Música

Christina Aguilera / Stripped

Un meme recurrente de Christina Aguilera en internet es aquella entrevista que ofreció en 2010 donde comentó que las pobres ventas de ‘Bionic‘ se debían a que «quizá fue un disco demasiado adelantado a su tiempo para algunas personas». Christina nunca ha sido la mayor vanguardista del pop y no creo que ‘Bionic’ fuera la modernidad hecha disco (aunque ‘Elastic Love’ fue un hit en un planeta imaginario) pero, cuando se trata de valorar su obra, a veces se la ha menospreciado injustamente. Porque Christina no fue solo la voz de su generación… entre 2002 y 2006 también publicó dos álbumes enormes que merecen mayor reconocimiento del que se les concede hoy en día.

Ni ‘Back to Basics‘ (2006) ni ‘Stripped’ (2002) suelen aparecer en las listas de lo mejor del pop de ninguna revista especializada: no lo hicieron ni en la de The Guardian, ni en la del libro de Jenesaispop, ni siquiera en la lista de mejores discos hechos por mujeres de NPR. ¡Entre 150! El consenso parece ser que Christina es una gran cantante pero que nunca ha publicado una obra maestra que merezca pasar a la historia. Y yo, defensor de las causas perdidas, impugno esta afirmación. Especialmente ‘Stripped’, que este otoño ha cumplido 20 años desde su edición el 22 de octubre de 2002, es un disco que marcó a una generación y que, tanto tiempo después, pervive como la gran declaración artística de Aguilera por muchos motivos.

A finales de 2000, Christina estaba preparada para deshacerse de su imagen de cantante de teen-pop, que no iba con ella. El impacto cultural de Britney Spears le había llevado por ese camino por decisión de su mánager, pero ella no estaba contenta ni con su imagen ni con la música que estaba haciendo. En ese momento su repertorio se componía -aparte de la excelente ‘Genie in a Bottle’- de canciones ñoñas y formulaicas que había grabado por decisión de otros, como ‘I Turn to You’ o la tremendamente cursi ‘Pero me acuerdo de ti’, que ella sentía no le representaban. Por no hablar de que llega a publicar un disco navideño con tan solo un año de carrera. Por suerte para Christina, el éxito de su debut homónimo, de ‘Mi reflejo’ y de ‘Lady Marmalade’ supone que el sello le dé carta blanca para que, en su tercer disco, haga lo que le dé la gana. Lo primero que hace es cambiar de mánager y, de ahí, tomar las riendas de su carrera.

El concepto de ‘Stripped’ ya está claro en la cabeza de Christina cuando la artista lo empieza a concebir a finales de 2000. La cantante quiere «desnudarse», mostrar su lado vulnerable y hablar sobre temas que antes no se le ha permitido abordar. Esto significa que escribe la mayoría de letras y, sobre todo, que es la principal supervisora del proyecto. Aguilera pasa casi dos años en el estudio trabajando con compositores y productores como Scott Storch, Linda Perry, Dave Navarro de Jane’s Addiction, Alicia Keys o Glen Ballard (productor de ‘Jagged Little Pill‘), y del trabajo con gente tan diversa nace un álbum mastodóntico, de 20 pistas e igual de diverso, que pasa del hip-hop a la balada, de la balada al rock, del rock a los ritmos latinos, de estos al gospel… sin ningún tipo de prejuicio. Algo que hoy nos parece de lo más normal pero que, en ese momento, se critica por su «falta de concentración».

Había algo de razón en aquello: el primer single de ‘Stripped’ fue ‘Dirrty’, un bombazo hipersexual que borró de un plumazo la imagen dulce que Christina había presentado hasta ese momento. ‘Stripped’ efectivamente no era un disco dulce, pero tampoco era mayormente sexual sino que, sobre todo, mostraba diversas facetas de la vulnerabilidad de Christina, lo cual implicaba que se «desnudara» de diferentes maneras. ‘Walk Away’ ofrece, tan pronto como en la pista 3 del disco, 6 pacientes minutos de desgarrado soul que anticipan una ruptura («fui tan ingenua, tu amor fue como el caramelo, artificialmente dulce, me engañaste con tu envoltorio»). Christina, que rompe con su novio durante la grabación de ‘Stripped’, dedica varios temas al fin de su noviazgo y, por ejemplo, ‘Impossible’ es la historia de una relación marcada por la distancia emocional. Compuesta por Alicia Keys, Aguilera convierte la frase «cómo puedo darte todo mi amor» en un exorcismo, sobre todo en directo. Su voz, un híbrido de Etta James y Whitney Houston, es idónea para interpretar las emociones más desgarradas y es en esta época cuando Christina se convierte definitivamente en la «voz de una generación» y en una de las voces más imitadas (y envidiadas) por concursantes de American Idol y Operación Triunfo. La interpretación de ‘The Voice Within‘, otro de los grandes baladones de esta era, en programas como los citados, es casi una tradición que llega hasta nuestros días.

Si por algo pasa a la historia ‘Stripped’ es por suponer una ruptura con las reglas de la industria. Es un disco paradigmático de lo que significa romper lazos y buscar tu propio camino, por lo que ha sido influyente en estrellas del pop posteriores como Selena Gomez o Demi Lovato, que han pasado por la misma experiencia pues, como Christina, vienen de la factoría Disney. En el single de hip-pop ‘Can’t Hold Us Down‘, que no puede ser más «cool» en el sonido tipo Timbaland de su beat y en la aparición estelar de Lil’ Kim, hoy más reivindicada que nunca, Christina se postula ya como icono feminista, al protestar contra esa cosa, el «mainsplaining», que ya existía antes de que emergiera este concepto. En el rockero ‘Fighter’, otro de los singles icónicos de la era, Christina declara que el trauma de su «infancia abusiva» le ha hecho «más fuerte». Y, en la canción folk ‘I’m OK’, inquietante en su uso de cuerdas desafinadas, la cantante ahonda en esas mismas vivencias al describir los episodios de violencia que presenció por parte de su padre hacia su madre cuando era niña. Christina nunca habría podido cantar sobre estos temas sin romper antes con lo anterior, y la decisión le salió bien: ‘Stripped’ vendió 12 millones de copias. Claro que fue gracias especialmente a un single.

Hoy la importancia de la salud mental es una conversación que está sobre la mesa. Christina no es ninguna revolucionaria pero ‘Beautiful’ sí puso su grano de arena en la visibilización del colectivo y en la enarbolación de la idea de que debemos aceptarnos tal y como somos, sobre todo gracias a su videoclip, que mostraba una pareja gay besándose y explora temas como los desordenes alimenticios y la diversidad de cuerpos. Esta composición a piano de Linda Perry salva los muebles de ‘Stripped’ en Estados Unidos cuando ‘Dirrty’ se estanca en el Billboard (nunca pasa del top 40, aunque sí es un gran éxito en Europa) y se convierte en la canción insignia de Aguilera. A nivel global es el octavo mayor éxito de 2003, y ‘Stripped’ coloca otros dos singles en la lista, ‘Fighter’ (26) y ‘Can’t Hold Us Down’ (30). Curiosamente, ‘Dirrty’ no aparece en todo el top 40, pero se ha revalorizado con los años, pues hoy suma cerca de 200 millones de reproducciones en Spotify. De hecho, Christina abre con ella sus conciertos, como el visto en Mallorca Live, en el que Aguilera ofrece una interpretación de ‘Beautiful’ que quita el aliento.

Si para algo sirvieron también los sencillos de ‘Stripped’ es para abrir la puerta de entrada hacia un álbum ambicioso, épico, tan largo y variado que prácticamente admite la calificación de ópera rock (¿o más bien ópera pop?), y que se deshace decididamente de cualquier retazo adolescente para entrar en el mundo adulto. ‘Infatuation’, precedida en ‘Stripped’ por un interludio en el que Christina cuenta la historia de su relación con «un puertorriqueño que me robó el corazón», es la canción latina de ‘Stripped’ y el éxito perdido del largo. ‘Loving Me 4 Me’ una «quiet storm» de R&B que se acerca a la perfección. ‘Get Mine, Get Yours’ el momento pop que llega cuando más lo necesitas. En el tramo medio destaca especialmente ‘Soar’, otra canción que nos anima a aceptarnos tal y como somos y a «encontrar nuestro propio camino» y que, con su arreglo orquestal, coros góspel y actuación vocal de Christina, construye uno de los clímax más «elevados» del disco. Menos convincente es la ñoña ‘Cruz’, que conecta más bien con la etapa de Christina previa a ‘Stripped’, pero ‘Make Over’, que recibe una demanda por su sample no autorizado de ‘Overload’ de Sugababes, tiene un punto 60s, garajero y psicodélico que aporta una visión diferente.

‘Underappreciated’, uno de los cortes más jazzy, no versa sobre lo «infravalorada» que se siente Christina en la industria, sino dentro de una relación, pero bien podría estar hablando de lo primero. ‘Stripped’ es un álbum enormemente generoso en muchos sentidos: en el vocal, en el lírico, en el abanico de estilos explorado. Pero, sobre todo, es un álbum generoso a nivel vocal, un trabajo en el que Christina, dispuesta a explorar nuevos registros y a usar su voz de manera más libre que en obras anteriores, regala interpretaciones titánicas y sublimes tanto en las baladas (la portentosa ‘Walk Away’ hace pensar en la mejor Etta James) como en los cortes uptempo (el salvaje final de ‘Dirrty’). No hay más que escuchar la pista final, ‘Keep on Singin’ My Song’, una canción vocalmente tan exigente que Christina no la canta en directo hasta hace muy pocos años.

En la era de los CDs y la piratería, cuando no existía el streaming, no estábamos tan acostumbrados a las playlists ni al botón de aleatorio y, para llegar al final de un álbum, a veces, había que ponerle muchas ganas, la canción final de un disco de 20 pistas está abocada a pasar desapercibida. Sin embargo, ‘Keep on Singin’ My Song’ es la recompensa después de un largo viaje, el momento en que, después de abrirse en canal, de remover todas sus miserias personales, Christina «cambia la perspectiva» y decide que no va a «regodearse en el dolor», que no va a dejar que nadie le pise y que va a ser feliz. La canción, en clave de soul, se va creciendo poco a poco hasta que alcanza el Everest vocal del disco, una descarga de piruetas vocales que ni el Circo del Sol y que Christina realiza encima de una base drum n’ bass… a la que se suma un coro góspel. La idea funciona y pone la guinda del pastel a un disco que, en este momento, se atreve a ir más lejos incluso de lo que pensabas.

La portada de ‘Stripped’ muestra un retrato de cuerpo entero de Aguilera en el que la cantante aparece semi desnuda. Solo su cabello, adornado con extensiones negras, tapa sus senos, mientras el pantalón tejano lleva cosida la entrepierna con hilo negro, por lo que la parte genital de la artista sobresale claramente. La portada, una de mis favoritas del pop de todos los tiempos, no puede ser más indicativa de lo que el disco contiene: Christina no solo se «desnuda» física y emocionalmente sino que, también, nos da un ejemplo de empoderamiento y feminismo. En años posteriores, Aguilera entregará otro álbum titánico (‘Back to Basics’), perderá la llama creativa (‘Lotus‘) y la recuperará más o menos (‘Liberation‘), pero ‘Stripped’ quedará siempre como su «statement» definitivo.

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Publicado por
Jordi Bardají