Queralt Lahoz es una de esas cantantes post-Rosalía -y que la artista me perdone por la simplificación- que tienen algo que ofrecer por su cuenta. La distinción de Queralt Lahoz es que ella, además de cantante flamenca, y una con bastante duende, por cierto, también es rapera, y también que sus intereses musicales son más transversales además de concretos: son fácilmente identificables en ciertos estilos aunque no haya sido la intención. Su debut ‘Pureza’ así lo atestigua.
El título de ‘Pureza’ alude a la protagonista del último corte, ‘Ya no’, quien no es otra que la propia Queralt: «Pureza, esa niña es pureza / Bendecida antes de la mesa / Las heridas ya no le atraviesan / A ningún santo le reza». Sin embargo, la música de ‘Pureza’ no es exactamente pura, como no lo es ninguna música en realidad, pues se basa abiertamente en la fusión. Pero la cantante de Santa Coloma de Gramanet, que se ha criado escuchando la música de su abuela, logra un sonido unificado gracias a su preciosa voz, a lo bien hilvanadas que suenan sus influencias a través de todas las canciones y a unas letras llenas de simbología tanto religiosa (hay un tema llamado ‘La misa’, referencias a Dios o al cielo) como costumbrista (esas imágenes de trenzas, pozos, lunares, claveles o los positos del café) que además siempre están empoderadas.
‘Ya no’ de hecho se compone de una primera parte más neo-soul con palmas y de una segunda más próxima al hip-hop y agresiva, para sentenciar Queralt que a ella ya «todo le resbala». Es la última de una serie de pistas donde Queralt se entretiene explorando diversos estilos. Uno de sus singles estrella es ‘Tu boca’, que pasa por el sonido R&B-pop modernete de AlunaGeorge una letra que no puede ser más tradicionalmente flamenca cuando menciona «caracoles que son tesoros adornados en tu pelo» o cuando en sus manos recoge «los pecados que me alejan de la luna». Más tradicional es el son cubano de ‘De la cueva a los olivos’, que hace pensar más bien en artistas tipo Amparanoia o Manu Chao y que Queralt dedica precisamente a su abuela para extender el homenaje a todos sus «ancestros».
Como tantos artistas antes que ella, Queralt sabe que la mejor manera de presentarte al mundo es rendir tributo a quienes vinieron antes. El álbum se abre con una intro que samplea una entrevista de Lola Flores y los mejores momentos de ‘Pureza’ se mueven entre un pasado muy remoto y un presente muy actual. La excelente ‘Si la luna quiere‘ podría ser una copla de hace 70 años, pues rimas tipo «al alba le he pedío / que se olvide de tus pecaos / que perdonarlos yo no he podío» las podría haber entonado Antonio Molina perfectamente; pero Queralt la encaja en un ritmo de trap por el que además asoma una exquisita base electrónica que no sonaría fuera de lugar en el Sónar. ‘La Misa’, el corte más minimalista, es como una canción sacra pasada por el filtro ambiental de Vangelis o Alice Coltrane.
Dentro de lo unificado que suena ‘Pureza’, hay que decir que los singles quedan bastante por encima del resto de cortes, aunque ‘Dame doblones’ pierde puntos por enturbiar su mensaje feminista con cierto espíritu conspiranoico («no dudamos de los resultados de las elecciones, ¿pero sí de las violaciones?»). Tampoco es muy apetecible a día de hoy el sonido tipo Porta que se trae ‘Con poco’, que sí se atreve a samplear lo que parece un pasodoble, ni el el rock aflamencado de ‘El tiroteo’ en el que tampoco se termina de encontrar una composición demasiado potente. Por lo demás, un buen debut en el que Queralt no deja claro exactamente quién es, pero solo porque lo que le interesa ahora es mostrar todo lo que es capaz de hacer.