Alex G es uno de los cantautores estadounidenses más queridos por la crítica de los últimos años. Le avalan casi una decena de discos muy bien valorados y el apoyo de artistas como Frank Ocean, con el que ha colaborado. El estilo de composición de Alex G es totalmente peculiar y único e impregna todos y cada uno de sus obras. Es autor en el sentido más bonito y artístico de la palabra. Y, como tal, ha conseguido generar un culto en torno a su figura del que él rehúye, como todo buen artista de culto, aislándose en su propio mundo.
En realidad, Alex Giannascoli es un muchacho cualquiera de 29 años al que le ha tocado la fortuna de que su música guste a muchísima gente. Más que aislarse, simplemente mantiene su vida privada al margen de la profesional. Esto, a ojos del público, genera un enigma en torno al compositor. Sin embargo, su música habla por sí sola y canciones excelentes como ‘Treehouse’, ’Brite Boy’ o, mi favorita, ‘Southern Sky’, prometen quedarse con nosotros durante mucho tiempo.
En ‘God Save the Animals’, nuevo álbum de Alex G, hay algunas buenas canciones. ‘After All’ y ‘Miracles’ no dejan de ser dos composiciones 100% Alex G en el mejor de los sentidos. ‘Runner’ es nada más y nada menos que el single más claro del disco, con su sonido de Americana ligera. ‘No Bitterness’ se acerca a ser una de las mejores pero le faltan unos minutos más en el horno. ‘Forgive’ cierra el álbum con su melodía más sentida.
Sin embargo, muchas otras acusan una evidente falta de inspiración. Ahí están las desganadas ‘Cross the Sea’ y ‘Early Morning Waiting’, los susurros de ‘Blessing’, el aburrido indie-rock de ‘Ain’t it Easy’ o ‘S.D.O.S’, más atmósfera que canción. Algunas parece que van a convertirse en canciones excelentes, como ‘Immunity’ o ‘No Bitterness’, pero nunca lo hacen. Parece claro que ‘House of Sugar
‘ sigue siendo su mejor disco.‘God Save the Animals’ es el trabajo más espiritual de Giannascoli. Si bien él afirma no tener una creencia propia, asegura que la espiritualidad de sus amigos y conocidos le ha inspirado en la creación del disco. Así, en ‘God Save the Animals’ hallamos continuas referencias a Dios desde su mismo título, pero también a lo largo del corpus lírico, por ejemplo en el inicial country-folk de ‘After All’, donde Alex canta que Dios ha permanecido con él a las buenas y a las malas. Hay un corte llamado ‘Mission’ inspirado en las misiones cristianas, otro ‘Miracle’ que habla de “milagros y cruces” y otro que parece referirse a Dios con el término de “maestro” .
En el álbum prevalece una energía apacible donde tiene cabida la gratitud (‘Blessing’), el amor y el perdón (‘Forgive’), y las letras pueden hablar de sentirse “desnudo en mi inocencia” y de ser capaz de “cruzar los mares” por amor. Incluso cuando las historias nos hablan de adicciones (‘Immunity’) o de ansiedades conyugales (‘Early Morning Waiting’), las canciones de Alex G suenan calmas y tranquilas, como iluminadas por esa misma bondad, esa fe intuitiva.
Como de costumbre son las «decisiones artísticas interesantes», las idiosincrasias y sensibilidades melódicas y compositivas de Giannascoli, las que hacen de ‘God Save the Animals’ un trabajo peculiar. Ahí está la voz «pitcheada» de ‘After All’, la voz más grave de ‘Runner‘, la mezcla de güira y voces de inframundo de ‘S.D.O.S’, la voz aniñada que después se sumerge en distorsión en ‘No Bitterness’, de nuevo la voz «pitcheada» de ‘Immunity’, que pasa de una primera parte con autotune y cuerdas a una más jazzy y lo-fi… No obstante, se echan en falta canciones más sólidas. La sensación general que deja ‘God Save the Animals’ es que el culto no se termina de justificar esta vez.