Quienes consumimos terror de manera compulsiva, en ocasiones tenemos ciertos problemas para recordar alguna película. Entre hordas de zombis, exorcismos y títulos traducidos al castellano de la manera más peregrina, llegamos a dudar incluso de si hemos visto algo o no. Confundimos unas películas con otras. A la directora Julia Ducournau eso ni le pasa, ni le va a pasar. Se reveló con ‘Crudo‘, mucho más que un film sobre canibalismo, con todo lo que esta temática siempre tiene de incómodo y desconcertante, y ahora lleva su vuelta de tuerca más allá con ‘Titane’, Palma de Oro en Cannes.
No es tan común que una cinta de género fantástico triunfe ni siquiera en este entorno tan volcado con el cine minoritario. Por supuesto hay precedentes, como el galardón a Isabelle Adjani por su brillante papel en ‘Posesión’ o el reconocimiento a cintas en general tan inclasificables como ‘Parásitos‘. ‘Titane’ tiene en común con estas películas su huida vertiginosa de géneros encorsetados, y con otras galardonas en Cannes como ‘Rosetta’ y ‘Elephant’, su retrato de los inadaptados. Más próxima por tanto al cine de autor, la nueva de Julia Ducournau no es una película apta para todos los públicos, ni siquiera para los aficionados al terror. A cambio, nos ofrece una lectura enriquecedora y particular sobre la sociedad actual en general, y la identidad de género en particular.
El género como construcción social es uno de los temas principales de una película protagonizada por una Agathe Rousselle que se pasa media película completamente desnuda tratando de camuflar su pecho por un motivo. Desde niña, cuando sufre un accidente por el cual le colocan una placa de titanio en la cabeza, hasta adulta, cuando la vemos ejercer de bailarina en un tugurio de pseudostrippers influencers, su personaje de Alexia es un misterio que ir comprendiendo y con el que ir empatizando, entre escenas que apelan al #MeToo y a la homofobia/transfobia. El paralelismo entre su baile tipo twerking en la primera mitad de la película y su baile andrógino en la última parte está lleno de significado.
Julia Ducournau utiliza referentes como el David Cronenberg de ‘Videodrome’ y ‘Crash’, el Quentin Tarantino de ‘Kill Bill’ y el John Carpenter de ‘Christine’ para elaborar una fantasía metálica en la que caben asesinos en serie, niños desaparecidos, incesto y otras formas de dolor físico y psíquico, soledad y crueldad desconcertantes. Todo ello con una banda sonora de enorme protagonismo, al estilo de la reciente ‘Una joven prometedora‘, en la que se saca especial brillo a canciones de Future Islands o The Zombies, bandas que sí, tanto han escuchado los inadaptados.
Por momentos delirante -lo que incluye un gag con la ‘Macarena’ de Los del Río-, y no tan gore como apunta en un principio por un par de escenas, ‘Titane’ es una película de pequeños detalles, desde el simbolismo de la lucha de Alexia hasta su icónico plano final (algo predecible, eso sí) pasando por toda la puesta en escena. Gran parte de la película se desarrolla en un parque de bomberos: un patio de recreo para la vigorexia y la masculinidad tóxica, representada por un espléndido Vincent Lindon. Algunos de esos bomberos son afables y bellísimos. Sólo que según unos estándares cada vez más intolerables y obsoletos.