Cuando pienso en cuál es mi canción favorita de la década (pasada), la que va de 2010 a 2019, inmediatamente me viene a la mente ‘Video Games‘ de Lana Del Rey. Puede que no sea la mejor… o puede que sí pero, al final, los conceptos de «mejor» y «peor» son abstractos y subjetivos. De lo que no hay duda es que es una de las más relevantes y significativas porque catapultó la carrera de una de las cantantes más influyentes de la última década (y no solo porque lo diga Taylor Swift). De ‘Electra Heart’ de Marina a los últimos pasos de Billie Eilish pasando por Lorde o Halsey, el sad-pop vintage de Lana ha marcado la música pop de esta década te guste o no.
El primer single de ‘Born to Die‘, que salió oficialmente el 7 de octubre de 2011, por lo que hoy cumple una década de vida, ha tenido mucho que ver con ello. Recuerdo, en su momento, leer opiniones entusiastas sobre la canción que la tildaban de «perfecta», algo que no se suele ver tan a menudo cuando se trata de una canción nueva. Pero ‘Video Games’ encaja en esa descripción. Es una canción maravillosa en todos los sentidos: la intérprete tiene carisma y estrella, mucho más de lo que crítica y público, siempre dispuestos a adorar a las grandes voces de turno, le atribuyeron; los arreglos de cuerda, arpas, redobles y campanas son dramáticos en el sentido más cinematográfico del término y la melodía es tan buena que podría haber sido escrita en la etapa dorada del pop de los 60 o 70. La escuchas y agradeces estar vivo.
Especialmente el estribillo de ‘Video Games’ es oro puro. El inicio con «it’s you, it’s you, it’s all for you, everything I do» te mete en un escenario de romanticismo dependiente y «creepy» (ella misma usará esta palabra en las entrevistas para describirse a sí misma), y el modo en que Lana abre y concluye la melodía de «heaven is a place on earth with you / tell me all the things you wanna do» pone los pelos de punta. «I heard that you liked the bad girls, honey, it’s that true?» es una de las frases más «Lana Del Rey» jamás escritas por Lana Del Rey. El tremebundo dramatismo de la canción podía situarnos en la escuela de Roy Orbison pero, a su vez, la pieza sonaba triste y sexy al mismo tiempo. Ella, que decía ser una «Nancy Sinatra gangsta», lo sabía.
‘Video Games’ es una de las canciones que mejor representan el «Hollywood sacdore» que Lana practicaba en este momento: voz apática y depresiva, fastuosos arreglos que parecen salidos de una orquesta de los años 40, y una letra llena de amor y obsesión fatales por un mindundi que, en este caso, juega a videojuegos y bebe cerveza. Lana ha intentado capturar su espíritu en ‘Arcadia‘, el último adelanto de ‘Blue Banisters’, el disco que publica en unas semanas; pero la magia de ‘Video Games’ realmente es irrepetible.
La canción también fue el principio de una próspera carrera que se ha sustentado en el éxito comercial de ‘Born to Die’, que llegó a alcanzar las 300 semanas de permanencia en el Billboard Hot 200, empatando con ‘Tapestry’ de Carole King y ’21’ de Adele; pero que, musicalmente, ha fascinado especialmente a crítica y público por sus diversos derrapes, desde el sadcore a lo Mazzy Star de ‘Ultraviolence‘ hasta la Americana de ‘Chemtrails Over the Country Club‘. Lana no ha vuelto a hacer una canción igual que ‘Video Games’ y, a la vez, ninguna de sus composiciones suenan a otra persona. Es una autora que tuvo la suerte o la desgracia de, en su debut, enfundarse el vestido de pop star. Está claro que no le interesaba demasiado.
El tiempo ha puesto la figura de Lana Del Rey en su lugar. Y no porque Pitchfork haya decidido repuntuar ‘Born to Die’ (de 5,5 a 7,8) o por la influencia que se le pueda atribuir en la industria. Hoy nadie duda de que ‘Born to Die’ es un clásico de nuestros días, pero entonces había muchas dudas. El cuestionamiento de la identidad de Elizabeth Grant, alimentado por las dudas sobre su pasado, su nombre artístico (una cosita, Bob Dylan no se llama así en realidad) y su artificioso aspecto, llevó a la crítica a percibir en ‘Born to Die’ una obra inauténtica y carente de alma. No recuerdo si, en 2011, la «autenticidad» (habría que definir qué significa esto exactamente) era el mayor valor que se podía adjudicar a la música pop o si las malas críticas a ‘Born to Die’ venían en realidad cegadas por la luz del márketing, pero la longevidad de ‘Video Games’ y de ‘Born to Die’ habla por sí sola.