El chicle de Nina Simone (Warren Ellis)
Nick Cave lo ha contado muchas veces, en documentales y entrevistas. El 1 de julio de 1999, Nina Simone dio un concierto en Londres organizado por el músico australiano. Tras tomarse un tentempié a base de champán, cocaína y salchichas, la suma sacerdotisa del soul, enferma, sin casi poder andar (moriría cuatros años después), ofreció una actuación imponente, inolvidable.
Entre los extasiados asistentes al concierto estaba Warren Ellis, colaborador de Cave y miembro de Dirty Three. Al terminar la actuación, no se lo pensó dos veces: subió al escenario y se guardó el chicle que había pegado Miss Simone en el piano. La reliquia permaneció varios años envuelta en una toalla hasta que en 2019 fue expuesta como una pieza de museo -en un pedestal de mármol- en una exposición en Copenhague.
‘El chicle de Nina Simone’ gira alrededor de este objeto, en su doble faceta de reliquia y metáfora. Mezcla de autobiografía, ensayo y crónica de viajes (del camino que siguió el chicle), Ellis masca recuerdos y reflexiones con gran agilidad, gozoso eclecticismo y emotividad fan. El músico habla de su infancia y de cómo acabó el chicle de Nina en un museo, de su trayectoria en la música y de sus fetiches musicales, de su pasión por Simone y del concierto que marcó su vida para siempre. Todo ello acompañado con pantallazos de conversaciones por móvil, transcripciones de correos electrónicos y una fabulosa selección de fotografías. 7,5.
Ceniza en la boca (Brenda Navarro)
Narrada en forma de monólogo (o de diálogo con una misma), ‘Ceniza en la boca’ es una novela de formación vibrante y desgarradora, no exenta de una finísima ironía. Un viaje físico e iniciático marcado por el desarraigo, la xenofobia y la precariedad laboral. Una caída hacia la madurez, una interrupción forzosa de la adolescencia, llena de heridas, fracturas y amputaciones emocionales. 7,9.
El señor Wilder y yo (Jonathan Coe)
‘El señor Wilder y yo’ está ambientada durante el rodaje de ‘Fedora’ en Corfú. A través del protagonismo de una intérprete griega, el británico Jonathan Coe (‘¡Menudo reparto!’, ‘Expo 58’) retrata, con gran ingenio y encanto, la decadencia del genial director, su complicidad con el no menos genial guionista I. A. L. Diamond (autor de ‘Con faldas y a lo loco’, ‘El apartamento’ o la propia ‘Fedora’), y los profundos cambios que se estaban produciendo en Hollywood durante esos años con la irrupción de la “panda de la barba”: Spielberg, Scorsese, Coppola… Un homenaje cinéfilo teñido de melancolía que incluye un episodio fabuloso: la evocación de la huida de Wilder de la Alemania nazi contada en forma de guión cinematográfico. 8.
Los extraños (Jon Bilbao)
Bilbao demuestra su habilidad a la hora de combinar lo ordinario con lo extraordinario, para narrar el proceso de desintegración de un orden cotidiano, familiar, a través de la introducción casi imperceptible de un elemento desestabilizador, siniestro. Esa inesperada visita le permite al autor articular un relato casi de terror, de vampirismo emocional. Pero también reflexionar sobre la insatisfacción conyugal y el vacío existencial, sobre la necesidad que tenemos a veces de acercarnos a lo misterioso, a lo desconocido -ya sea un enigmático primo lejano o un extraño objeto volador- como forma de romper con la rutina diaria y recuperar cierta tensión vital, ciertas ganas de vivir. 7,5.
Batman: El largo Halloween (Jeph Loeb, Tim Sale)
De estas páginas ha salido la trama mafiosa de la película protagonizada por Carmine Falcone (el cómic está muy influido por ‘El padrino’), el relato detectivesco en busca de un misterioso asesino en serie, el juego del ratón y el gato con Catwoman y la idea para la secuencia inicial ambientada durante la festividad de Halloween. ‘El largo Halloween’ es un Batman con aroma a espaguetis y ambientación neo-noir, un relato criminal que va creciendo en intensidad y amenazas hasta explotar en un superlativo clímax final, durante la noche de difuntos, lleno de sangre y sorpresas. 8.