Los optimistas (Rebecca Makkai)
Aunque es ficción, la autora no ha “ficcionado” a los personajes. Todos están basados en las personas que conoció durante el proceso de investigación, en los testimonios que recogió de los supervivientes de la epidemia. A través de dos líneas temporales, una en el Chicago de 1985 y otra en el París de 2015, el libro narra las terribles consecuencias del avance del sida y sus repercusiones treinta años después. Makkai recrea de forma magnífica, con una prosa muy ágil y precisa, la gran paradoja de esos años: el ambiente de optimismo, camaradería y vitalidad de una comunidad gracias al imparable avance de sus libertades, y la atmósfera de incertidumbre y temor ante la expansión de la enfermedad y el aumento de las víctimas. 8.
Valle inquietante (Anna Wiener)
Con 25 años, Wiener abandonó su satisfactorio pero precario empleo en el mundo editorial neoyorquino y se mudó a la costa oeste para trabajar por el triple de sueldo en una compañía de análisis de datos. “Trabajamos mucho, nos reímos mucho”, decía una de las ofertas que consultó. Lo primero se cumplió: las barreras entre la vida laboral y la personal se volatilizaron como las promesas de una cultura de trabajo meritocrática e inclusiva. Lo segundo no: la risa floja que le entró al ver los ceros de su primer sueldo se transformó en una mueca de angustia cuando vio la “inquietante” realidad: jornadas de trabajo “divertido” extenuantes, machismo y clasismo endémico, y un sistema de valores –“es mejor pedir perdón que tener que pedir permiso”- muy alejado de esa pose contracultural con la que les gusta presentarse a muchos emprendedores tecnológicos recién salidos de universidades de élite. 7,5.
M. El hombre de la providencia (Antonio Scurati)
Definida como “novela documental” por su autor, el libro combina los recursos narrativos de la ficción, la rigurosidad del ensayo histórico, y un estilo ágil y elegante a la manera de Éric Vuillard (‘El orden del día’, ‘14 de julio’), para construir una vivísima inmersión en el pasado y una reflexión sobre nuestro presente, sobre nuestra actualidad política contaminada de discursos populistas que podría haber pronunciado el mismo Mussolini hace casi un siglo. 8.
La risa caníbal (Andrés Barba)
Andrés Barba (autor de otro fabuloso ensayo, ‘La ceremonia del porno’) realiza un colorido recorrido por el fenómeno –político, social, cultural- del humor, plagado de agudas reflexiones, reveladoras anécdotas y brillantes conclusiones. Un tratado sobre la comedia nada sesudo pero sí enormemente sustancioso, donde se analizan temas tan variopintos como el éxito de la comedia porno ‘Garganta profunda’, el humor involuntario de los discursos de George Bush (que se podría aplicar también a Mariano Rajoy), o la propensión a la melancolía de muchos de los grandes cómicos de la Historia. Una colección de textos que deberían tener en su librería todos aquellos empeñados en judicializar el humor. 8,5.
Tres piezas para un asesino (Pacus González Centeno)
Auspiciado por el Festival de Sitges y con prólogo de Ignacio Juliá (fundador de la revista Ruta 66), ‘Tres piezas para un asesino’ (título que homenajea al giallo pionero ‘Seis mujeres para el asesino’, de Mario Bava) recorre de forma cronológica la historia de las bandas sonoras que han marcado el desarrollo del cine de género en el siglo XX. Con notable afán didáctico, el autor desgrana, década a década, la evolución de la música popular en los thrillers y las películas de terror, deteniéndose en los títulos más relevantes y describiendo el contexto socio-político y cultural en el que surgieron. El libro, profusamente ilustrado, también tiene su complemento sonoro: el doble disco ‘Kong’n’Roll. 26 rock’n’roll bands tribute to the Sitges Horror Film Festival’, editado por Family Spree Recordings. 7,5.