En los seis años que han pasado desde que José González publicara su último disco han ocurrido muchas cosas. En lo personal ha sido padre y, en lo general, el auge de la extrema derecha ha colocado en importantes posiciones de poder a gente como Donald Trump o Jair Bolsonaro. En la calle los discursos de odio también han aumentado, como se está viendo estos días aunque algunas personas opten por ignorarlos. Ah, y ha habido una pandemia, casi lo olvidaba (no).
La música de José González permanece inalterada por las presiones de la vida y, en ‘Local Valley’, ofrece un cálido y reconfortante refugio en el que cobijar unas letras que abogan por la unidad de los seres humanos frente a sus diferencias. El título de ‘Valle Local’ hace referencia a la Tierra para expresar que esta no es más que una mota de polvo dentro de la inmensidad del universo y esta humildad impregna todas las canciones del disco desde que ‘El invento‘, la primera pista, reflexiona sobre «lo extraño de simplemente ser».
En ‘El invento’, José González canta por primera vez en español (él es sueco de origen argentino) para cuestionarse la existencia misma. Es una de esas canciones bonitas, nada ambiciosas en apariencia, que tan bien se le da hacer a González, una más que digna adición a su cancionero. Es, a su vez, representativa de un disco en el que la guitarra acústica vuelve a ser el eje central para admitir pinceladas de la música africana o caribeña. Las canciones son modestas pero siempre aparecen bien vestidas.
La ambición de ‘Valle Local’ vuelve a ubicarse en dos puntos: por un lado en sus intrincadas melodías de guitarra y, por el otro, en los mensajes que expresan las canciones. En ‘Valle Local’, la segunda canción en español del disco, la carnalidad de la guitarra amenaza con comerse una letra que filosofa sobre uno de los peores patrones de conducta humanos: «nos quedamos trabados en un valle local, señalando al grupo evitamos cambiar». Y ‘Horizons’ presenta una reflexión que suena especialmente relevante hoy: «¿quiénes somos nosotros para pretender que sabemos cosas que no sabemos?» Nicki, ¿estás prestando atención?
Muchísimo más sutil es la música de ‘Local Valley’ incluso cuando se acerca a lo bailable, como ‘Head On’ (de base rítmica de palmas) o ‘Lilla G’, donde González experimenta con los cánticos tradicionales africanos y una base programada. ‘Swing’ recoge influencias de la música afrocaribeña, pero su espíritu se mantiene firmemente tranquilo y sereno aunque su letra te anime a «mover el ritmo dentro de ti». Todo suena hecho con un gusto exquisito, desde los coros de ‘Visions’, buena canción con la que González ha intentado escribir su propio ‘Imagine’ sin obtener una melodía igual de universal; hasta los chasquidos de ‘Lasso In’ pasando por la nueva versión de ‘Line of Fire’ de Junip.
Con ‘Local Valley’ se nota que González no ha querido hacer un disco que dejara huella en los duros tiempos que vive la humanidad. Estos han quedado reflejados en los textos de manera más o menos vaga pero, en lo estrictamente musical, el autor que se diera a conocer con su versión de ‘Heartbeat’ de The Knife se ha conformado con que su nueva música dé un poquito de calor, que tampoco está mal.