Goat Girl han generado titulares en medios generalistas anglosajones por la sinceridad con la que tratan el asunto de la política británica, pero ellas no buscan ser encasilladas en la categoría de «banda política». Su nuevo disco ‘On All Fours’ musicalmente tiene demasiado que ofrecer como para reducir a la formación londinense a una sola cosa.
Si el debut de Goat Girl mostraba a una banda aficionada a absorber sonidos como el post-punk, el blues-rock o el rock de querencia western, ‘On All Fours’ se abre a otros universos. Las canciones son menos crudas y directas pero también más expansivas, ricas y satisfactorias gracias a la rica paleta de instrumentos que ha manejado la banda esta vez, lo que incluye sintetizadores analógicos y percusiones diversas. Dan Carey, que recientemente ha trabajado con Fontaines D.C. o La Roux, ha producido hábilmente este trabajo de rock contemporáneo en el que Clottie Cream, L.E.D., Rosy Bones y Holly Hole, quien ha sustituido a Naima Jelly (sí, estos son los nombres artísticos de las chicas), se toman su tiempo para investigar hacia dónde les llevan sus nuevas canciones, amasándolas con verdadero mimo y amor por la música. Así, 13 canciones suman casi 1 hora de duración, cuando el disco anterior contenía 19 y duraba bastante menos.
A veces los lugares a los que llegan Goat Girl son poco predecibles. El disco arranca ahuyentando a la «plaga del oeste» (es decir, a Occidente) en una ‘Pest’ que parece que va a ser un homenaje a PJ Harvey pero termina por un sendero más popero, onda The Coral. La música electrónica es especialmente prominente en ‘On All Fours’ y no solo porque el grupo incorpore episodios circenses como salidos de un mal sueño en la animada ‘Badibaba’ o envuelva todo el disco en ambientaciones tan pesadillescas como la portada del disco, las cuales parecen inspiradas en el repertorio de la BBC Radiophonic Workshop; sino también porque el disco-rock decadente de ‘Sad Cowboy’ te introduce un arpegio de música house cuando menos lo esperas y más lo necesitas.
Un trabajo más «reflexivo» que el anterior pues intenta observar el mundo desde cierta distancia, en lugar de obcecarse en incidentes concretos, ‘On All Fours’ entretiene más por la densidad de sonidos que explora que por la potencia de las melodías. Aquí, el fuerte de Goat Girl es su química a la hora de enriquecer las composiciones con episodios instrumentales y efectos diversos y, por ejemplo, son capaces tanto de recordar a los Deerhunter más «arty» en ‘P.T.S. Tea’, que habla sobre la identidad no binaria de Rose; como a Stereolab (que acaban de lanzar tema nuevo) en la apesadumbrada ‘Anxiety Feels’, cuyo título no hace falta explicar. La riqueza instrumental de ‘On All Fours’ significa que a veces el grupo no necesita letras para contar una historia, como sucede en la deliciosa improvisación de ‘Jazz (In the Supermarket)’.
Volviendo a la portada de ‘On All Fours’, es curioso lo bien que representa la música que aquí se halla. Los instrumentos suenan coloridos pero apagados, algunas atmósferas buscan lo fantasmal, y sobre todo no parece haber un solo segundo de silencio en este enorme tapiz de ritmos, texturas y efectos que van de la música disco más exquisita y orgánica de ‘Closing In’ al art-punk de ‘Once Again’, donde Goat Girl cantan que la gente efectivamente «cambia y nunca es la de siempre». Declaración aplicable a las chicas pues ‘On All Fours’ representa un gran paso adelante en su carrera.