Maluma se ha ido a Jamaica de vacaciones. Calma: lo hizo antes de la pandemia, hace algo más de un año, para preparar este disco que tenía que haber visto la luz antes de su álbum del verano pasado, ‘Papi Juancho‘, pero que se ha venido retrasando por la imposibilidad de rodar los videoclips. Son, en cualquier caso, unas vacaciones muy diferentes a las de Bad Gyal en la misma isla. Mientras la preocupación de Alba Farelo era empaparse de calle y «sound system», pegarle al porro y filmar a bailarinas tocándose el toto, la de Maluma ha sido retozar en la playa y ligar, que es lo mismo que hace cuando está en casa. «No he fumado y ya me tiene «high»», dice en una de estas canciones, la llamada simplemente ‘Love’.
Maluma no ha buscado tanto la conexión entre reggae y reggaetón a través de samples perdidos de joyas ocultas, ni se ha dedicado a reivindicar tesoros del primer reggae en español. «Pon reggaetón, no pongas otra cosa», propone sin cortarse en la pista final, ‘Peligrosa’. Lo que sí ha conseguido es tirar de talonario para contar con dos nombres tan grandes como Ziggy Marley, el nietísimo, siempre tan dispuesto a colaborar como ya demostró con Sheryl Crow, Alanis Morissette o Carlos Vives; y Charly Black, autor del macrohit ‘Gyal You a Party Animal‘ hace 5 años. Con ellos dos abre este mini álbum, colorido y simpático, aunque nadie sepa con certeza si ‘Tonika’ es un «branded content» de Nike y Red Bull.
Las producciones de los habituales Rude Boyz, Edgar Barrera y Johany Alejandro Correa «Nyal», todos los cuales ya han trabajado con Maluma en menor o máxima medida, llenan de luz unas composiciones hechas para pasarla bien. El single ‘Agua de Jamaica’, que comienza con una guitarrita de R&B, se entrega también a las bondades del reggae, como siempre para desarrollar una letra de bellaqueo, con Maluma acercándose varias veces a la palabra «dentro, dentro». Se huye así del lado más envolvente y oscuro, de estos ritmos, y cada vez que Maluma se arranca con un «oh-ya-ya» o un «wayio-yo», se echa mucho de menos a la Rihanna más jamaicana
. Su tono de voz siempre estará más cerca de un Bisbal en España o en Luis Fonsi en México, por mucho que sea más guapo.A 5 días de su edición, ya está a la vista de todos que ‘#7DJ (7 días en Jamaica)’ no va a dar al artista muy buenos números: el éxito masivo de la también viajera ‘Hawái’ va a comerse todo eso. Lo que sí nos ofrece este disco es un intento de mejorar la propuesta de Maluma en el formato «álbum». Es un disco muy corto, con tan sólo 7 canciones, a menudo fundidas entre sí y con principios y finales perdidos entre diversos cambios de ritmo, para bien. Aunque sólo sea por lo que ‘Safaera’ se viralizó en TikTok y lo arriba que está Bad Bunny, había que intentar algo diferente y no se puede negar que ha dado un paso para cuando menos buscarlo.
La canción más ambiciosa en ese sentido es ‘Chocolate’, que empieza con unos coros como de banda sonora sesentera, luego incorpora un ritmo un poco trap, unos acordes de bedroom pop, y finalmente el beat para concordar con el resto del álbum. También funciona el drop final de ‘Tonika’, o el modo en que ‘Peligrosa’ pasa de ser un tremendo dramón al ritmo reggae. Maluma no solo ha llamado a un trompetista y a dos saxofonistas reales y acreditados para dar cuerpo a ‘Desayun-arte’, sino que esta aparece perfectamente integrada tras el single ‘Agua de Jamaica’ y antes de ‘La burbuja’. En el single, hasta funciona ese «speech» en el que parece como embriagado, diciendo: «siento como que me enamoré». Son ese tipo de detalles los que dan al disco esa sensación de conjunto, como antes a duras penas había intentado.