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Hatchie / Giving the World Away

Lo mejor: ‘Lights On’, ‘This Enchanted’, ‘Quicksand’
Te gustará si te gustan: Saint Etienne, New Order, Carly Rae Jepsen
Escúchalo: Youtube

“Si tuviera todo lo que quería, ¿querría más? / ¿Seguiría luchando si no queda nada por lo que luchar? / A veces siento que me estoy hundiendo en arenas movedizas”, reflexiona Hatchie en ‘Quicksand’, uno de los cortes más deslumbrantes de su segundo disco ‘Giving the World Away’. Estas cavilaciones agridulces muestran un lado más maduro en sus letras que lo que habíamos escuchado hasta ahora. Crecer supone también cuestionarse el porqué de todo esto, si realmente sirve para algo perseguir un sueño cuando nada parece tener demasiado sentido.

La producción que acompaña a la canción, y en general a la mayoría de este trabajo, apuesta por la música dance de los 90, el baggy y la neo-psicodelia de una manera a la que Hatchie no se había acercado antes. En ‘Giving the World Away’ encontramos algunas de las canciones más eufóricas a nivel sonoro de Hatchie y, también, sus letras más oscuras.

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No es que la base shoegaze en la que se sustentaba su música haya desaparecido, sino que ha evolucionado. No hay tanto del dream pop azucarado –aunque algo sí- de ‘Sugar & Spice’, su prometedor EP debut, como sí lo hay de las texturas jangle pop o de dance alternativo que se intuían en el más guitarrero ‘Keepsake’, su irregular primer largo. Aquí, continúa explorando aquellos caminos, pero embarcándose, además, en una búsqueda de nuevos sonidos y nuevas texturas.

En ella, hay ocasiones en las que se pierde, dando lugar a momentos que, aunque agradables de escuchar, no aportan nada particularmente memorable a la secuencia. De hecho, la mayoría del disco se mantiene en una línea algo monótona, donde la producción parece estar a punto de alcanzar puntos realmente excitantes que, finalmente, no consigue llegar a ellos. Canciones como ‘Twin’, ‘The Key’ o el tema titular, nunca terminan de despegar pese a sus bonitas melodías e ideas interesantes.

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Sin embargo, cuando sí despega, vuela muy alto. El disco comienza de manera sobresaliente con el contagioso dream pop de ‘Lights On’, una sofisticada producción que demuestra lo lejos que puede llegar la australiana cuando le salen bien las cosas. Le sigue la embriagadora ‘This Enchanted’, el primer single del álbum y una de las mejores canciones del año pasado. La mencionada ‘Quicksand’ ofrece uno de los mejores estribillos que ha firmado nunca, y cuenta con un electrónico e irresistible puente instrumental. ‘The Rythm’, en la que se puede apreciar una clara influencia de Saint Etienne y New Order, es algo menos redonda, pero igualmente admirable en su voluntad creativa, mezclando la dulzura melódica marca de la casa con una producción agresiva.

En ‘Giving the World Away’ conviven unos pocos destellos excelentes con varios pasajes en los que se echa de menos más inspiración. Hatchie es capaz de crear canciones atractivas y envolventes, pero aún no controla al completo el formato largo. Pese a que su estilo es característico y personal, parece que todavía no ha terminado de encontrarse como artista. Y aunque esto no sea siempre satisfactorio, hay algo bonito en ver a un cantante buscándose, probando cosas nuevas, a veces acertando y otras fallando. En este segundo álbum hay grandes ideas, vocación artística, y, sobre todo, mucho por lo que confiar en que el próximo sea mejor.

<strong>Lo mejor:</strong> ‘Lights On’, ‘This Enchanted’, ‘Quicksand’<br> <strong>Te gustará si te gustan:</strong> Saint Etienne, New Order, Carly Rae Jepsen <br> <strong>Escúchalo:</strong> <a href="https://www.youtube.com/watch?v=azPYg7N9leo">Youtube</a>Hatchie / Giving the World Away