Televisión

Pros y contras de ‘HIT’, la serie sobre la violencia en las aulas españolas

La problemática de la violencia en las aulas españolas, de unos alumnos más pendientes del móvil que de aprender algo de sus maestros, de unos padres que dan la razón a sus hijos cuando no la tienen… y una sociedad que pone al límite a estos tres actores son los objetivos de ‘HIT’, la nueva serie que estrenaba anoche La 1 de RTVE. Un proyecto diferente que de momento conquistó tan sólo al 10% de la audiencia y frente al que muchos usuarios se preguntaban: «¿de qué violencia en las aulas estamos hablando?».

Un debate didáctico al término de ‘HIT’ trataba de dar una explicación, recordando que 9 de cada 10 profesores convive con violencia en las aulas y que en algunos casos esta ha procedido de los padres y no de los alumnos: sin querer retratar que la educación española sea «Guantánamo», como se quejaba en Twitter una usuaria, los conflictos son lo suficientemente numerosos como para que la cadena pública nos presente una reflexión al respecto. El creador y guionista de ‘HIT’ Joaquín Oristrell ha querido ahondar en los puntos flacos de nuestro sistema educativo, un sistema que ya no es capaz de garantizar un empleo en el futuro a los alumnos, unos padres desbordados por llegar a fin de mes que trabajan de 8 a 20 y no tienen tiempo de estar con sus hijos, y unos profesores que requieren demasiadas veces de un máster en Psicología, técnicas de relajación y una tonelada de tila -en el mejor de los casos-.

La situación parece estar un poco caricaturizada y la fotografía de la serie, rodada en un colegio real y salvo un par de excepciones en otros escenarios reales, es de tonalidad grisácea e industrial, casi situándonos en un entorno carcelario tipo ‘Vis a vis‘ o ‘Prison Break’. Su alumnado hace parecer al de la sobresaliente ‘Merlí’ el elenco de un videoclip de los primeros La Casa Azul. ‘HIT’ ha querido huir de ‘Élite’, ‘Skam‘ y compañía para ofrecer, según su propio creador

, un producto que no está pensado para «gratificar a los adolescentes» y que se «sientan guays». Y la manera de tocarles las narices ha sido la creación de un pedagogo polémico llamado HIT, que no es otra cosa que las iniciales de este personaje, Hugo Ibarra Toledo, interpretado por Daniel Grao.

Dice también Oristrell que han querido poner a un actor «que esté muy bueno» en contraposición al doctor House, para que guste al espectador y le genere un conflicto dados sus métodos poco ortodoxos. En Grao recaía anoche el marronazo de hacer un «speech» lleno de soberbia y arrogancia en el trato de su público, en el que tenía que reflexionar sobre los males de la sociedad actual, hablando de ser «intolerante con los intolerantes» para contener el auge del fascismo. El asunto le cayó un poco grande en cuanto a carisma, agresividad y generación de sentimientos encontrados: Grao no lograba cabrear ni dar tanto repelús como Tom Cruise en ‘Magnolia’. Sólo pareció un pequeño maleducado muy venido arriba.

En la segunda parte del capítulo en cambio se creció, con todos los personajes ya centrados en el instituto, en materia, localizando lo que «HIT» ha tenido a bien llamar focos de «enfermedad», «infección» y «bacterias», es decir, qué alumnos son conflictivos por razones de violencia, uso de pornografía y bullying a través de las redes sociales (y quien finge recibirlo), en un elenco de personajes de origen social variado. Si en semanas venideras empezamos a saber más sobre qué mueve a cada uno de los jóvenes a hacer el mal y se sigue reflexionando sobre cuáles son los límites y las normas de conducta para todos los actores implicados, sobre música tan adecuada para la trama como la de Natos & Waor; si se muestra poquito de los recovecos del Tinder en los móviles de los personajes adultos, podemos estar ante una serie que puede tener su pequeño huequecito en la historia de la pequeña pantalla. 6,5.

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Publicado por
Sebas E. Alonso