La canción es una «oda al dolor escandinavo» -ella es sueca, él islandés- y de hecho «dolor escandinavo» es la frase estrella de esta canción que es todo un pepinazo electro aunque al principio no lo parezca. El ritmo agresivo de esta producción de PC Music hace pensar en uno de los singles más industriales de Azealia Banks, ‘Yung Rapxnsel’, pero en este la oscuridad es reemplazada por la luz y por un estilo híper-futurista que evoca a los momentos más robóticos de la autora de ‘Body Talk’… y de Charli XCX, que para eso ha trabajado con A.G.Cook más que nadie. De hecho, ciertas distorsiones vocales de ‘Salt Licorice’ recuerdan a los sonidos explorados por la británica en ‘Charli
‘ y ‘how i’m feeling now‘.El vídeo de ‘Salt Licorice’, en el que no encontrarás a Robyn, pero sí a un bailarín moviendo el cuello como loco, es totalmente casero y muestra a Jónsi en situaciones un tanto grotescas -al menos por cómo están presentadas- como rapándose la cabeza, vomitando una sustancia fucsia y también muestra su cara y cabeza cubiertas de una masa grimosa.
‘Salt Licorice’ es probablemente la producción más contundente y agresiva que han firmado tanto Jónsi como Robyn en años. El caso del primero es más comprensible pues él es autor junto a Sigur Rós de obras de post-rock tan hermosas como ‘Ágaetis byrjun’ o ‘Takk…’, pero realmente hacía mucho que la primera no cantaba en una canción tan potente: su último disco ‘Honey’ era mucho más relajado, su reciente single ‘Impact’ con SG Lewis y Channel Tres no era precisamente un rompepistas sísmico, y de sus últimos EPs con La Bagatalle Magique y Röyksopp han pasado ya entre 5 y 6 años.