Nick Jonas llega a su cuarto álbum en solitario (el tercero realmente relevante si recordamos que tenía 12 años cuando grabó el primero), con un perfil algo más bajo de lo esperado. Hace ya casi 5 años desde que saliera ‘Last Year Was Complicated‘ -que para «año complicado», el pasado- y de alguna manera el exitazo del regreso de Jonas Brothers en 2019 con ‘Happiness Begins‘, incluyendo aquel absoluto macrohit desde el punto de vista comercial llamado ‘Sucker’, parece haberle quitado «punch» a lo que estaba siendo una digna carrera en solitario. ‘Spaceman’ llega al mercado sin singles de éxito ni grandes ideas promocionales, casi sin hacer ruido. Y es una pena porque artísticamente es un pequeño paso adelante para el artista.
‘Spaceman’ es un disco cohesionado y concentrado: se nota que está firmado por muy pocas manos. Y sin featurings. Obviando esa rocambolesca «Classics Editions» con viejos hits que se ha subido a plataformas para tratar de arañar a la desesperada puntos de streaming en OCC y Billboard, para nosotros la edición realmente «clásica» es la que cuenta con 11 temas hilvanados y dura 35 minutos.
Nick Jonas se ha hecho un pequeño lío dividiéndolo en 4 partes llamadas, como informa Universal España, «distancia», «indulgencia», «euforia» y «compromiso», pero eso eran ganas de complicarse la vida en vano: esos movimientos se le dan muchísimo mejor a su amiga Tove Lo. Lo relevante aquí es que las canciones fluyen unidas unas a otras, formando un buen todo, inspirándose en todo momento en las bandas sonoras y el pop más atmosférico de los años 80 y su revival reciente. Phil Collins, George Michael y Prince son referencias, pero también vienen a la cabeza en ocasiones Haim, M83 y la banda sonora de ‘Drive’, como se aprecia muy bien en ‘If I Fall’. ‘Delicious’ recuerda a ‘You Sexy Thing’; tremenda es la fantasía de falsetes que ha cabido en ‘Sexual’.
En ocasiones, Nick Jonas se ha quedado muy corto en la búsqueda del hit o patina en el intento. Uno tiene que frotarse los oídos al comprobar que la primera frase del tema titular y single principal es «Houston, tenemos problemas», dotando al tema de una comicidad que contrasta con la intensidad que pretendían transmitir los teclados iniciales y las cuerdas finales. E inmediatamente después suena ‘2Drunk’, un tema incompleto por diversas razones: le falta gasolina para ser un petardazo como los de Justin Timberlake con Timbaland y, si bien te parecía estar escuchando un nuevo intento de ‘I Want Your Sex’, lo que oímos en realidad desde el punto de vista lírico es una historia tristísima sobre alcoholismo en la que Nick Jonas concluye cosas tan insólitas para una persona de 28 años como que «nada bueno pasa a las 4 de la mañana». Respetando su visión, no se comprende cómo una letra tan torturada puede ir acompañada de una música esperanzadora, casi alegre.
El artista se ha sentado con Greg Kurstin (Adele, Sia, Lily Allen) y Mozella (‘Wrecking Ball’, la Madonna de ‘Rebel Heart’), y con casi nadie más, para escribir este disco y, aparte de ofrecer buenas canciones como el excelente single ochentero ‘This Is Heaven’ aderezado con un estupendo solo de saxo, quizá haya dado con un resumen de todo esto en una línea de ‘Death Do Us Part’. «Esto es caviar con algunas Pringles», dice en este tema de amor dedicado a su esposa, haciendo una metáfora medio involuntaria sobre la exquisitez de este álbum en algunos de sus puntos, pero también de su circunstancial brocha gorda.