‘Video Killed the Radio Star’ de The Buggles fue el primer vídeo que la MTV americana emitió en 1981. Número 1 en países como Reino Unido y España y top 40 en Estados Unidos pese a su procedencia británica, puede haber pasado a la historia como una canción simpática que contrapone el mundo moderno (el vídeo) y el viejo (la radio) sin mayor enjundia. Uno de sus autores, en cambio, Geoff Downes, siempre defendió la complejidad de las notas y la escala utilizadas. También ha sido analizado el modo en que contrapone las emisiones de acento británico de los años 50 con el acento de las coristas femeninas, 100% Nueva York, simbolizando ellas los nuevos tiempos, lo «cool».
Trevor Horn, también co-autor de este clásico, tenía en mente a Kraftwerk cuando lo escribió. En el libro ‘Pop Music: Technology and Creativity: Trevor Horn and the Digital Revolution’, el autor Timothy Warner hablaba de la nostalgia en ‘Video Killed the Radio Star’, interpretando que va sobre el «deseo de recordar el pasado y la decepción de que los chicos de la generación actual no aprecien ese pasado». No he podido evitar acordarme de todo esto escuchando ‘Dawn FM’, el nuevo álbum de The Weeknd, pues sin duda Abel Tesfaye es una superestrella de la generación moderna que sí aprecia su pasado. Tanto como para hacer un disco que se inspira en algo tan antiguo como una emisión de radio, en la que el locutor es Jim Carrey, su vecino. Tanto como para lograr otra locución de su ídolo Quincy Jones, quien produjo la mayoría de obras maestras de Michael Jackson, a quien The Weeknd lleva imitando más o menos desde que nació en febrero de 1990.
En muchos sentidos, The Weeknd no es la misma persona que sampleaba ‘Dirty Diana’ en sus inicios, pero en otros sentidos sí. Ahora es una estrella global con un hit que se acerca a los 3.000 millones de streamings, una de esas tan conocidas que han de estar sí o sí tanto en los canales de vídeo (Youtube), como en los que se parecen muchísimo a la radio (la playlist Today’s Top Hits). Su sonido ya no es tan intrincado ni arriesgado. Por el contrario, seguimos reconociendo su visión del mundo en sus textos -donde permanecen expuestos sus miedos e inquietudes- y por supuesto en su voz, tan identificativa que hasta le salen imitadores.
‘Dawn FM’ es un álbum conceptual que desarrolla el interés de Abel Tesfaye por los años 80, pero sin que el resultado sea ochentoso. Es interesante que en el mismo proyecto combine a dos personas que no imaginamos juntas hablando sobre nada en absoluto, como son el productor experimental Oneohtrix Point Never -que viene de hacer, nada casualmente, un álbum inspirado en emisiones de radio– y Max Martin, hacedor de hits de Britney, Backstreet Boys y mil superestrellas de diverso pelaje. Si Tesfaye fuera un monigote, ‘Dawn FM’ sería un álbum a medio camino entre el pop más comercial pegando en «radio» y el tipo de música experimental que elogian en la revista The Wire, pero tampoco es eso. Simplemente es un álbum con el tipo de melodías synth-pop que The Weeknd viene gastando desde ‘Can’t Feel My Face’ y ‘Starboy’, solo que con un acabado que cuida cada vez más tanto la accesibilidad -el fuerte de Max Martin- como el buen gusto -el fuerte de Daniel Lopatin-.
También es ‘Dawn FM’ un álbum sobre la muerte, que reflexiona sobre el modo de enfrentarnos a nuestro pasado, a nuestro sino y a una posible vida mejor. En la primera locución escuchamos cosas «has estado en la oscuridad demasiado tiempo / es el momento de caminar hacia la luz / de aceptar tu destino con los brazos abiertos». En ‘Gasoline’ Tesfaye dice saber «que no hay nada después de la muerte», apelando al «apocalipsis» y a la «desesperanza». Y el álbum termina reflexionando sobre lo que es el cielo («tienes que ser el cielo para ver el cielo / que la paz esté contigo»).
Sin embargo, The Weeknd no termina de ser un gran conceptualista o un gran director artístico: parece que no va a llegar ese disco tan bien acabado como ‘Lemonade‘ o ‘To Pimp a Butterfly‘. Unos textos que aluden sin más al desamor, a los celos, a la infidelidad, a la necesidad de aprender a estar solo, continúan revelando por enésima vez que en lo lírico Tesfaye no es un gran narrador de historias. A títulos tan simplones como ‘Is There Someone Else?’ se suman historias tan rocambolescas como la de ‘I Heard You’re Married’. ¿De verdad alguien puede ocultar que está casado en 2022? ¿Desetiquetándose de cuántas redes sociales? Si no fuera porque la Super Bowl de 2021 aparece en una letra, parecería que algunos textos están sacados, como la música, de las mayores profundidades de los años 80.
Abel puede disfrazarse de magullado como en ‘After Hours‘, asegurar que mata a un personaje o de hecho matarlo como en el vídeo publicado para ‘Gasoline’, pero en ese sentido hay más maquillaje -y dudosamente aplicado, como muestra esa portada llena de ¿polvos de talco?- que profundidad o mensaje.
Pero todo lo demás está en su sitio: el disco tiene muy buen «flow», con sus hits potenciales, sus temas monos acompañando, y sus interludios cumpliendo también una interesante función. Quincy Jones recuerda los problemas mentales de su madre y de una madrastra infernal sobre un fondo precioso en el que invita a aprovechar el momento: tatuémonos «looking back is a bitch». Al final de la muy cuca ‘Out of Time’ Jim Carrey nos advierte de que vamos a escuchar unas pocas baladas seguidas (¡bravo!). Y los anuncios de ‘Every Angel Is Terrifying’ son tan divertidos como aquel disco de sintonías ochenteras que hizo M83.
Puede que se eche en falta un hit tan sólido como ‘Blinding Lights’, pero para tratar de dar con un pelotazo a la desesperada ya tenemos a Justin Bieber y a Drake. ‘Take My Breath’ se crece mucho en este contexto con el añadido de 2 minutos que nos recuerdan cuánto le gustaba a The Weeknd trabajar con Daft Punk, estos también están muy presentes en ‘How Do I Make You Love Me?’, los teclados de la balada ‘Here We Go… Again’ no pueden ser más sugerentes, ‘Is There Someone Else?’ alterna las voces del futuro con el R&B clásico, y tras la aparición de Lil Wayne y las programaciones de Calvin Harris en la mencionada ‘I Heard You’re Married’, emerge a última hora una producción tan refulgente como la de ‘Less than Zero’, estupenda en su combinación de más riffs de teclado efervescentes y guitarra acústica.
The Weeknd, una estrella de la «radio» después de muchísimos esfuerzos y ninguneos, se servirá de nuevo de los «vídeos» para llevar ‘Dawn FM’ a nuevos lugares, como logró con ‘After Hours’. En ‘Dawn FM’ vuelve a valerse de sonidos europeos (Moroder, Kraftwerk) para que su alcance no se limite a su continente de origen, y por cierto, está siendo muy comentado su impostado acento británico en ‘Don’t Break My Heart’ y ‘Gasoline’, una producción que pinta a que comprenderemos mejor dentro de unos meses… Al final, ni el «vídeo» terminó de matar del todo a la «radio», como tampoco «Spotify» al «vídeo»: The Weeknd se está sirviendo de absolutamente todas las herramientas, vintage y modernas, para postularse como una verdadera estrella global.