Son buenos tiempos para Rina Sawayama. La cantante británico-japonesa está a punto de alcanzar el top 2 de álbumes en Reino Unido con su segundo álbum, ‘Hold the Girl’. Además, la artista va a aparecer en la cuarta entrega de la saga de acción ‘John Wick’ junto a Keanu Reeves. Y si son buenos tiempos para Rina, lo son también para el mundo, que no va precisamente sobrado de referentes asiáticos en el universo pop. La figura de Sawayama puede ser muy influyente. De hecho, ya lo ha sido, al haber logrado cambiar las reglas racistas del Mercury Prize, el premio musical más prestigioso de Reino Unido. No extraña que el mismísimo Elton John se cuente entre sus admiradores y colaboradores.
Todo esto hace preguntarnos por qué ‘Hold the Girl’ no es mejor de lo que es. La razón es que es un pastiche bastante evidente de mil cosas, lo cual no es necesariamente malo. De hecho, su debut ‘SAWAYAMA’ ya lo era y fue uno de los mejores álbumes de 2020. Sin embargo, a ‘Hold the Girl’ le pesa cierta falta de imaginación en melodías y producción. Miras la portada y, desde luego, esperas algo un poco más revolucionario que ese refrito de ‘Born this Way’ y de Shania Twain que es ‘This Hell’, en mi opinión, una de las peores canciones del año. Afortunadamente, ‘This Hell’ también es la peor canción del disco.
No suele ser buena señal que el primer single de un disco sea lo peor que este tiene que ofrecer, pero ‘This Hell’ no deja de ser un cebo populista, la típica canción que esperas de un aspirante a Eurovisión que luego o no se clasifica en la final o queda en último lugar, no de una pop star de primer nivel que, además, tiene mucho que demostrar en su segundo disco. La misma observación se puede realizar de la producción trance de ‘Holy (Til You Let Me Go)’ o de las guitarras a lo Cadena Dial de ‘Phantom’, tan sumamente anacrónicas que tienes que comprobar que el calendario no ha retrocedido 20 años en el tiempo al escucharlas.
Todo ‘Hold the Girl’ adolece del mismo problema, en caso de que consideres que copiar estilos pasados descaradamente sea un problema o una simple decisión artística tan loable como cualquier otra. Rina ha adoptado esta fórmula desde el principio de su carrera y, cuando las canciones acompañan, no hay nada que objetar.
Ahí está, por ejemplo, el corte titular, un pastiche entre las melodías dramáticas de Lady Gaga y el beat garage de ‘Beg for You’, su reciente colaboración con Charli XCX que, por lo menos, sonaba más a 2022. Aun así, ‘Hold the Girl’ funciona. También lo hace, en un estilo completamente diferente, ‘Catch Me in the Air’, un homenaje declarado a los Corrs que podrá los pelos de punta a quien se deje. El punk-rock a lo 2006 de ‘Hurricanes’ es otro acierto y, ojo, juraría que la balada acústica ‘Send My Love to John’ no se corta en reproducir exactamente los acordes del ‘Xtatic Process
’ de Madonna y la melodía de ‘hookup scene’ de Kacey Musgraves, pero la canción es tan bonita que termina dando igual.‘Send My Love to John’ es también una de las pistas más importantes de ‘Hold the Girl’ y demuestra por qué vale la pena escuchar a Rina: sus temáticas son genuinamente personales y originales. La canción está escrita desde el punto de vista de una madre inmigrante que manda recuerdos al novio de su hijo, que es gay, y se disculpa con él por no apoyarle debido a sus creencias religiosas. Un mensaje que a la propia Rina, que es queer, le habría gustado recibir. ‘Catch Me in the Air’ habla sobre su relación con su madre, que la crió sola, y sobre cómo se han apoyado mutuamente.
Gran parte de ‘Hold the Girl’ se dedica precisamente a realizar un ejercicio de «reparenting» después que Rina haya recibido terapia para trabajar sus traumas provocados por el racismo o la homofobia. Si la balada a lo musical de ‘Minor Feelings’, inspirada en una colección de ensayos de la autora americano-coreana Cathy Park Hong, abre el álbum recordando la discriminación que sufre la población asiática, en la siguiente pista, ‘Hold the Girl’, Rina no espera a proteger su niña interior. A lo largo del álbum, Rina se reencuentra con sus traumas (‘Frankenstein’) y se compadece de sí misma (‘Forgiveness)’, pero no deja de mostrarse desafiante con esas personas que le discriminan por ser queer. En ‘Holy (Til You Let Me Go)’ canta que «con las piedras que me tirasteis me construí una catedral», entre campanas eclesiásticas.
Las letras de Rina presentan rimas como «estoy intentando ser normal, pero el trauma es inmortal» y poéticamente no van más lejos de hacer referencia a «flores que mueren» y «cielos azules» (‘To Be Alive’). Sin embargo, la visión de Rina no es la de cualquier otra persona, y esto se refleja en sus textos, muchos de los cuales cuentan experiencias que no suelen tener cabida en las canciones de pop, como el corte a lo Nine Inch Nails de ‘Your Age’, donde Rina cuestiona las decisiones tomadas por ciertos adultos después de haber alcanzado su edad, afirmando haber «sobrevivido un suicidio social».
‘Hold the Girl’ nunca llega a ser un excelente disco de pastiche ni el trabajo más confesional de la historia, pero, en él, Rina se reafirma en su posición de reciclar sus sonidos favoritos del pop y presentarlos desde una visión que, en los 2000, en la época en que se crió, no estaba tanto sobre la mesa como ahora. Y lo hace sin miedo a probar de todo: si ‘Imagining’ le da al garage y al piano house y se atreve incluso a «pitchearle» la voz, ‘Frankenstein’ apuesta por el bubblegum punk y ‘Phantom’ por el baladón a lo Avril Lavigne. ‘Hold the Girl’ es un disco valiente… solo se echa en falta cierto factor sorpresa que no dé la sensación que ya lo has escuchado todo antes, y mejor.