El pasado jueves el mundo atendió atónito al regreso musical de ABBA tras un parón de 40 años, los que han pasado desde el lanzamiento de su último álbum de estudio ‘The Visitors’ en 1981 hasta la actualidad. Cuando ABBA se separaron al año siguiente seguramente nadie imaginaba que se reunirían cuatro décadas después, pero la idea de un «comeback» de ABBA ha sido incluso más impensable con el paso de los años, especialmente cuando el exitazo obtenido por las películas inspiradas en su música ‘Mamma Mia!’ (2008) y ‘Mamma Mia! Here We Go Again‘ (2018) debe haber reportado a los cuatro integrantes de la formación sueca unos cuantos millones.
El tiempo ha marcado a fuego el legado de ABBA en la imaginería popular hasta el punto de que nadie ha podido echarlos de menos en absoluto: sus grandes clásicos siguen siendo igual de escuchados hoy que ayer y solo hay que atender a sus espectaculares cifras en Spotify para comprobarlo: ‘Dancing Queen’, la canción más escuchada, está a punto de alcanzar los 600 millones de reproducciones como si de un hit de The Weeknd o Dua Lipa se tratase. Nadie jamás ha dejado de escuchar a ABBA y este es un hito al alcance de poquísimos artistas. Por este motivo resulta surrealista su regreso, porque nadie realmente lo necesitaba y, aún así, Agnetha Fältskog, Björn Ulvaeus, Benny Andersson y Anni-Frid Lyngstad han querido añadir un nuevo capítulo a su carrera: ‘Voyage’, su nuevo disco, sale el 5 de noviembre.
Acompañado de una gira con hologramas que promete ser revolucionaria (tiene pinta de que este tipo de tours se normalizarán en el futuro), ‘Voyage’ se ha presentado con 2 sencillos muy diferentes entre sí y, a su vez, muy ABBA en todos los sentidos. Por un lado, ‘I Still Have Faith in You’ es una balada sentimental similar a ‘My Love, My Life’ que ABBA podrían presentar en Eurovisión de haber surgido hoy; pues sus arreglos de piano y cuerdas, a las que luego se añaden unas guitarras eléctricas que anuncian la explosión de la canción en uno de esos estribillos eufóricos que caracterizan a la banda; y su mensaje edificante y de superación no puede pegar más en el festival; y ‘Don’t Shut Me Down’ es su respuesta disco, hasta el punto de que contiene un «glissando» de piano que remite directamente al inicio de ‘Dancing Queen’.
Para entender la influencia de ABBA basta con escuchar el pop de hoy. Si ‘I Still Have Faith in You’ parece, como hemos dicho, una balada de Eurovisión y ‘Don’t Shut Me Down’ logra sonar extrañamente actual cuando, si te despistas, te parece estar escuchando una canción de U.S. Girls (ABBA es una de sus mayores influencias) o, como ha señalado un usuario de nuestros foros, de La Roux. No, ni ‘I Still Have Faith in You’ ni ‘Don’t Shut Me Down’ suenan actuales, pero si la intención de ABBA era reproducir el «sonido ABBA», desde luego funcionan. Aunque se echen en falta algunas cosas.
Autores de algunas de las melodías pop más colosales de la historia, ABBA no se muestran en plenísima forma en ‘I Still Have Faith in You’ y ‘Don’t Shut Me Down’ de la misma manera que, también en edades veteranas, David Bowie y Leonard Cohen pudieron publicar sendas obras maestras. La emoción de ‘I Still Have Faith in You’ suena demasiado calculada y ‘Don’t Shut Me Down’ demasiado deudora del pasado. Reconozco que, por un breve segundo, imaginé que ABBA podrían estar interesados en actualizar su sonido en 2021 de la misma manera que han actualizado su imagen con los hologramas que veremos en la gira. ¿Pueden haber llamado a Max Martin? ¿A Ian Kirkpatrick? Al final han preferido guisárselo ellos solos como han hecho siempre pero, si ABBA han vuelto, no era tan descabellada la idea de que pudieran publicar nueva música que sonara relevante en el año en que nos encontramos. Aún así, thank you for the music. Poco más se puede decir.