The Afghan Whigs prosiguen con su feliz regreso sin dar ninguna muestra de fatiga. No sólo eso, sino que es probable que este ‘How Do You Burn?’ sea el mejor disco de esta especie de “trilogía de retorno” y el que más les acerca a su época dorada en los 90.
Como toda la obra de los Whigs, se sitúa en un marco atemporal de rock y soul. Esta vez le han dado una pátina aún más brillante, más pop respecto a ‘In Spades’ o ‘Do the Beast’. El sonido de ‘How Do You Burn?’, obra de Greg Dulli y de Christopher Thorn, es más nítido y clásico respecto a discos anteriores. No en vano, Fleetwood Mac es uno de los nombres más invocados en su web. Esta factura también hace destacar (aún más) la portentosa voz de Dulli, que aumenta su ya importante carga dramática para narrar unas canciones cinematográficas, puros thrillers de carreteras abiertas y polvorientas.
Y además está la voluntad de querer mostrar alguno de los temas más pegadizos y accesibles de su carrera. La tríada inicial es de aúpa. ‘I’ll Make You See God’ es un pepinazo que muerde, lleno de furia y cataratas de guitarras hard rock, cercano a los Queens of the Stone Age. En ‘The Getaway’ asoman unos sutilísimos arreglos orquestales y nos retrotraen los Beatles
psicodélicos, con el plus de poder escuchar al añorado Mark Lanegan de segunda voz. En ‘Catch a Colt’ los coros de Susan Marshall, que ya participó en ‘1965’, llenan de furia y brillo extra esta pieza de pop poderoso y dramático que haría palidecer de envidia a los U2.Luego los Whigs se toman el disco con más calma. Las películas oscilan entre el blues de los Gutter Twins (‘Jjya’), la balada tierna ribeteada de órgano Hammond en que Dulli se quiebra (‘Please, Baby, Please’) o la épica bien llevada (saludos a U2 de nuevo) en ‘A Line of Shots’. Pero para pieza mayorcísima, ‘Domino and Jimmy’, donde recuperan a Marcy Mays, voz de la legendaria ‘My Curse’ en ‘Gentleman’, que abre de manera emocionantísima esta torch song expansiva. Marcy prácticamente se come con patatas a Dulli, lo que ya dice mucho y bueno de su capacidad vocal y expresiva.
El cierre es quizás un poco demasiado más suave de lo esperable tras tremenda sacudida emocional, pero ninguno de los tres temas finales contradicen la capacidad de The Afghan Whigs de parir diez canciones recias, clásicas y sexys en solo cuarenta minutos. No necesitan más para sentar cátedra.