En 2017, cuando Chloé Zhao se dio a conocer con la extraordinaria ‘The Rider’, muchos nos hicimos la misma pregunta: ¿de dónde había salido esta directora? ¿Quién era esta mujer que, hoy, tres años después, ha ganado el Globo de Oro, es la gran favorita para ganar el Oscar y ha rodado la última de Marvel, ‘Eternals’? Chloé Zhao nació en Pekín en 1982, donde apenas tuvo acceso a las películas de Hollywood (su director favorito era Wong Kar-wai). Hija de un rico industrial, estudió en un internado en Inglaterra, se graduó en ciencias políticas en Los Ángeles y estudió cine en Nueva York, con Spike Lee como profesor.
Luego se fue a vivir a Dakota del Sur, uno de los estados más rurales y menos densamente poblados de Estados Unidos. Allí, en una reserva india, rodó su primera película, ‘Songs My Brothers Taught Me’ (2015). Aunque apenas tuvo recorrido más allá de los festivales (Sundance, Cannes), el filme se coló por sorpresa entre las nominadas a la mejor primera película en los Spirit Awards. Luego, con ‘The Rider’, todo cambió: se convirtió en la gran estrella emergente del cine independiente. Premios, halagos, estrenos en todo el mundo, y una llamada telefónica: Frances McDormand quería producir su siguiente película.
La actriz, que acababa de ganar su segundo Oscar por ‘Tres anuncios en las afueras’ (2017), vio en Zhao la directora perfecta para realizar la adaptación de ‘País nómada’ (Capitán Swing, 2020), el ensayo de la periodista Jessica Bruder. Y Zhao, acostumbrada a trabajar con actores no profesionales, vio sin embargo en McDormand a la actriz ideal para protagonizarla. Por edad, 63 años (la mayoría de los “nómadas” del libro son gente mayor que ni encuentra trabajo ni puede jubilarse). Por experiencias vitales (McDormand creció en ambientes rurales y obreros del Medio Oeste). Y, obviamente, por sabiduría interpretativa (la actriz lleva todo el peso del filme).
Esta combinación de talentos ha resultado perfecta para la película, la ha equilibrado de la mejor manera. Por un lado, la agreste presencia de McDormand, con sus canas, sus arrugas y su aire de antiestrella, ha rebajado los efectos del lirismo de puesta de sol a lo Terrence Malick al que tiene tendencia Zhao, y que se hubieran exacerbado con una actriz más glamurosa (de hecho, hay un cierto abuso en el filme del primer plano “bonito”). Y, por otro, la decisión de la directora de rodar con actores no profesionales y con recursos propios del documental, ha hecho que la actriz se esfuerce por mimetizarse con el ambiente, por no destacar como intérprete, por ponerse a la altura de sus compañeros consiguiendo así un verismo extraordinario.
El resultado de este juego de contrapesos es fabuloso. ‘Nomadland’ es una combinación enormemente armónica entre la denuncia política (los devastadores efectos de la crisis de 2008 y la erosión del estado del bienestar rooseveltiano por las políticas neoliberales) y el drama intimista (las heridas emocionales que arrastran muchos de estos “nómadas”), entre el viaje exterior (con ecos del western, el trascendentalismo thoreauiano y la contracultura beatnik) y el interior (el camino vital del duelo y la sanación espiritual), entre la evocación del espíritu de los colonos del salvaje oeste y la constatación del desamparo de las víctimas del capitalismo salvaje.
No sé si Frances McDormand ganará su tercer Oscar como mejor actriz principal (es una de las categorías más reñidas, aunque suena cada vez con más fuerza Carey Mulligan por ‘Una joven prometedora’). Pero como productora, ya puede ir preparando el discurso. 8,5.