Tras más de dos décadas apartado del fantástico, desde ‘eXistenZ’ (1999), David Cronenberg regresa al género que le encumbró como director. ‘Crímenes del futuro’ -título que recupera de su anterior mediometraje ‘Crimes of the Future’ (1970)- es pura ciencia ficción, una película cuya iconografía y discurso remite a muchos de sus trabajos más icónicos. El Cronenberg del horror corporal, la “nueva carne” y el fetichismo sexual extremo (“la cirugía es el nuevo sexo”, dice el personaje de Kristen Stewart) ha vuelto. Veamos sus pros y contras:
Lo mejor de ‘Crímenes del futuro’
1. La cantidad de ideas sugerentes que pone Cronenberg sobre la mesa (de operaciones). ‘Crímenes del futuro’ amplía muchos de los temas que han aparecido en su filmografía: el transhumanismo biotecnológico y su intento por controlarlo de ‘Videodrome’ o ‘eXistenZ’, la idea de la belleza de los órganos internos de ‘Inseparables’, el fetichismo por las secuelas de las operaciones quirúrgicas y los ambientes clandestinos de ‘Crash’… Todo un corpus temático, lleno de las más reconocibles obsesiones del director, al que hay que añadir un nuevo elemento: la idea de la modificación corporal como performance artística (hay un guiño explícito a la artista Orlan y sus implantes corporales subdérmicos). [Nota: si no eres muy aprensivo, te recomiendo el documental ‘Orlan, carnal art’].
2. Su fascinante imaginería fantástica, realzada por la música del gran Howard Shore. Cronenberg mezcla lo orgánico con lo tecnológico, la cirugía con el sexo, la sofisticación del mundo del arte de vanguardia con la marginalidad urbana… Todo ello para crear una serie de artefactos, espacios e imágenes enormemente sugestivas, sensuales y perturbadoras. Un personalísimo universo estilístico y expresivo que se ve amplificado por la inquietante banda sonora de Shore, su más antiguo y fiel colaborador.
3. Viggo Mortensen. Hasta la llegada de Cronenberg, Mortensen era poco más que Aragon para la industria del cine. Tras sus papeles en ‘Una historia de violencia’ (2005) y ‘Promesas del este’ (2007), por los que le llovieron premios y nominaciones, se convirtió en el reputado actor que es ahora. En su cuarta colaboración con el director, ha vuelto a crear un personaje fabuloso (secundado por las también estupendas Lea Seydoux
y Kristen Stewart). Mortensen, magnético y vulnerable, encarna a un artista de body art capaz de generar nuevos órganos internos. Un hombre en proceso de transición que se debate entre el rechazo de su mutación, reformulada con fines artísticos, y la aceptación de su nueva condición, de su “nueva carne”.Lo peor de ‘Crímenes del futuro’
La extrema intelectualización de la película. Cronenberg es un cineasta más de ideas que de personajes, de conflictos intelectuales –brillantísimos, eso sí- que dramáticos. Sin embargo, siempre ha logrado establecer una conexión emocional con el público, por pequeña que fuera. En ‘Crash’, por ejemplo, accedemos a un submundo sórdido y enfermizo a través del protagonismo de una pareja que descubre esa realidad al mismo tiempo que el espectador. El director nos lleva de la mano hacia lo ominoso a través de esos dos personajes. Nos identificamos, en mayor o menor medida, con ellos.
En ‘Crimes of the Future’, sin embargo, no es así. Aquí no hay puertas de entrada ni asideros dramáticos. Cronenberg nos suelta directamente en un entorno urbano impreciso y decadente, plagado de personajes marginales que se dedican a teorizar sobre arte, sexo, post-humanismo, crisis climática y control social. El director se mete en nuestra cabeza como un filósofo superdotado y un creador de imágenes único. Pero, sin embargo, no es capaz de arañar nuestra piel.