Sumergirse en el folclore de cada uno lleva tiempo siendo una manera de diferenciarse para los artistas, de enriquecerse uno mismo y a los demás, de contar algo que otras personas de otros lugares no pueden. A poco de que llegue un momento en el que esta sea la única vía para los artistas de pop-rock, y de que después esta vía se agote, los andaluces Califato ¾ están entre los que se han hecho un hueco a tiempo. Esta especie de supergrupo en el que caben, entre otros, el cantante S Curro, el «cantaor» The Gardener (Manuel Chaparro) y Sergio Ruiz de BSN Posse, publicaba hace poco más de un año su debut ‘Puerta de la Cânne‘, y ya está aquí su segundo álbum, continuista, perfeccionando su estilo.
‘La contraçeña’ vuelve a ser un desvergonzado disparate en el que la genialidad se codea con el desbarre, como ya se había venido apreciando en los singles previos. Uno es ‘Te quiero y lo çabê’ e insiste en su inspiración en ‘I Love You, I Know’ de Psychic TV, pero al 99% de los mortales sonará a la adaptación de ‘Quiero verte’ que popularizaron Los Sobraos en los años 90, influencia que Califato también reconocen. Otro lo llamaron ‘Fandangô de Carmen Porter’ en honor de la presentadora de Cuarto Milenio, y es una producción en la que se aparecen las palmas flamencas, la electrónica tipo Warp Records, las caras de Bélmez, un exorcista y un despecho de andar por casa en el mismo segundo que un violín: «me voy a quitar internet / que cada vez que me meto / te me apareces otra vez».
De esa mezcla de humor y sentimiento nacen unas canciones viscerales y libres que no se detienen ante nada. Y uno de los mejores ejemplos es ‘Çambra der Huebê Çanto’, en la que caben una zambra de Antonio Molina, el hip hop del siglo pasado, los sonidos Western, y un sample consentido telefónicamente por el silbador Curro «Kurt» Savoy. El resultado es como un paso de Semana Santa de esos que en los últimos años ha escrito La Bien Querida y recuperado Niño de Elche, sólo que como con un featuring del año de la polca de Violadores del Verso.
Andalucía es el punto de mira de esta canción y de casi todas las de este disco, que define su búsqueda de la siguiente manera: «no solo la de todas las Andalucías que caben en Andalucía, sino también de Andalucías imaginadas: tanto inéditas como históricas, tanto psicodélicas como polifónicas, tan raciales e impredecibles como universales». Entre las grabaciones evidentemente influidas por ‘Omega’ de Enrique Morente y Lagartija Nick está ‘Er carrito de lô muertô’ con Andrés de Jérez. Entre la parte más impredecible, ‘Er camión de lô elàô’, que incluye un sample de El Penumbra siendo entrevistado por Jesús Quintero (“los andaluces somos la primera potencia de inteligencia extraterrestre”, minuto 3.06 del vídeo enlazado).
‘La contraçeña’ es esclavo a veces de un humor que devanea entre lo inteligente y lo cuñado, de la misma manera que el grupo a veces no parece decidirse entre la trascendencia de buscar una visión vanguardista del folclore y la electrónica (en su caso bastante noventera), 100.000 copias después de ‘El mal querer’ y 6 años después de ‘Hondo’ de Le Parody (2015)… y la intrascendencia de construir una canción sobre querer cobrar una hamaca, alguien que se va de fiesta al encontrarse un billete de 500 euros y un taxista que tima a un guiri.
Todo esto sucede en la ‘Guahira playera’ con Rossana Pappalardo y María José Luna, antes de que Queralt Lahoza contribuya a una empalagosa dosis de buenrollismo a lo Delafé o Chambao en ‘Tó ba a çalîh bien mamá’. Es complicadilla esa cuarta parte del álbum, guitarrazos y guiños orientales de ‘Camelamô naquerâh’ incluidos, por no hablar del ¿spoken word? final; pero en general ‘La contraçeña’ funciona como una aventura impredecible en la que es imposible averiguar qué aguardará a la siguiente pista o cuál terminará siendo la ida de olla predilecta. Después de aquellas frustrantes sevillanas de La Bien Querida con Los Planetas que no se podían bailar parte a parte como está mandado, son especialmente funcionales y necesarias las sevillanas de 4 o 5 minutazos de Califato ¾. Ya había unas en el disco anterior, la propia ‘Puerta de la Cânne’, pero esta vez se han superado con la estupenda ‘Pascual Márquez 33’, en la que los beats de sus cuatro estrofas son hipnotizantes. Por aquí y por allá les han cabido requiebros big beat, jungle y acid.