Música

Yebba / Dawn

Pocas veces se da el caso de una artista semi desconocida promocionada tan a saco por el mainstream como ha ocurrido con Yebba. Antes de publicar su debut, la cantante de Arizona ha aparecido en álbumes superventas de Drake y Ed Sheeran, ha hecho triplete como artista invitada en el último disco de Mark Ronson, ha aparecido también en trabajos de Sam Smith y A Tribe Called Quest y ha ganado un Grammy. Con este currículum cualquiera pensaría que está de lo más curtida en la industria, pero ella empezó a darse a conocer en 2016, publicó su primer single en 2017 y solo tiene 26 años. ¿Cuál es el secreto?

La respuesta a esa pregunta es fácil: ESA voz. Yebba canta como una verdadera estrella de la canción, una estrella como las de antes. Su voz no es tan potente como las de Aretha Franklin o Whitney Houston pero sí es corpulenta, elástica y flexible y lo suficientemente moldeable como para que Abbey Smith haga con ella lo que quiere. Yebba es tan adicta a los melismas como Mariah Carey pero a la vez tan capaz de acariciarte los oídos como Norah Jones o Eva Cassidy. Es la vocalista con la que todo compositor y productor sueña trabajar y ella claramente les ha concedido el deseo.

Esta última comparación no es casual pues el jazz es una influencia marcada en ‘Dawn’, un disco que ha contado con la producción de Mark Ronson y con músicos tan respetados como Questlove de The Roots a las baterías, James Poyser al teclado y Pino Palladino al bajo. Estos dos últimos aparecen en ‘Voodoo’ de D’Angelo, uno de los discos favoritos de Yebba… y de cualquier aficionado al R&B. Para colmo, el rapero A$AP Rocky aparece en ‘Far Away’. Producido con sumo gusto, ‘Dawn’ pone sobre la mesa un cancionero dramático pero atmosférico que se nutre de otros sonidos como el soul, el folk pastoral, el neo-soul o el hip-hop para ofrecer un trabajo variado en el que la voz de Yebba se ha querido destacar por encima de todo, no siempre para bien.

La mayor pega que hay que ponerle a ‘Dawn’ es que las canciones no están a la altura de la vocalista. Por mucho que la industria intente muy fuerte vendernos que Yebba es una superestrella, de momento no lo es y estas canciones no harán que su fortuna cambie de momento. Yebba tiene el talento suficiente para vender tantos discos como Adele y, aunque sus canciones son más que dignas, cuando no estupendas, no son ni históricas ni espectaculares, lo cual es obvio si atendemos solo a los singles: al soul 70s de ‘Distance’ le faltan bastantes mariposas para ser un clásico de Minnie Riperton, el western de ‘Boomerang’ es un muy buen ejercicio de estilo pero suena, a su vez, algo manido y el folk salpicado de jazz de ‘October Sky’ impresiona más en el aspecto vocal.

La voz de Yebba sí logra transmitir las grandes emociones que expresan las letras, lo cual tiene sentido si se atiende al contexto en que ‘Dawn’ ha sido creado. Dawn es el nombre de la madre de Yebba, que se suicidó en 2017, y la artista explora esta pérdida en la preciosa canción de apertura, ‘How Many Years’, en la que, desde un fondo de jazz-pop etéreo, se pregunta «cuándo se secarán de una vez estas lágrimas». Por otro lado, en el exquisito neo-soul de ‘Louie Bag’ con Smino Yebba manifiesta que prefiere «mirar a mi madre a los ojos» que cualquier lujo material y, en la pista final, la folki ‘Paranoia Purple’, es Dawn quien se despide de Yebba, desde su lecho de muerte, para animarle a encontrar a otra persona que la ame de igual manera.

No obstante, ‘Dawn’ no es en absoluto un disco conceptual dedicado a la pérdida de un familiar o ser querido, a la manera de Mount Eerie o Arooj Aftab. Si las canciones de Yebba son clásicas, también lo son unos textos centrados principalmente en el amor y en el desamor. El soft-rock-soul de ‘Stand’ declara «eres la luz de mi mundo, no tienes que esforzarte tanto», el folk-soul divino (esos coros, esas cuerdas) de ‘All I Ever Wanted’ lamenta la marcha de un amor que ya no es posible y el elegante disco de ‘Love Come Down’ celebra, por contra, la llegada de un nuevo amor en el momento más oportuno. Temas universales y sonidos a veces demasiado familiares los que conforman el debut de Yebba, que de momento no da el salto a la categoría de diva.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: yebba