Javier Giner ha dado una de las sorpresas de la temporada con la publicación del libro ‘Yo, adicto’ en la editorial Paidós. Conocido hasta ahora por algunos cortos, la dirección de algunos videoclips, alguna obra de teatro, trabajar en el entorno Almodóvar/Coixet y últimamente también como tuitero deslenguado, se consolida como escritor tras un primer intento en 2006, con un libro autobiográfico de esos que pueden cambiar tu vida o la de tus amigos.
En ‘Yo, adicto’ Giner relata sin tabúes cómo durante el año 2008 cayó en un pozo de consumo de alcohol, drogas y sexo, cómo se tomó como unas vacaciones un primer paso por rehabilitación durante aquel verano, y cómo después requirió ser ingresado durante varios meses en una clínica tras haber tocado fondo en un episodio traumático que ha tenido que dejar pasar 12 años para atreverse a relatar. Sin morbos innecesarios -todo esto es sólo el primer capítulo-, ‘Yo, adicto’ se va transformando en un precioso ejemplar de autodescubrimiento en el que el autor comparte generosamente todo lo aprendido en años de terapia, resultando un libro de autoayuda -por mucha dentera que le produzca esta palabra- que nos recuerda que nadie se convierte en alcohólico o drogadicto porque quiere, y que siempre hay un problema con el que lidiar detrás de cada adicción.
Merece la pena detenerse en la grima que da al autor la palabra «autoayuda», porque no se cansa de repetir que él no quería convertirse en un «hippie» que solo sabe «hacer yoga» en la clínica de desintoxicación. Giner representa a un sector muy concreto de la sociedad cuando recuerda lo esnob que era en principio al referirse a sus compañeros en dicha clínica. Radiohead, Beck, Aimee Mann, Justice, Fiona Apple y «el mayor fan de Madonna que ha existido» aparecen mencionados ya en el prólogo, desvelando que el autor sitúa la trama en un Madrid de «conciertos, fiestas, presentaciones de películas, de libros, fanzines, EP’s, colecciones de moda, inauguraciones de instalaciones artísticas, discotecas, aperturas de pisos y shows underground» que quizá te resulte insoportablemente familiar si eres habitual de esta web. Un entorno supuestamente envidiable en el que el consumo de drogas y alcohol -si es que no son lo mismo- está incluso más normalizado que en las series y las películas de moda, de las que también se cuestionan algunos ejemplos.
Javier Giner deja su arrogancia atrás, pero no alecciona en ningún momento de estas casi 500 páginas que se devoran en un par de días, dedicándose sin más a compartir lo que ha sido su experiencia, su proceso de aprendizaje, su cura de humildad y sobre todo su proceso de sanación, abriéndose en canal y yendo al origen verdadero del problema.
Pese al exceso de algún que otro tic -un apunte, fin del apunte, etcétera-, y a unos personajes secundarios que no terminan de dibujarse y se hacen un poco de bola, suponemos que porque ha querido preservar la intimidad de los que se quedaron por el camino y también la de los que sí han sobrevivido; la narrativa del autor es ágil, directa, muy tierna -nunca cursi- e incluso divertida cuando la trama lo permite, conformando un libro de lectura obligatoria en estos tiempos en que tanto se habla de fiestas chemsex, cuando no de «chills» en el mundo post-pandemia. Quizá este libro nos ayude un poquito a no mirar hacia otro lado cuando nos enteramos de que todo esto se ha llevado por delante a un amigo, a un conocido o a alguno de nuestros ídolos.
Giner, que lleva 12 años sobrio, anhela aún convertirse en un gran director de cine a la altura de sus grandes referentes, pero ya ha contribuido a la comunidad -a toda la sociedad, quiero decir- con una obra que lleva a la primera plana varias problemáticas relacionadas con la salud mental, sobre las que continúa sin hablarse lo suficiente. Disponible en tu librería favorita y en Amazon.