Todo tiempo pasado es mejor. La aseveración más genérica de la historia, una que yo mismo no me creo en absoluto, pero cuando se trata de un «talk show»… ¿quizá tenga algo de razón? Ya no se hacen programas de entrevistas como los de antes. David Broncano se llena los bolsillos humillando a sus invitados, como a esa pobre Mónica Naranjo que tiene que soportar que el presentador tire su vinilo al suelo por hacer una gracia (?). Buenafuente hace lo que «buenafuente» puede (perdón). Pablo Motos… mejor me callo. Ya no sé ni qué dan en la tele porque vivo en internet, pero me apuesto un riñón a que el Jesús Quintero del siglo XXI todavía no ha nacido.
El Loco de la Colina es probablemente lo más parecido que parió España a Dick Cavett. Con todas las diferencias que separan a ambos, sus programas desprendían un efecto hipnótico, casi narcótico. Son tiempos en que la humanidad (privilegiada) no vive a mil por ahora con un teléfono móvil enganchado a la palma de la mano y tiene hasta tiempo de sentarse en un sillón a ver a dos personas charlar tranquilamente durante una hora, sin pisarse ni interrumpirse la una a la otra, nutriéndose de sus energías. ‘The Dick Cavett Show’ se emitió de 1968 a 2007 (en diversos canales y versiones) y aunque nunca fue el programa más visto cada semana en Estados Unidos, sí fue muy exitoso y respetado (menos por Richard Nixon, que lo odiaba: en las cintas filtradas dijo que quería «arruinarle») y hoy vive una segunda vida gracias a Youtube, donde el canal oficial del programa sube contenido con frecuencia. Un contenido que crea verdadera adicción.
Puede parecer una obviedad decirlo… o no, pero la estrella de ‘The Dick Cavett Show’ era ni más ni menos que Dick Cavett, no sus estrellas invitadas. Cavett, que hoy cuenta 84 años, era conocido por desempeñar un tipo de entrevista ligeramente más intelectual de lo habitual, por lo que nunca fue el presentador más popular de su tiempo, pero muchos de los personajes que pisaron su plató, como Orson Welles o la actriz Sofia Loren, que ligaba con él en las entrevistas o eso parecía, ruborizando al presentador, decían admirarle por su sinceridad y por su capacidad para entablar conversaciones interesantes y profundas. El talento de Cavett es obvio al visualizar los vídeos de ‘The Dick Cavett Show’: es inteligente, divertido, ocurrente pero también tímido a ratos, mantiene tanto la compostura que parece británico y trata a sus invitados como iguales sin dejar de azotarles con alguna que otra broma, y tiene una capacidad descomunal para reírse de sí mismo, quizá porque él, que padece depresión y desorden bipolar, ha desarrollado esa capacidad más que muchos. Verle entrevistar a Salvador Dalí, que habla un «Spanglish» que ni un español ni un inglés podrían entender, es uno de los momentos más… surrealistas que se pueden ver en la red.
El contenido disponible de ‘The Dick Cavett Show’ en Youtube se compone principalmente de fragmentos de entrevistas que Dick Cavett realizó entre los 60, 80 y 90, su mejor etapa. Cavett, que se dedicaba a la comedia antes de estrenarse como presentador de un talk show, y normal porque le salen frases memorables para dar y regalar; entrevistó a todo Dios y no es una exageración: sus programas abordaban temas sociales, políticos y culturales y por ejemplo es mítica su emisión tardía apenas unas horas después del asesinato de John F. Kennedy. Por su plató pasaron casi todos los personajes más influyentes de la cultura popular del siglo XX que te puedan venir a la mente: John Lennon de la mano de Yoko Ono, una divertidísima Janis Joplin que salió brevemente con Dick, por raro que parezca; y cuya última entrevista antes de morir tuvo lugar en este programa; un Jimi Hendrix que no sabías fuera tan tímido; toda la tropa de Woodstock, incluida una dulce Joni Mitchell que entonces no se atrevía a hablar de política… o un Little Richard que ya en el año 1970 pregonaba su fluidez de género a los cuatro vientos como debe ser, y para reclamar reconocimiento por su papel directo en el éxito de los Beatles
. Toma ya. Y esto solo relacionado con la música, porque ahí estuvieron también autores como Truman Capote o cómicos como Groucho Marx.Un buceo por el canal de Youtube de ‘The Dick Cavett Show’ descubre mil tesoros. El más popular, por visitas, es el de Marlon Brando, a principios de los 70 convertido en un personaje trasnochado, cansado de la fama y de hablar de cine porque acaba de rechazar un Oscar para poner el foco en el sufrimiento de la comunidad nativoamericana, pero enormemente sabio en sus reflexiones sobre la interpretación (dice que todo ser humano es actor por naturaleza) que pillan a Dick Cavett por banda. Cavett, que al lado de Brando es un tirillas, le afronta con empatía pero también sentido del humor, y Brando responde de igual manera. Es una charla, en una palabra, adorable. Especialmente inenarrable es el momento en que Orson Welles cuenta a Cavett que, en una fiesta, por casualidad terminó sentado al lado de Adolf Hitler y que este le pareció un pringado. Y siguen poniendo los pelos como escarpias a día de hoy escuchar al escritor James Baldwin refutar una tras otra, con toda la elocuencia y la elegancia que pueden caber en el cuerpo de una persona, todos los razonamientos racistas que le plantea un señor blanco delante de sus narices. Sobre todo porque son los mismos argumentos que mucha gente utiliza a día de hoy para convencerse de que el racismo no es su responsabilidad.
Una sensación parecida da escuchar a Jane Fonda y a un arzobispo debatir sobre religión, homosexualidad y aborto, o a Richard Fryor hablar con Cavett del «blaccent» ya en los 90, cuando Iggy Azalea es apenas un bebé. O a Robin Williams debatir con el presentador sobre salud mental, cuando nadie sabe cuál será su triste final. Y precisamente por que estos temas se ponían sobre la mesa en el programa, es fácil entender por qué este recibe miles de visitas en Youtube a día de hoy, porque estos son temas que (desgraciadamente) se siguen hablando hoy. La diferencia es que, en ‘The Dick Cavett Show’, todos los puntos de vista (Cavett era abiertamente liberal y tuvo encontronazos con políticos conservadores en directo) son expuestos tranquilamente en un plató de televisión. Es lo que permitía la época, y esto no significa que este tipo de talk shows no se den actualmente (por ejemplo, en formato podcast, o el canal de Arpa Talks, muy recomendable) o que todos los programas de entrevistas actuales sean un horror. Pero que Dick Cavett tenía algo especial lo sabían hasta sus invitados, que se lo decían a la cara. Qué gusto sería ver a un Cavett actual entrevistar, qué sé yo, a Beyoncé, ahora que esta no da ni una entrevista…