el primer párrafo, su colaboración con experimentados compositores de la industria la ha ayudado a mejorar mucho como escritora y compositora–, lo mejor de todo es que lo haga con un envoltorio musical que desprende una luminosidad y optimismo (incluso en sus momentos más oscuros), en una especie de caricatura no malévola de la música pop que triunfaba 20 o 25 años atrás. Así, los ecos de las producciones de Timbaland para Justin Timberlake o Nelly Furtado, los arrebatos hardrockeros de Xtina circa ‘Stripped’, la Britney de ‘Gimmie More’ (de hecho, esos “more” de ‘XS’ parecen casi un homenaje), el nu-metal de Linkin’ Park (al que tanto partido ha sacado últimamente Poppy), los primeros trabajos de Robyn junto a Max Martin, el pop-rock que coqueteaba con el sonido 8-bits, el hardcore de peluche de la primera Avril Lavigne, el post-new jack swing de *NSYNC o el pop electro de la Lady Gaga de ‘The Fame’ se suceden como un bombardeo.
Pero lejos de resultar una simple retahíla de referencias, lo más divertido de esto es la mezcla de cariño y parodia que Sawayama y Clarity aplican a todo el conjunto, y cuyo culmen podría ser el falso directo de ‘Who’s Gonna Save You Now’ –una referencia explícita al ‘A Star Is Born’ de Bradley Cooper y (de nuevo) Lady Gaga–, con ese loco solo en el que la voz emula a la guitarra eléctrica y que remite al enfoque extremo de su amiga Dorian Electra. Al margen de la diversidad de estilos y lo recurrente que pueda ser tal o cual canción, ‘SAWAYAMA’ brilla sobre todo por ser sobre todo un fantástico disco de pop repleto de canciones de esas destinadas a acompañarte un tiempo largo y, a poco que te alcancen en el momento adecuado, a quedarse contigo para siempre.
Tras su arranque impetuoso con los fantásticos singles del disco, sumándoles la magnética ‘Akasaka Sad’ y sobre todo el prodigio melódico de ‘Paradaisin´’, es tangible que la última parte del disco está más poblada de fillers (casi siempre correctos, pero algo faltos de chispa) de lo que nos gustaría, rebajando el impacto del disco. Pero incluso ahí emergen maravillas en forma de medio tiempo, como la gran ‘Bad Friend’ –siguiendo con las confesiones, Rina busca recuperar la relación con una de sus mejores amigas, a la que dio de lado sin razón, recordando sus fiestas bailando Carly Rae Jepsen… con una canción creada con Kyle Shearer, uno de los colaboradores frecuentes de la canadiense– o la tan naif como sentida ‘Chosen Family’ –una balada en la que incluso su voz evoca a la de Germanotta, dedicada a los fuertes vínculos con sus amigos en la comunidad LGTBI+–. Ambas evidencian que, por encima de su ingenioso concepto estético, Rina Sawayama es también una buena compositora, y que ‘SAWAYAMA’ puede ser apenas un paso de gigante para una estrella del pop del futuro, atípica y fuera de normas… a base de apropiarse de ellas.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Paradaisin´’, ‘Comme des Garçons (Like the Boys)’, ‘Bad Friend’, ‘XS’, ‘Dynasty’
Te gustará si te gustan: Charli XCX, Dorian Electra, SOPHIE; las Gaga, Britney y Xtina de mediados-finales de los 00
Youtube: ‘XS’ en Youtube