Uno de los conciertos más tempranos de la última jornada de Primavera Sound fue el de Soleá Morente. La madrileña actuó bajo el calor abrasador de la tarde, y alegró el ambiente con sus canciones de flamenco y rumba, como ‘El pañuelo de estrella‘, sin olvidar su magnífica versión de Raffaella Carrà. El público congregado en el concierto de Soleá era muy numeroso. Daba para llenar una sala. No ha sido tan habitual, en estos días de festival, ver a tanta gente llenando las primeras filas de un concierto tan temprano, pero no es ningún secreto que Soleá ha conquistado cuantiosos corazones.
El viaje hacia Tous para ver a La Zowi se pareció a la Odisea, solo que en lugar de sirenas escuchabas de fondo «LA ZOWI PUTAAA». Zoe Jeanneau montó una buena fiestuqui de trap y twerking en la que refulgieron las bases de ‘Sugar Mami’ o ‘Full Time’. La artista se mostró irritada por no poder completar su set a tiempo, lo cual no es la primera vez que sucede en esta edición. ¿Solo el público tiene acceso a los horarios en los que toca cada artista?
En un universo completamente opuesto al de La Zowi, Arooj Aftab dio uno de los conciertos más emocionantes vistos en el festival. Acompañada por un violoncello y un arpa, Arooj presentó las mágicas canciones de su disco ‘Vulture Prince‘ mientras la agradable brisa de la tarde refrescaba el ambiente. Su voz, suave como la mantequilla, acariciaba cada nota con un gusto y una elegancia que ponía los pelos de punta, y los solos de la arpista provocaban arrebatados aplausos. Canciones como ‘Mohabbat’ o ‘Last Nite’ cobraron una nueva vida en directo. Capaces de introducirte en un trance, transmitían tristeza y felicidad de manera igualmente profunda.
En contraste, las interacciones de Arooj con el público estaban llenas de humor. Bromeó con que al público le aplaudía más a la arpista que a ella, expresó con sorpresa que aún no se había acabado su botella de vino, comentó secamente que acaba de ganar un Grammy y explicó que su objetivo es «reinventar la música triste y hacer que suene sexy». Pero no sé si es tan sexy. Sí es escalofriante y hermosa, y si nadie más terminó derramando lágrima durante el concierto como me pasó a mí, estoy convencido de que, por lo menos, a todo el mundo congregado en el escondido escenario Ouigo le dio la sensación de haber encontrado un tesoro.
A la inversa, la mera presencia de Sky Ferreira en el escenario no salvó su concierto del desastre. Parece que hay que darle las gracias simplemente por salir y no cancelar en el último minuto, es decir, por tener un mínimo de profesionalidad, pero el problema no es solo que Sky saliera 10 minutos tarde que parecieron 2 horas de la tensión que se percibía en el ambiente, es que el concierto no parecía ni ensayado. La primera canción, ‘Boys’, se tuvo que abandonar porque los instrumentos no sonaban como tocaba, y Sky llamaba la atención continuamente a su equipo de sonido para que arreglara un problema. La artista incluso se vio obligada a pedir tiempo extra para poder cantar ‘Everything is Embarassing’… solo para olvidar parte de la letra. Realmente el concierto pareció un ensayo, solo que con público presente.
El set de Sky lo salvó su público. Y sus canciones. Desde luego no ella caminando por el escenario con menos energía que una ameba. Sin embargo, y pese al caos visto en escena, me resultó imposible no cantar a grito pelado canciones como ‘I Blame Myself’ o ‘Nobody Asked Me (If I Was Okay)’ simplemente porque son H-I-M-N-O-S que tenía muchas ganas de escuchar en vivo. Sky cantó más o menos bien, pero las canciones funcionaron porque el público les daba fuerza. La buena noticia es que sonaron canciones nuevas, entre ellas el single ‘Don’t Forget
‘ y la balada ‘All My Lovers Die’. Quedan intactas las esperanzas por el disco.Quizá cautivado por el «mito» de Sky Ferreira, no me quise perder un minuto de su concierto, con la mala suerte que me salté la mitad del de los Yeah Yeah Yeahs. Cuando llegué al área de los escenarios principales ya llevaban un rato tocando y resultó imposible acercarse mínimamente al escenario debido a la masificación. Me conformé con ver el concierto desde las pantallas, y presencié a una Karen O pletórica, a una divaza absoluta sobre el escenario, que no dudó en recordar los tiempos en que simplemente soñaba con ser una estrella del rock. ¿A cuántas personas habrá inspirado? Seguramente desde las primeras filas hits como ‘Maps’, ‘Zero’ o ‘Heads Will Roll’ sonaron especialmente atronadoras, pero el carisma de Karen O traspasaba las pantallas.
Otro de los conciertos más esperados de la noche fue el de Angèle. La francesa dio un concierto muy pop, con mucha coreografía, aunque el nivel de los bailes se acercaba peligrosamente a los vistos en Drag Race, como se escuchó comentar por ahí. Destacaron los visuales psicodélicos y las canciones sonaron muy bien. Además, la cantante dedicó un tema a los gays y dijo que el Orgullo se debería celebrar todo el año.
Tras el espectáculo de Jessie Ware hubo que decidir entre Sen Senra o Megan Thee Stallion. El gallego presentó nuevo tema en directo, ‘Aroma’, pero yo en realidad me decanté por Megan, que sorprendentemente se ventiló ‘WAP’ al principio de su show. La rapera derrochó carisma sobre el escenario mientras el público brincaba al ritmo de temas como ‘Bodies’ o ‘Savage’. Dejó buen sabor de boca como colofón del Primavera antes de las sesiones.