Emeli Sandé está contenta, en una etapa especialmente feliz de su vida. Se ha enamorado –de una mujer– y el álbum ‘Let’s Say for Instance’ es su manera de transmitírselo al mundo a través de unas canciones que desprenden ilusión, que suenan plenas y constructivas. Así se siente en el single ‘Ready to Love’, para cuya grabación se puso un montón de vídeos de Whitney Houston cuando cantaba mejor. Así se siente en letras como «jamás dejaré que vuelvan a destruirme de nuevo, créeme», como dice en el single ‘Family’, cuya producción tipo Autotune no es finalmente indicativa del álbum. Y así se siente en el hilo conductor de todo el álbum, que no evita altibajos emocionales.
Dejando de lado, en general, la balada más inocua, Emeli recupera el brío de aquel ‘Heaven’ con el que nos conquistó en 2013 en el ritmo drum&bass de ‘Look What You’ve Done’ junto a Yaykae y que vuelve a aparecer en la segunda parte de ‘Yes You Can’.
Pero en general, ‘Let’s Say for Instance’ se compone de producciones amables y medios tiempos, deudoras del trip-hop como ‘Oxygen’ o del R&B de TLC y Destiny’s Child, como ‘My Pleasure’. Por su diferencia en una secuencia de hasta 16 pistas -2 son más o menos interludios y reprises, eso sí- destacan un par de producciones que suenan muy frescas en sus manos.
Extraña mucho que ‘Look in Your Eyes‘ no haya sido uno de los singles promocionales de ‘Let’s Say for Instance’, pues es un registro que sienta como un guante a Emeli Sandé, con todo el groove y el funky que la otra Adele -Emeli también se llama Adele– no se decide a terminar de explotar. Un filón. También refrescante es ‘Wait for Me’, con una producción latina -lo justo- y una letra melancólica que es pura devoción también: «voy a echarte de menos / guardaré tu foto conmigo todos los días».
Las letras del álbum abundan en cosas así de sencillas. «Es verano siempre que vienes a verme», dice ‘Summer’, mientras los dos interludios presentan títulos que se refieren a fechas importantes en su relación, ‘July 25th’ y ‘September 8th’. Pero eso no implica que Sandé haya dado la espalda al mundo. En la última parte del álbum, ‘Another One’ supone la primera canción que ha decidido escribir como «mujer negra», sobre la muerte de George Floyd, y ha querido sucederla con la mencionada ‘Yes You Can’, su propuesta para mantener al pueblo unido. En esa línea reinciden las canciones finales: las palmas de ‘Brighter Days’, la inspiración en el final celestial de ‘Grease’ de ‘Superhuman’ y los mensajes de pájaros y pétalos de rosa de ‘World Go Round’.
Lejos de los días en que Emeli Sandé vendía 5 millones de unidades de ‘Our Version of Events‘, lejos de la presión de tener que igualarlos, Emeli Sandé ha construido un disco sobre la fuerza y el renacimiento. Las composiciones son más modestas, pero ella parece confortable en esta nueva era exenta de dramas. Lo explica muy bien en la letra del sencillo ‘There Isn’t Much’, un tema en el que se burla de que hayan intentado casarla «con un Mick o un John»…:
«Me compré un avión para ver cuán alto podía llevarme
He ido a la Vía Láctea pero no me ha llevado tan cerca
Ceno con el rey y con la reina, y juro que vivo mis sueños más salvajes
(…)
pero no importa a quien quiera
no importa lo que toque
me temo que no hay mucho
si no es contigo».