No, yo tampoco me esperaba esa imagen. Leticia Sabater vuelve con nuevo single navideño-pero-no. ‘Mi vida es mía’ es básicamente un plagio de ‘Pepas‘ de Farruko, es decir, no tiene nada de navideño, pero sí es una de las producciones más convencionales que ha presentado Sabater en mucho tiempo.
En ‘Mi vida es mía’, la artista ya no experimenta con estructuras rocambolescas ni con grabaciones vocales improvisadas en el momento sino que presenta una composición con cara y ojos por sorprendente que pueda parecer, en la que parece que en cualquier momento va a asomar la cabeza de Pitbull para gritar algo. La única pega es que se hace demasiado larga: en un momento no sabes si dura 8 minutos o es que el audio oficial ha repetido la canción sin que te des cuenta.
‘Mi vida es mía’ sí es experimental en lo musical, en tanto mezcla los ritmos latinos de la champeta colombiana con el EDM brutote de rigor, sonando casi, casi como una producción tropical de Bomba Estéreo remezclada por David Guetta. Solo casi. Los «lololos» insertados por aquí y por allá llevan más bien al Camp Nou y al ‘Seven Nation Army’ de los White Stripes.
La canción también cuenta una historia sobre experimentar… en concreto con las drogas y el sexo durante una noche de fiesta. Leticia fuma marihuana y se mete pastillas, bebe y fuma y fuma y se droga en todas las combinaciones posibles mientras celebra una orgía en su casa. Ellos «dirán que estoy mal de la cabeza» pero a Leticia no le importa.
El vídeo de ‘Mi vida es mía’ vuelve a darnos lo que queremos: cero presupuesto pero un sinfín de referencias culturales. Leticia se rodea de los concursantes de ‘El juego del calamar‘, se relaja cual Britney con una serpiente pitón que ha debido de conseguir a través de algún contacto en ‘Tiger King‘ y baila con un «bodypaint» imposible de describir con el que, según el plano, parece aquel acosador de Björk al que no queríamos recordar.