‘Tiger King’: la serie documental más alocada y adictiva de Netflix

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‘Tiger King’: la serie documental más alocada y adictiva de Netflix

Hace unos días se anunció el retraso de la cuarta temporada de ‘Fargo’, cuyo estreno estaba previsto para el 19 de abril. No importa, podemos esperar: ‘Tiger King’ es ‘Fargo’ hecho realidad. Esta docuserie de Netflix sigue la estela de otros exitosos true crime de la plataforma como ‘Wild Wild Country’ (2018) o ‘Making a Murderer’ (2015). La diferencia estriba en el nivel de locura, estupidez y miseria moral que exhiben los protagonistas de esta disparatada y deprimente historia.

¿Qué hace alguien con un leopardo de las nieves en su furgoneta a 40 grados en Florida? Esa es la pregunta que se hizo el cineasta y conservacionista Eric Goode (autor en los noventa de varios videoclips de Nine Inch Nails y Terrorvision), y la que impulsó la realización de este documental. Lo que empezó siendo una investigación con ánimo denunciatorio, para alertar sobre el comercio y la explotación de animales salvajes en Estados Unidos (un país donde, según el propio Goode, viven más tigres en cautividad que en el resto del planeta en sus hábitats naturales), acabó convertida, cinco años después, en el retrato de una increíble y patética fauna humana.

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La adictiva narración de ‘Tiger King’ está articulada a través del enfrentamiento entre dos personajes, dos “amantes” de la fauna salvaje que, como los animales que tienen encerrados, hay que echarles de comer aparte: la oscura animalista Carole Baskin, “Madre Teresa de los felinos”, según su actual marido (el anterior desapareció misteriosamente); y Joe Exotic, el dueño de un zoo que, cuando se presentó a presidente de los Estados Unidos y gobernador de Oklahoma, se autodefinió como “un redneck con el pelo recogido en coleta [y mullet teñido de rubio, añado yo], amante de los tigres y las pistolas [y de la canción country], gay y polígamo”.

Como en ‘Fargo’, este conflicto dramático irá retorciéndose en cada capítulo hasta configurar el retrato de una comunidad tan estrafalaria y divertida como enormemente triste y trágica: yonquis con más pistolas que dientes, exconvictos capaces de convertirse en sicarios por 3000 dólares, megalómanos traficantes de droga, empresarios chungos con más palabrería que dinero, zoos que funcionan como sectas, “santuarios de animales” que funcionan como zoos… Un pantanoso mundillo de avaricia, narcisismo y estupidez, caladero de votos de Trump, que acabará dejando muchas víctimas por el camino.

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Aunque a veces los directores (también dirige Rebecca Chaiklin) tengan la misma ética profesional que sus entrevistados (hacen un uso poco honesto de la cámara oculta), y se dejen llevar por el sensacionalismo (hay todo un capítulo dedicado a especular sobre la desaparición del anterior marido de Baskin), lo cierto es que la serie funciona de maravilla: engancha como el crack, asombra como los videoclips de Joe Exotic, y araña conciencias como la garra de un tigre. 8.

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