Música

Los Planetas / Las canciones del agua

No queda claro hasta qué punto ‘Las canciones del agua’ es un recopilatorio o un álbum entendido como tal. El grueso del disco fue apareciendo entre 2020 y 2021: ‘La nueva normalidad’, ‘El negacionista’, ‘El antiplanetismo’, ‘El rey de España’ y ‘Alegrías de Graná’ ya eran de sobras conocidas antes de la edición de este largo. Da la sensación de que J y Florent nos han querido recompensar la paciencia recopilando estos singles. No obstante, sí que han sabido dotar a la obra de unidad.

Recomiendo leer la interesantísima entrevista con Manu Ferrón en Rockdelux, donde explican todo el entramado musical del álbum. Una de las claves que desvelan es su partición: una cara A granadina, romántica y luminosa. Una cara B donde incluyen esas canciones protesta escritas y grabadas al calor de los acontecimientos, que reflexionan sobre la sociedad que nos está dejando la pandemia: alienación, la amenaza del capitalismo… Abandonado en gran parte el discurso críptico habitual, J habla más claro que nunca. Estar de acuerdo o no con su discurso ya depende de cada uno.

Este reparto tan marcado nos deja un disco descompensado. La cara A es rutilante. La B palidece en comparación. «Canciones del agua» arranca con una de las canciones más fantásticas, evocadoras y hermosas que han parido J y Florent: ‘El manantial’. Adaptan un poema homónimo de Federico García Lorca de 1919; un hermoso canto a la naturaleza, en el que el poeta busca su unión con la misma. Los Planetas la convierten en una de sus magníficas canciones de inicio, un poco lo que ‘Islamabad’ era para ‘Zona temporalmente autónoma’. Esta vez la llevan hasta los 12 minutos; 12 minutos que no se hacen largos para nada. El piano de David Montañés (compinche en sus últimos conciertos) dibuja notas casi cercanas al pasodoble. Como bien apunta Manu Ferrón en RDL, remite a los acompañamientos que Lorca le hacía a la Argentinita y le otorga esa gran nota de diferencia en la obra de los granadinos. Y J canta tan claro, tan trasparente, remedando ese manantial… Sereno primero, con un torrente de emoción a medida que va transcurriendo el tema. Otro hito para el grupo.

‘El manantial’ te deja con el corazón en un puño, y las dos siguientes canciones coronan la emoción. La versión de ‘Se quiere venir’ saca a la luz toda la profunda melancolía de la original de Khaled. Los Planetas respetan su estructura rítmica, pero la disfrazan de balada flamenquita, y el resultado llena tanto de aflicción como de calor. ‘Alegrías de Graná’, que J define como «canción pop tocada de manera flamenca», es un sencillo romance amoroso: la típica canción que mil veces podrían hacer Los Planetas y las mil veces les saldría bien. Estos tres temas son el epítome de los Planetas románticos, los que te tocan el corazón, los que mantienen encendida a la afición. A partir de aquí, pero, la cosa baja un poco. ‘La Morralla’ es la canción bisagra entre las dos partes. Es una versión rockera de Carlos Cano. Funciona bien como homenaje, pero no acaban de llevársela a su terreno, no logran dar con el espíritu de reivindicación con alegría y sorna de la original.

La cara B “global” empieza con la ya conocida ‘La nueva normalidad’, escrita con Manu Ferrón. Una fantasía de venganza anticapitalista: los chavales de barrio contra las grandes corporaciones. Arranca divertida y su letra se puede seguir con interés, pero acaba fatigando su enumeración de marcas comerciales. Resulta mucho más interesante su melodía, los arreglos de viento de Jimi García, los efectos sonoros que le dan color de melodrama urbano. En una entrevista que publicaremos en unos días, J nos explica que su gran influencia a la hora de componerla fue Curtis Mayfield, la suavidad sonora con la que vestía tremendos temas de protesta social.

En ‘El negacionista’ parece que quieran resucitar las melodías y maneras de hits planetarios como ‘Nuevas Sensaciones’, pero queda extrañamente postizo y la letra se pierde en un batiburrillo, no se sabe bien del todo contra quién protesta. En ‘El rey de España’ hay dejes de Franco Battiato. La letra es irónica, pero un tanto moralista, aunque es muy gracioso escuchar a J cantar todo serio: “la culpa fue del Rock and Roll salvaje / esa música hecha por Satán / que te lleva a relaciones sexuales / y después te tienes que drogar”. Quizás el mayor defecto de este fragmento es el exceso de texto, que lo hace farragoso en conjunto. Y su sustento musical no es tan poderoso como el de la cara A. Que además los temas fueran ya de sobras conocidos elimina el factor sorpresa.

Pero en el último tramo de esta cara B llega el resurgir. ‘Apocalipsis Zombie’, otra de las piezas inéditas, recupera el aliento planetista. Es una de sus clásicas baladas indie-melancólicas, adornada con un órgano tipo Hammond de fondo. Actúa como una revisión de ‘Que no sea Kang, por favor’, pero mucho más narrativa. Tiene reminiscencias al universo de George A. Romero, pero también al de Parade. Y ‘El Antiplanetismo’ se sobrepone a su condición de tema ya quemado gracias a su ubicación como cierre del álbum: le da el toque mágico al disco, porque ahí colocada hace que todo cobre sentido. ‘El Antiplanetismo’ conjuga las dos vertientes del disco, lo local y la bonhomía con lo global y antipático, saqueando levemente el ‘Northern Sky’ de Nick Drake (que ya versionaran en 1997). Y aunque la canción parezca de entrada una “excusatio non pedita”, acaba siendo una bonita declaración de principios: en lugar de optar por lo beligerante, como en el resto de canciones de la cara B, Los Planetas optan por la reconciliación y hermanamiento en otra clásica y dulce tonada planetaria. Y es en su precioso y emocionante tramo final donde cobra su sentido último: “Velo en facebook, vente conmigo / A pasar una semana / en la playa y después decidimos (…) Si volvemos al domingo / O nos quedamos allí / Cantando, comiendo, fumando, bebiendo / Y haciendo lo que más te guste”.

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Publicado por
Mireia Pería