Chaqueta de Chándal publicaron su debut a finales de 2019 -qué tiempos- y el siguiente recibe el gráfico título de ‘Futuro, tú antes molabas’. El trío de Barcelona compuesto por Guillem Caballero (voz y teclados), Natalia Brovedanni (voz y guitarra) y Alfonso Pérez Méndez (batería y coros) ya tenía mucha tela que cortar antes de la la llegada de la pandemia y sus letras siempre han destacado por su componente crítico con la sociedad actual. Digamos que nunca se han conformado con resultar contemporáneas mencionando las redes sociales de turno o titulándose en minúscula y con lenguaje de Whatsapp.
Sí hay una pista en ‘Futuro, tú antes molabas’ que se llama ‘Los stories de Unabomber’ que no puede ser otra canción sobre Instagram más cuando menciona a este terrorista y filósofo estadounidense condenado a cadena perpetua por cometer varios asesinatos, entre otros delitos, pero la letra habla en realidad sobre el confinamiento, las distopías hechas realidad, el futuro incierto al que se enfrenta la juventud de hoy en día, el espionaje digital, el Gran Hermano o la hiperconectividad, y consigue ser una de sus composiciones más melódicas -más Los Brincos- a pesar de ser una de las más largas.
En sus canciones, el grupo satiriza sobre varios asuntos, pero lo mejor es que convierte sus letras en auténticas historias, hasta el punto que las canciones reciben títulos bastante interesantes que no tienen por qué reproducirse en los textos. La intro de ‘Firme usted aquí’, sobre el lado oscuro del capitalismo y el arte de la persuasión, puede ser una excepción, pero ‘La conquista del champán’ no se titula «no contéis conmigo» porque a la banda no le ha dado la gana a pesar que esta frase se repite ad nauseam en el estribillo. Otro estribillo espectacular, por cierto, mientras la canción, una de las más El Columpio Asesino que la banda ha grabado, vuelve a lanzar dardos a la clase política que «chupa del bote» y juega con la vida de los ciudadanos como si fuera un «simulacro».
La misma fórmula se repite en el primer single del disco, un ‘Vademécum‘ de aires psicodélicos que carga contra la industria farmacéutica y contra la obsesión de la sociedad con las pastillas, y que en un punto roza la conspiranoia marca Miguel Bosé («en busca estoy del bienestar / alguien nos quiere controlar / no quiero ser otro experimento más»). En lo musical, el grupo sigue apegado a un rock ácido y psicodélico pero también muy popero que recuerda a Los Brincos y a los Doors, y resulta especialmente 60s ese ‘Tutorial para villanos’ que trae consejos como «haz la guerra y crea confusión» o «si quieres gobernar la sinrazón, siembra caos y destrucción», tan aptos para esa clase política que ha resultado, en muchos casos, estar integrada por un montón de personas ineptas en lo profesional y en lo moral.
Entre otros estribillazos-mantra como el de ‘Tú a Boston y yo a California’, que trata sobre el «noble deporte» de hablar con desconocimiento de causa; divertidas canciones de «amor» al capitalismo y, concreto, a Jeff Bezos y Amazon y fantásticos desarrollos instrumentales como el de la mencionada ‘Tutorial para villanos’, en el que caben lo mismo trompetas que ritmos de country galopantes que pianos rockabilly; el grupo se supera a todas luces con su sátira sobre el conservadurismo religioso.
El título de ‘Queremos ir a misa’ alude al vídeo de aquella señora que intentó irrumpir en el Valle de los Caídos tras su cierre, y la letra podría haberla firmado ella misma, con denuncias dirigidas a un «señor Obispo» que desgraciadamente aún nos resultan demasiado actuales, como «la hegemonía se nos va», «una casilla de la renta para poco nos da», «con Franco esto no pasaba», «cualquiera puede ser maricón» o «las cosas que vas viendo solo pueden ser obra de Satanás», cosas como los «chicos que van de la mano», las «familias con dos madres» o los «tíos embarazados». La hecatombe universal capturada en un temazo de punk de los que Chaqueta de Chándal ya llevan unos cuantos. El futuro ya no mola pero ellos molan un rato.